Respuesta a la carta abierta de Ricardo Flores
Me alegra que concordemos en la necesidad de realizar un cambio en la administración de Guayaquil. Voy a exponerte las razones por las cuales la alternativa que represento puede realizar ese cambio que ambos deseamos.
Pero primero tengo que manifestarte una disensión respecto a la capacidad de ejecución del alcalde Nebot. ¿Sabías, Ricardo, que del presupuesto del municipio de Guayaquil del año 2012, no se ejecutaron 150 millones de dólares? ¿Sabías que con esta cantidad de dinero bien pudo dotarse de agua potable a la población de Guayaquil que por vivir detrás del perímetro urbano se decidió no atenderla con servicios básicos? Estimado Ricardo, lo de fondo es discutir sobre cómo el alcalde Nebot ejecuta lo que hace. Su modelo de gestión privilegia el fin de lucro y beneficia a unos pocos que tienen mucho, por encima de unos muchos que tienen poco.
El privilegio del fin de lucro en la gestión del municipio se observa en la prestación de los servicios: en la recolección de basura, en el alcantarillado, en el transporte masivo, etc. (hablaré de las deficiencias en la prestación de los servicios básicos en el curso de este escrito); el beneficio a unos pocos pudientes frente a una gran masa de personas a las que les hace falta lo esencial (más de medio millón de personas -531.000 aproximadamente– tienen necesidades básicas insatisfechas en la ciudad, más las cerca de 270.000 personas que viven por detrás del perímetro urbano al oeste, sobre las que el alcalde Nebot ha declarado en sesión del concejo municipal del 7 de octubre del 2010, que no les va a poner “una volqueta de cascajo ni un metro cuadrado de asfalto ni un metro de tubería de alcantarillado de agua potable más allá de lo que he expresado en el límite oeste”) se refleja en la inequitativa asignación de los recursos. Un estudio publicado en este mismo espacio, GkillCity.com, muestra cómo se asignan los recursos en el proyecto estrella de la gestión municipal del alcalde Nebot, la “regeneración urbana”. De acuerdo con este estudio, titulado “Exigencias de Equidad”, la fundación municipal Guayaquil Siglo XXI distribuye el dinero público de una forma profundamente inequitativa: los habitantes de sectores pudientes de la ciudad (representados por sectores como Urdesa, Kennedy, Alborada y Urdenor) reciben de promedio 52 dólares cada uno por concepto de regeneración urbana; los sectores menos pudientes (representados por sectores como Los Vergeles, Las Orquídeas, Pascuales, Bastión Popular, Lomas de la Florida) reciben de promedio 9 dólares cada uno por el mismo concepto.
Probablemente en ningún lugar se refleje de manera más gráfica la inequidad que en la “regeneración urbana” del barrio El Centenario versus el abandono del barrio Cuba. En el barrio El Centenario se inició la “regeneración urbana” el año 2002, justo donde residía en aquel entonces el alcalde Nebot. En este barrio, desde mucho antes de que se emprenda la “regeneración urbana” se tenían satisfechas todas las necesidades básicas de sus habitantes; pero en el barrio Cuba, situado a solo una cuadra de distancia (atravesando la calle Rosa Borja de Ycaza con dirección al río Guayas, empezando en la calle Domingo Comín) todavía hoy el cuadro de miseria y de abandono es evidente y doloroso. Al barrio Cuba no solo que no ha llegado la mentada “regeneración urbana”, sino que no ha llegado siquiera la más básica obra municipal. Esto, a escasas cuadras de la que era la residencia del alcalde Nebot antes de irse a vivir a su isla exclusiva en las afueras del cantón que todavía administra. Insisto, Ricardo, no se trata solo de hacer cosas, sino de cómo hacerlas, de la orientación que tienen y a quién benefician.
Ahora sí, te voy a comentar la orientación de mi propuesta y a quiénes busca beneficiar. Me permitiré hacer unas críticas a mi contrincante a la alcaldía de Guayaquil lanzado a la reelección, Jaime Nebot, por una cuestión de contexto; enumeraré mi propuesta en ocho temas claves.
1) La seguridad ciudadana.
Ricardo, coincido contigo en que la inseguridad en Guayaquil es el asunto de mayor preocupación para sus habitantes. Sin embargo, me parece inapropiado que anticipes que yo diría que la seguridad no es competencia de la alcaldía, cuando en mi discurso sostengo que no se puede aceptar la respuesta del alcalde lanzado a la reelección de que la seguridad no es de su competencia, cuando el Código Orgánico de Organización Territorial, Autonomía y Descentralización (COOTAD) establece para las alcaldías las funciones de crear y coordinar los consejos de seguridad ciudadana y la de formular, ejecutar y evaluar políticas y planes en materia de seguridad, en coordinación con la Policía Nacional (Art. 54 lit. n) y cuando en mi Plan de Gobierno (propuesta 14) hablo del deber de la alcaldía de fortalecer y capacitar a las instancias vinculadas a la garantía de la seguridad ciudadana en Guayaquil, con lo cual estoy muy lejos de pensar que éste no será un asunto de mi competencia como alcaldesa.
