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¿Es la arquitectura siempre política?

De los Ángeles a Guayaquil. De Madrid a Dublín. De Hong Kong a Johannesburgo. Cincuenta y siete arquitectos de todo el mundo les escribieron cartas a los alcaldes de las ciudades en las que residen, y la galería neoyorquina Storefront for Art and Architecture las reúne en la exhibición Letters to the Mayor.

La muestra recoge las ideas, aspiraciones y necesidades de arquitectos y ciudadanos en la construcción de sus ciudades. Tiene, además, un sutil ángulo feminista: inicialmente se había invitado solo a arquitectas, reflejando la diferencia que existe en el reconocimiento otorgado a mujeres y a hombres en ese oficio. A pesar de que ese enfoque cambió a medida que el proyecto fue creciendo –se incluyó también a hombres, para crear un mejor equilibrio– el comentario subyacente sobre el lugar en el que se encuentran las mujeres respecto a la política y, por ende, al poder, se lee con claridad.

Letters to the Mayor es una recopilación de hechos, declaraciones, sugerencias, deseos, objetivos y oposiciones sobre la manera en la cual se llevará a cabo la construcción de áreas urbanas en el futuro próximo. Al permitir una total libertad a las arquitectas y arquitectos, sin imponerles parámetros al presentar sus obras, la exhibición presenta una compilación visualmente fascinante. La yuxtaposición de ideas de diversos arquitectos a nivel mundial sobre cómo desearían ver a sus ciudades desarrollarse, genera una sensación de unidad, a pesar de las distancias que puedan existir entre dichas metrópolis. Es interesante ver las similitudes en cuanto a los anhelos de los arquitectos. Varios piden ser escuchados, y uno inclusive utiliza la palabra escuchar, listen, en un diseño tipográfico que encasilló su mensaje. La amalgama de deseos e ideas provee un espacio para reflexionar acerca de las semejanzas asociadas con la práctica de la arquitectura y el potencial que tiene el diseño en la construcción de la vida pública.  

Ana María León, una de las arquitectas participantes, dijo que uno de los objetivos principales de su proyecto es fomentar una cultura de conversación crítica. Ella propuso una carta coloquial al alcalde de su ciudad, Guayaquil. Su idea era evitar que la crítica sea una simple oposición: “Una cultura de discusión y crítica constructiva es fundamental en el funcionamiento de una ciudad.” Ana María recurrió al “crowdsourcing”: una convocatoria abierta en redes sociales con el hashtag #CartaNebot para que sea una comunidad la que se dirija a su alcalde. “Más allá del crowdsourcing, o la producción de la carta, mi fin, intelectual y privado, era tratar de impulsar una cultura de discusión y crítica que resulte productiva, que no se quede sólo en insultos o elogios”, explicó León, actualmente cursando su doctorado en MIT. El producto del experimento social de León se puede ver en la muestra en Storefront, que estará abierta hasta el 24 de mayo de 2014, pero también está disponible acá.

La exhibición se enfocó en presentar la complicada relación entre la arquitectura y la política. Son pocas las ocasiones en las cuales un arquitecto puede realmente reinventar y revolucionar la arquitectura con sus ideas y diseños, y esto, generalmente, ha sido visto como una rebelión hacia las normas establecidas. ¿Pero quién decide qué es lo que una ciudad realmente necesita? ¿Cuál es el propósito al que la arquitectura debe servir? Son muchos los arquitectos que han roto estas “reglas”, al sentirse impulsados a satisfacer las necesidades que notan en sus alrededores, y han tratado de redefinir la manera en la que nuestras ciudades y territorios son construidos. En los años 20, Walter Gropius creó la Bauhaus con una misión social, la de crear una sociedad más racional. Ideó edificios que revelen su estructura y funcionalismo al eliminar todo tipo de decoración excesiva, reduciendo la arquitectura a su forma más esencial y pura. De manera similar y casi treinta años después, respondiendo a la alta demanda de alojamiento debido a la Segunda Guerra Mundial, Le Corbusier ideó una ciudad utópica, condensada e integrada en una sola unidad en la que se puede acceder a todos los servicios necesarios para funcionar de manera autónoma.

Todas estas cartas exponen la convergencia entre el arte y el poder. Letters to the Mayor nos invita a reconsiderar y a expresar la manera en la que los arquitectos y arquitectas responden a las necesidades de la sociedad y de sus gobernantes de una manera distinta.