Asumo, Ricardo, que no desconoces que el alcalde Nebot ha tenido a lo largo de su vida política una visión represora en materia de la seguridad, desde su época de gobernador durante el gobierno de León Febres-Cordero. Una muestra de su actitud represora durante su período como alcalde es su teoría del “vidrio roto”, expuesta en la sesión del concejo municipal del 18 de agosto del 2011, cuando se aprobó una normativa para reprimir, entre otras cosas, las pintadas de colores que en algunas paredes de la ciudad realizó el artista Daniel Adum (tema al que me referiré más adelante). En dicha sesión del concejo municipal, según dijo el alcalde Nebot, “cuando había un vidrio roto, había que reparar el vidrio, porque sino dentro de pocos días habría veinte vidrios rotos, si no se reparaban los veinte en un par de meses había doscientos vidrios rotos”. Para el alcalde Nebot, el tema de la inseguridad se resuelve con represión, sin ningún análisis de contexto sobre cómo se produce y sin fin, una y otra vez, cada vez más. El resultado de esta política represiva no es resolver el tema de fondo de la delincuencia, sino producir una sociedad del miedo, con calles cortadas a la circulación, rejas por doquier y ciudadanos encerrados en sus ciudadelas privadas y exclusivas. O sea, tal como es Guayaquil. Lo que el urbanista Jordi Borja ha denominado un “urbanicidio”.
Mi propuesta es diferente a la del alcalde Nebot porque entiendo la seguridad no como una cuestión coyuntural, sino como un eje transversal de la gestión municipal y un asunto que demanda una respuesta integral, que no implica únicamente más policías y más pistolas (más represión), sino la generación de alternativas y oportunidades de desarrollo para los ciudadanos. La seguridad ciudadana se sostiene en tres pilares que son previsión, prevención y respuesta.
La previsión es la garantía de las condiciones adecuadas de salud, educación, nutrición e inclusión para que las niñas, niños y adolescentes, crezcan sin que sean violentados sus derechos. Se trata una planificación a largo plazo, por eso el Ministerio de Inclusión Económica y Social construye Centros Infantiles del Buen Vivir (CIBV) en todo el país, así como el Ministerio de Educación hace lo propio con la construcción de modernas escuelas del milenio y colegios réplicas. La prevención son las políticas públicas dictadas para contrarrestar problemas sociales determinados, como el consumo de drogas, la violencia intrafamiliar, etcétera. Finalmente, la respuesta, por un lado es la gestión de la Policía Nacional para enfrentar a la delincuencia, y por otro lado, es la lucha contra la impunidad, recaída en la decisión de los jueces que tienen la obligación de sancionar a quienes cometen actos tipificados como delitos. Para mejorar la gestión de la Policía Nacional, el Ministerio Coordinador de Seguridad ha inaugurado hasta el momento 8 centros operativos de llamadas de emergencia y video vigilancia denominados ECU 911, en Quito, Samborondón (a 5 minutos de Guayaquil), Esmeraldas, Portoviejo, Ambato, Cuenca, Machala, y Santo Domingo, con lo cual, el 80% de la población está cubierta por este servicio, y se espera llegar al 100% a mediados de este año.
Esta visión de la seguridad ciudadana sostenida en los tres pilares que te he explicado (previsión, prevención y respuesta) ha permitido principalmente que en 2013 en el Ecuador se reduzcan 7 de los 9 delitos que más afectan a la personas (asesinatos, robos, asaltos, etc.), que la tasa de asesinatos baje a 10,8 por cada 100 mil habitantes, cuando ese mismo indicador fue del 12,4 por ciento durante 2012, y que el gobierno nacional esté en miras de convertir al país en el más seguro de América Latina.
Ricardo, en mi alcaldía vamos a coordinar acciones con los vecinos, las familias y la Policía Nacional, para recuperar los barrios más afectados por la violencia; abriremos los espacios públicos, los parques y las plazas para el sano esparcimiento de la ciudadanía, y crearemos fuentes de trabajo desarrollando un parque tecnológico de al menos 300 hectáreas; pero principalmente Ricardo, como te expliqué, nuestra visión sobre la seguridad ciudadana es transversal, por ende requiere la participación de otros ministerios y allí radica la fortaleza de mi candidatura: en mi Alcaldía seremos un equipo de trabajo con el gobierno central, y juntos estamos en capacidad de combatir la inseguridad en Guayaquil, como se está haciendo en el resto del país.
2) Las áreas verdes.
La situación de Guayaquil en materia de áreas verdes es catastrófica. Una de las personas a cargo de las entrevistas en GkillCity.com, María Rosa Pólit, publicó en su cuenta de Twitter una foto que me releva de mayor comentario:
La foto es elocuente. Guayaquil es una mancha gris, sin áreas verdes. Según expertos, la temperatura promedio en la ciudad aumentó 3° C en los últimos años y podría llegar a 36° C de promedio el 2021, por la carencia de árboles y de parques. La alcaldía de Nebot sostiene que aumentó las áreas verdes de 0.5 m2 a 8 m2. Dicho aumento, sin embargo, no se debe a políticas públicas impulsadas por la gestión municipal, sino a un “truco de contabilidad” realizado por la alcaldía. El arquitecto urbanista Eduardo McIntosh explica esta trampa de la alcaldía de Nebot en su artículo “Guayaquil: drinking the kool aid”, publicado en GkillCity.com:
“… si el criterio del Municipio es contabilizar reservas naturales como áreas verdes –y hace doce años contabilizaron solo 0.5 m2 por habitante en total- significaría que el Municipio está diciendo que sembró o habilitó casi la totalidad de Cerro Blanco, El Estero, los bosques en los cerros. Un disparate. Lo que se puede deducir del artículo es que esta administración municipal no contaba reservas naturales cuando tomó a cargo la ciudad. Doce años después, muy convenientemente, sí las cuenta”.
Este mentiroso “truco de contabilidad” de la alcaldía de Guayaquil debe contrastarse con la inversión y la obra del gobierno nacional en materia de áreas verdes. En el proyecto “Guayaquil Ecológico”, el gobierno nacional invierte 120.000.000 de dólares, 70.000.000 de los cuales se destinan a la recuperación del Estero (en su presupuesto, la alcaldía de Nebot asigna 38.400 dólares para controlar la contaminación del Estero).
Adicionalmente, Ricardo, creo que te equivocas al expresarte sobre temas urbanísticos que evidentemente desconoces. Por mi parte, en cambio, he estudiado profundamente la realidad urbanística de nuestra ciudad y es por esto que planteo el uso de normativa y de políticas públicas de distancias mínimas en conjunto con área por habitante. Lo que aparentemente no entiendes de la realidad urbanística de Guayaquil es que la ciudad no solo carece de metros cuadrados por habitantes, sino que tiene también un serio problema de accesibilidad. Tú, al proponer espacios verdes concentrados, pareces tener la noción de que estas áreas cumplen una función más que nada ornamental.
Esta concepción es un grave error que tú, tanto como la alcaldía de Nebot cometen. Desde un punto de vista urbanístico las áreas verdes cumplen un amplio número de roles, entre ellos: mitigar la incidencia de inundaciones, aminorar el reflejo calórico sobre pavimentos, crear sentimiento de comunidad y reducir la violencia y criminalidad. Es obvio que cuando uno entiende sobre el rol técnico que juegan las áreas verdes dentro de una ciudad, se da cuenta que “crear grandes parques en lugares específicos” como tú propones, es un craso error.
Aprovecho para adjuntarte enlaces a estudios en inglés donde se habla de la importancia a nivel de urbanismo de tener áreas verdes cercanas a todo ciudadano:
https://publications.naturalengland.org.uk/publication/40004?category=47004
https://muep.mah.se/handle/2043/13844
Tal es tu error que te contradices al decir primero: “que la propuesta de áreas verdes debe ir enfocada a crear grandes parques en lugares específicos” y luego declarar que: “No se trata únicamente de crear espacios verdes, sino de que los ciudadanos estén en capacidad de aprovecharlos”. La única forma de que los ciudadanos aprovechen espacios verdes urbanos de calidad, es que estos sean de fácil y próximo acceso a ellos. Por eso en nuestro plan tenemos tres niveles de acción, uno para zonas no consolidadas, otro para zonas medianamente consolidadas, y otro finalmente para zonas totalmente consolidadas.
En lo que sí coincido contigo, es en que “Guayaquil ha crecido de forma desordenada” y ha sido así por culpa de las administraciones socialcristianas de más de dos décadas y de las administraciones anteriores a ésta, al menos hasta la última de ellas que planificó el crecimiento de la ciudad, en la década de los cuarenta. Pero el que haya sido así no quiere decir que tengamos que vivir con las consecuencias de la miseria administrativa de los otros, ni con sus trucos de contabilidad, ni con sus palmeritas, su columpio desvencijado y su piedra chispa: los lugares para construir las áreas verdes de una ciudad del siglo XXI existen, se pueden aprovechar y convertirán a Guayaquil, en conjunto con los grandes parques que el gobierno nacional tiene en ejecución (que suman 3.700 hectáreas) y que harán – sin “magia contable”– que Guayaquil pase a tener 13 metros cuadrados de áreas verdes por habitante, y por lo tanto convertirse en una de las ciudades con más y mejores áreas verdes en América latina.
3) La prestación universal y eficaz de los servicios públicos de recolección de basura y de alcantarillado.
La prestación de los servicios de alcantarillado y recolección de basura en Guayaquil es muy deficiente. Un documento elaborado por la propia alcaldía de Nebot y publicado en su página web, el Diagnóstico del Sistema Ecológico Ambiental incluido en el Plan de Ordenamiento Territorial del año 2011, expresa que es “la falta de servicios básicos y el aporte realizado a la contaminación por falta de alcantarillado y de recolección de basura” (Pág. 57) lo que causa el problema de las inundaciones en la ciudad (el que comentaré más adelante). Contrario al recurrente discurso de la alcaldía de Nebot de que más del 90% de los habitantes de Guayaquil tienen el servicio de alcantarillado, en este documento oficial del municipio se expresa claramente que la falta del sistema de alcantarillado sanitario abarca al 27% de la población (más de la cuarta parte de los habitantes de la ciudad) y la falta de alcantarillado pluvial asciende al 33% (Pág. 9). En el mismo Diagnóstico, se habla “del colapso del sistema de recolección de basura”, pues “existe una gran acumulación de desechos sólidos en las áreas de drenaje de la ciudad” (Pág. 56). Te sugiero, Ricardo, que revises este Diagnóstico del Sistema Ecológico Ambiental de Guayaquil en detalle:
Diagnóstico Sistema Ecológico Ambiental by vivianabonilla35
Los servicios de recolección de basura y de alcantarillado en Guayaquil han sido concesionados a la empresa privada: el servicio de recolección de basura a Puerto Limpio desde enero del 2010 y el servicio de alcantarillado a Interagua desde abril del 2001. Por supuesto, no es malo en sí mismo que estos servicios básicos los presten empresas privadas; lo que de fondo debemos discutir es cuáles son las condiciones en las que esas empresas son obligadas por contrato a prestar dichos servicios.
Mi propuesta es reformular los contratos en términos que satisfagan las condiciones de prestación universal y eficaz de los servicios básicos a los habitantes de Guayaquil. Así, en la reformulación del contrato con la empresa Puerto Limpio, por ejemplo, se deberá modificar el sistema bajo el cual se paga el servicio, puesto que el hacerlo por tonelada recogida como es en la actualidad, no hace otra cosa que desincentivar a la concesionaria a efectuar la recolección de basura en lugares de difícil acceso y de escasa generación de basura, por ende, en los sectores más pobres de la ciudad. En ese mismo sentido, en la reformulación del contrato con la empresa Interagua, se deberá incluir la obligación de que se reemplacen las tuberías de agua, ya que ésta es una de las principales causas para que los Guayaquileños no contemos con agua potable en nuestros hogares. En definitiva, la reformulación de los contratos de concesión debe tener una clara orientación hacia la satisfacción de las necesidades básicas de todos los habitantes de Guayaquil, sin discriminación de ningún tipo, como siempre debió haber sido.
4) Las inundaciones.
Ricardo, me alegra que coincidamos en que las inundaciones son un grave problema en Guayaquil. El alcalde Nebot no piensa como nosotros: él niega la existencia misma del problema. Ha dicho recientemente que “la ciudad está preparada para enfrentar cualquier eventualidad que pudiera ocurrir a consecuencia de las fuertes lluvias”.
Cualquiera que no sea un creyente ciego en las palabras del alcalde, sabe que él está mintiendo. Sus palabras contradicen incluso el Diagnóstico del Sistema Ecológico Ambiental elaborado por su propia alcaldía y discutido en el punto anterior. En este documento se lee claramente que “el riesgo de mayor importancia para el cantón es el riesgo de inundación, debiéndose prever en el futuro obras de control de inundaciones, especialmente en la cuenta baja” (Pág. 58) y que la vulnerabilidad “provocada por la falta de sistema de drenaje potencian el riesgo de inundación especialmente en las zonas populares y en zonas urbanas consolidadas” (Pág. 44), esto es, en las zonas que son atravesadas por los esteros, el Guasmo Sur, Las Orquídeas, Los Vergeles, etc.
El Diagnóstico del Sistema Ecológico Ambiental del municipio de Guayaquil recomienda la adopción de las siguientes medidas: a) establecer “bordes de protección de por lo menos 25 metros”; b) construir “represas de marea ubicadas en el estuario” del río Guayas; c) replantear el esquema del departamento de ambiente del municipio. La alcaldía de Nebot ha ignorado las recomendaciones que ella misma analizó y estimó convenientes, aún cuando como se ha destacado en una noticia de diario El Universo, Guayaquil es la cuarta ciudad a escala mundial “más vulnerable a inundaciones”. Esto significa despreciar la vida y la seguridad de los habitantes de Guayaquil, ser irresponsable con el futuro de nuestros hijos.
Ricardo, para resolver el grave problema de las inundaciones, mi propuesta, en primer lugar, es desarrollar las recomendaciones realizadas en el Diagnóstico del Sistema Ecológico Ambiental municipal: fortalecer los departamentos vinculados a este tema (ambiente, gestión de riesgos, obras públicas) y construir los bordes de protección y las represas de marea en el estuario del río Guayas. Sumado a eso, la implementación de un sistema de alcantarillado de aguas lluvias universal y eficaz, así como el dragado del río Guayas, en colaboración con el gobierno nacional.
5) La policía metropolitana.
La Policía Metropolitana tiene una práctica de violencia sistemática y brutal. La impunidad con la que pueden agredir a los más débiles de entre nosotros es asombrosa. Impunidad, porque la prensa de Guayaquil casi nunca comenta lo que si lo cometiera la Policía Nacional sería un escándalo mediático. Por ejemplo, la Policía Metropolitana ha hostigado de forma permanente a los comerciantes no videntes del bulevar 9 de octubre para impedir que vendan sus productos con el pretexto de que se trata de una cuestión de “ornato”, como si eso fuera más importante que la dignidad de las personas. Hasta la fecha, la alcaldía de Nebot no les asigna kioscos que cumplan con los estándares calificados para este grupo vulnerable. Para comprender mejor las humillaciones y la represión que ellos sufren “por cortesía” de los metropolitanos, basta con repasar los testimonios recogidos en Gkillcity.com de los comerciantes no videntes William Muñoz, Jonathan Bastidas, Jorge Ormaza, Pedro Bajaña, María Arboleda, Cruz Ladines, Luis Quishpe, y Pedro Juan Pino; este último manifestó de manera concluyente: “esta es la época más represiva que hemos vivido los ciegos en el periodo de Nebot”.
Otro caso grave de brutalidad es el que persigue Miguel Salazar Torres, quien denunció ante la Defensoría del Pueblo que su hijo Miguel Salazar Haro con 70% de discapacidad mental, luego de una revuelta en el Mercado Central, fue detenido, golpeado salvajemente y torturado por la Policía Metropolitana, por portar en su billetera un carnet de afiliación del movimiento político Alianza PAIS. El señor Salazar Torres denunció además, que después de la paliza, no encontró a su hijo en el cuartel de la Policía Metropolitana y acusó a dicho escuadrón de desaparecerlo por creer que estaba muerto. Para conocer el caso denunciado por Salazar Torres y la situación del comercio informal en la ciudad, te recomiendo Ricardo que mires este documental realizado por Ernesto Yturralde y Andrés Loor:
Con respecto a Monte Sinaí, me llama la atención la confianza con la que dices que yo entré personalmente a desalojar a los habitantes de ese sector. Debo precisar que jamás estuve presente en el desalojo al que te refieres. Tal operativo se realizó para recuperar el predio Las Marías, perteneciente al Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (MIDUVI), y fue exitosamente liderado en territorio por el Secretario Técnico del Comité Interinstitucional para Prevención de Asentamientos Humanos Irregulares y coordinado por el Intendente de Policía del Guayas. Probablemente diste crédito a un video con imágenes mías editadas y sacadas de contexto, difundido malintencionadamente por la Alcaldía de Guayaquil. No encuentro otra explicación para tu errónea aseveración.
No es cierto que el desalojo se llevó a cabo “de la forma más violenta posible y sin condescendencia alguna”. Al respecto, según información dada por Xavier Burbano, Intendente de Policía del Guayas de aquel entonces, en un artículo por GkillCity.com: “En el último operativo en Las Marías, se planificó desalojar 270 familias, de las cuales 207 accedieron voluntariamente y tan solo 63 fueron retiradas, sin registrarse enfrentamientos. Estos datos también fueron proporcionados en rueda de prensa, por las instituciones gubernamentales antes aludidas.” Reconozco que, aunque actuamos con la ley en la mano, hacer ese operativo nos dolió en el alma. Sin embargo, si el 77% de las personas accedieron a retirarse voluntariamente, y con el resto no hubo enfrentamientos, ¿A qué suma violencia y falta de condescendencia te refieres? Te sugiero respetuosamente que seas más curioso en temas tan sensibles, sobre todo si la información está disponible en este mismo espacio.
Por otro lado, coincido plenamente contigo en que los habitantes de los asentamientos humanos irregulares, viven en condiciones de exclusión, por eso desde el año 2007 el gobierno central ha entregado alrededor de veinte mil viviendas dignas en Guayaquil, dentro de sus programas de viviendas y bonos (Ciudad Victoria, Socio Vivienda 1 y 2, etc.), de acuerdo a los registros del MIDUVI. También es preciso recordar, que el bloque legislativo de Alianza PAIS impulsó y obtuvo la aprobación de la reforma a la Ley 88, que permite legalizar y llevar servicios básicos a todos los asentamientos humanos consolidados de Nueva Prosperina, en el noroeste de Guayaquil, lo que incluye Monte Sinaí.
Sabes Ricardo, he notado que cuando tocas el tema de los desalojos, no mencionas a los traficantes de tierra. Seguramente olvidaste que ellos son el umbral del problema. Permíteme refrescarte la memoria: durante décadas los traficantes de tierra invadieron predios públicos y privados en Guayaquil, sin que las autoridades de turno dictaran políticas efectivas de prevención y control. Por ejemplo, en los años 80 los social cristianos Carlos Castro y luego su hija Zenaida, aparecieron en la escena como supuestos “dirigentes populares”, que desplazaron en el Guasmo a otro seudo dirigente, Paco Oñate. Lo que antes era una hacienda, se convirtió en miles de lotes sin servicios básicos. Lastimosamente así se fue expandiendo Guayaquil, en forma desordenada y en un marco de escasa planificación, que condujo a la gente a la miseria.
Lamentablemente, en tu carta abierta, exacerbas los hechos relacionados con el operativo de desalojo en el predio Las Marías, y omites referirte a los causantes principales del problema: Traficantes de tierra que tanto daño han hecho. A propósito, como Gobernadora firmé la lista de los más buscados del Guayas (para el plan de recompensas), incluyendo por primera vez en la historia a acusados de tráfico de tierra, y se pudo capturar a Marco Solís y Mario Quiñónez, conocidos sospechosos de tráfico de tierras. La Intendencia General de Policía del Guayas, en mi administración, allanó y clausuró definitivamente, decenas de depósitos de materiales de construcción ilegales, en los que presumiblemente se lavaba dinero de tráfico de tierras. Me reuní varias veces con el Fiscal General para revisar los avances de las investigaciones, relacionadas con el delito de tráfico de tierras, y otros conexos como la estafa, extorsión e intimidación. Y algo muy importante, en mi periodo recuperamos de las garras de los traficantes de tierra, el terreno donde hoy se construye el hospital de 400 camas, precisamente para los moradores de Monte Sinaí.
Por lo dicho, lejos de verlo como un error político (como tú sugieres), considero un verdadero acierto haber enfrentado y combatido a los traficantes de tierra en Guayaquil, aun poniendo en riesgo mi integridad y la de mi familia. No espero que me aplaudas, solo espero haber contribuido con elementos que desconocías, para favorecer una discusión más crítica del problema.
No hay que mezclar las cosas, las autoridades civiles y la Policía Nacional, seguirán luchando y combatiendo a los traficantes de tierra, como siempre debió ser, y desde la Alcaldía me sumaré a esa lucha en lo que me corresponda. Eso nada tiene que ver con nuestro propósito de transformar a la Policía Metropolitana, no en un “Cuerpo de Paz” como tú lo llamas, sí en una Policía Comunitaria desconcentrada en diez distritos (9 urbanos y 1 rural), cercana al barrio y a los vecinos, y que ejerza eficientemente el control del uso y suelo en el cantón, respetando los derechos de todas y todos, especialmente de los grupos de atención prioritaria.
6) El sistema de transporte masivo en Guayaquil.
Ricardo, el tráfico en Guayaquil es brutal. Nuestra ciudad soporta, a diario, decenas de intersecciones en las que las filas de vehículos son de dos a tres kilómetros. Guayaquil, como tú dices, no tiene el problema de movilidad que tiene Quito, pero eso es porque el de Guayaquil es peor. Quito tiene la desventaja de ser una ciudad angosta y con subidas y bajadas, por lo cual el diseño de soluciones viales es mucho más difícil y complejo. Guayaquil, por contraste, es una ciudad ancha y plana: con adecuada planificación e infraestructura, ningún guayaquileño debería padecer los congestionamientos que hoy sufrimos en nuestra ciudad. Ricardo, insisto: lo de Guayaquil es peor, porque es culpa de la ineficacia y la falta de planificación por parte de sus autoridades en la alcaldía. No tenía por qué ser así.
Ante este escenario, la solución de la alcaldía de Nebot es totalmente ineficaz. Tomando como referencia las propias palabras del alcalde Nebot, la Metrovía no resulta eficaz para resolver el problema de la movilidad en Guayaquil. En una entrevista de radio, el alcalde Nebot declaró que “un sistema de transporte masivo […] no se justifica si usted no mueve al menos medio millón de personas”.
Entrevista a Jaime Nebot (audio de Radio Morena)
Según los estándares del alcalde Nebot, un sistema de transporte no se justifica si moviliza una cantidad inferior a 500.000 personas. Juzgada a partir de sus palabras, el sistema Metrovía no encuentra justificación: en la Evaluación de los Procesos Operativos, Financieros y de Gestión del Año 2012 de la Fundación Municipal Transporte Masivo Urbano de Guayaquil, que consta en la página web de la fundación municipal Metrovía, se lee claramente que el número de usuarios atendidos por este servicio de transporte es de 306. 764 personas.
Es decir, que el servicio de transporte masivo ha estado hasta el año 2012 (esto es, durante 6 años de funcionamiento) casi un 40% por debajo de lo que justificaría su existencia. A esto debe sumársele las demoras en su implementación. Como ejemplo, la última troncal que entró en funcionamiento, la troncal 2, según la fundación municipal Metrovía iba a empezar a funcionar desde el mes de diciembre:
Sin embargo, dicha troncal entró a funcionar recién el 16 de febrero del año siguiente. Pero esa demora no es ni de lejos la más grave, porque según las propias palabras del alcalde Nebot cuando inauguró la primera troncal del sistema Metrovía en julio del 2006, recogidas por diario El Universo, “las troncales 3 y 2 (según el orden de inauguración) de continuación del sistema, estarán listas el 2008”. En pocas palabras, la demora en construir una alternativa que resultó ineficaz para la transportación pública en Guayaquil es de casi cinco años: un evidente caso de ineficacia al cuadrado.
Ricardo, a casos como éste me refería cuando al principio de esta respuesta a tu carta abierta te decía que no solo había que hacer cosas, sino conocer la orientación con las que se las hace y a quienes benefician. El sistema de administración de la Metrovía es un ejemplo de ello. Su orientación es el fin de lucro de unos pocos, que se privilegia por sobre la universalidad, la eficacia y la comodidad en la prestación del servicio. En el modelo socialcristiano, si la prestación del servicio no rinde las ganancias que se esperaban, las consecuencias de esta ineficacia son pagadas por sus usuarios. Los concesionarios del servicio no aumentan el precio de los pasajes, porque los usuarios no optarían por este sistema de transporte, ni tampoco aumentan las unidades de la Metrovía, porque no les resultaría rentable. La consecuencia de este modelo nefasto es que los usuarios viajan hacinados, incómodos y con calor. Esto último, Ricardo, porque según la opinión del alcalde Nebot no resulta conveniente poner aire acondicionado en las unidades de la Metrovía. La razón evidente para ello (congruente con el estilo socialcristiano) es el abaratamiento de costos para aumentar la rentabilidad de unos pocos, aún a costilla de la incomodidad de los muchos; la razón que el alcalde declara, pretende tomarnos a los guayaquileños por tontos. Júzgalo tú mismo:
En definitiva, Ricardo, se prefiere el lucro de unos pocos al beneficio de muchos. Este es, típicamente, el modelo socialcristiano. Frente a esto, mi propuesta es cambiar el modelo en la prestación del servicio. Basta de privilegiar los bolsillos de unos pocos por sobre la comodidad de la mayoría. El municipio de Guayaquil debe subsidiar una prestación universal, eficaz y cómoda del servicio. En mi alcaldía, el transporte masivo no se lo entenderá como un negocio: se lo entenderá como un servicio público, en razón de lo cual se subsidiará la prestación universal, eficaz y cómoda para el usuario del servicio de transporte masivo. En el corto plazo (propuesta 33 de mi Plan de Gobierno) se incrementará el 50% el número de buses articulados y alimentadores de la Metrovía, a fin de explotar plenamente la infraestructura existente. En mi alcaldía, se intervendrá de manera directa en procura del bienestar de los usuarios de la Metrovía, de su comodidad y de la eficacia en la prestación de un servicio para todos y todas.
Ahora, Ricardo, vamos con la propuesta del Metro, la que tanto criticaste al punto de denominarla “elefante blanco”. En mi Plan de Gobierno (propuesta 33) menciono que este proyecto estratégico busca garantizar la movilidad de los ciudadanos en todos y cada uno de los distritos que conforman Guayaquil y cuyo funcionamiento será eléctrico, por lo que ahorrará dinero (pues Ecuador será un país con soberanía energética a partir del año 2016, por la ingente inversión del gobierno central en centrales hidroeléctricas) y lo convertirá en amigable y respetuoso con el ambiente. Nuestra propuesta del Metro es integral y multimodal, porque incorporará la red de Metrovía existente, la red de buses urbanos y una red de ciclovías a construirse (porque la que ha creado la alcaldía de Nebot es una vergüenza). El financiamiento se obtendrá con el apoyo del gobierno nacional, con préstamos de organismos multilaterales de crédito y con el cobro de una tarifa socialmente justa. Finalmente, el uso de la tecnología (propuesta 32 de mi Plan de Gobierno) que se implementará en mi alcaldía informará a la ciudadanía de manera completa las rutas y horarios de las unidades de transporte urbanos por líneas, paraderos y sectores, así como la situación del tráfico en la ciudad en tiempo real. Mi propuesta, Ricardo, es desarrollar un sistema de transporte integral e inclusivo, tecnológicamente inteligente y respetuoso del ambiente y de los ciudadanos.
Compara, Ricardo, nuestra propuesta incluyente, ecológica, integral, con la propuesta que consta en dos líneas en el Plan de Gobierno del alcalde lanzado a la reelección: un “transporte aéreo” de estilo típicamente socialcristiano, que se lo haría donde ellos lo determinen y únicamente para quien “pueda pagar este servicio”, esto es, con exclusión por la capacidad de pago de los usuarios. Eso sí, seguro que para ellos sí habrá aire acondicionado.
7) Las expresiones culturales y la no discriminación.
Ricardo, creo que coincidiremos sin ningún problema en que las expresiones culturales en Guayaquil son escasas y censuradas. En materia de escasez: la alcaldía de Nebot no ha hecho jamás esfuerzos reales para la promoción de la diversidad en las expresiones culturales: por ejemplo, en las fiestas de julio y octubre, organizadas por el municipio al costo de centenas de miles de dólares, invariablemente vienen artistas de música salsa. Nunca la alcaldía de Nebot ha procurado variar su oferta cultural y traer artistas de renombre internacional por fuera de géneros populares; si se quiere ver a uno de esos artistas, se debe viajar a Quito, a Cuenca, o afuera del país. En materia de censura: el espacio en que publicaste tu carta abierta, Ricardo, se inició con una demanda contra la censura previa en el Salón de Julio organizado por la alcaldía de Nebot, establecida porque su director de cultura, Melvin Hoyos, consideró que entre los ciudadanos de Guayaquil “no todos están en capacidad para decodificar algunos mensajes”; otra evidencia de censura de la alcaldía de Nebot es su persecución penal contra el artista Daniel Adum por “pintar retazos de colores” que constituían una expresión de arte urbano. En el mejor de los escenarios, dicha expresión merecía no represión sino regulación en beneficio de la colectividad, para lo cual fue la propia GkillCity.com la que presentó ante la alcaldía de Nebot una “propuesta de ordenanza sobre arte urbano”, que nunca fue tomada en consideración por la alcaldía de Nebot porque, en su lugar, aprobó en sesión de concejo municipal del 18 de agosto del 2011 una normativa por la cual instauró la delación mediante el pago de 1.000 dólares a quienes denuncien obras como las de Adum. Lejos de la promoción, la alcaldía de Nebot ha optado, de forma insistente, por la censura y la represión. Adum, a quien tal vez conozcas, Ricardo, explica lo absurdo de toda esta situación en esta entrevista que le hizo el editor de GkillCity.com, José María León:
Ricardo, mi propuesta en materia de expresiones culturales aspira a exactamente lo contrario de lo que hace la alcaldía de Nebot: aspira a la promoción de la diversidad, sin censuras ni discriminación de ningún tipo, ni por razones de orientación sexual ni por cualquiera otra de las categorías que prohíbe la Constitución. Para la promoción de la diversidad cultural, mi Plan de Gobierno propone el desarrollo del programa “arte, barrio y cultura” (propuesta 7) para visibilizar las diversas culturas urbanas, el hip-hop, el rock, el teatro callejero, el grafiti, de forma inclusiva y a través de la realización de dos festivales anuales que muestren esa diversidad. En mi alcaldía, se creará un fondo de apoyo para acompañar y capacitar a los grupos diversos (negros, montubios, indígenas) en sus expresiones culturales; así también, se incentivarán los espectáculos locales, mediante incentivos fiscales (propuesta 13) y la propuesta de que la Asamblea Nacional derogue el impuesto a los espectáculos públicos que tanto ha obstaculizado la presencia de actividades culturales de renombre en nuestra ciudad, por los altos costos que implican para los empresarios.
En adición a lo anterior, Ricardo, mi Plan de Gobierno en materia artística tiene “Harto Arte” (propuesta 6), un programa que busca intervenir con arte (pintura, escultura, música, teatro en las calles, happenings, instalaciones) en los espacios públicos. Sin censura previa, con la colaboración de los ciudadanos, en asocio con la Universidad de las Artes (que empezará a funcionar en marzo de este año) y con una política abierta de reflexión y propuestas, vamos a convertir a Guayaquil en la ciudad-arte de América latina. El arte en Guayaquil será abierto, participativo y reflexivo, no un arte contemplativo, costoso y autorreferencial, como es el caso del famoso mural en la ciudadela Atarazana, donde los españoles del período colonial estaban representados por funcionarios vinculados a la alcaldía de Nebot: Andrés Roche, Carlos de Tomaso y Henry Cucalón. Una apropiada metáfora de lo que hasta el día de hoy sucede en Guayaquil en materia de arte y cultura.
8) La cooperación con el gobierno nacional.
Ricardo, la cooperación con el gobierno nacional es un escenario deseable: Guayaquil ha recibido apoyo, como nunca antes, para el desarrollo de obras y servicios. Es más difícil, sin embargo, implementar dichas obras y servicios sin el apoyo de la alcaldía de la ciudad. En mi experiencia como gobernadora de la provincia del Guayas pude conocer de primera mano el desprecio de la alcaldía de Nebot para la coordinación con el gobierno central. Por citarte un ejemplo, para construir una escuela del milenio en uno de los sectores más desposeídos y olvidados de Guayaquil, desde la gobernación procuramos que la alcaldía de Nebot nos ceda un terreno para construir dicha obra. Nunca obtuvimos respuesta..
En mi alcaldía, Ricardo, Guayaquil estará para grandes cosas. Vamos a proponer la creación de un Guayaquil Distrito Metropolitano de conformidad con la Constitución y el COOTAD, para asumir nuevas competencias que atiendan las necesidades de trabajo y prosperidad de los ciudadanos, entre las que cabe destacar el fomento productivo de la región metropolitana, el desarrollo de la investigación, innovación y transferencia de tecnología y el fomento de la seguridad alimentaria regional. El alcalde Nebot le echa la culpa a otros (al gobierno nacional y a la migración campo-ciudad) por ser la ciudad con mayor tasa de desempleo (6%) y mayor incidencia de pobreza del país (13.75%) del país. La migración a la ciudad de Guayaquil durante el período de la alcaldía de Nebot es la menor desde que se realizan censos en el Ecuador (el primero fue en 1950) por lo cual esa excusa es un eslogan; atribuirle a otro una responsabilidad que también el debería hacer suya es una muestra del quemeimportismo de su administración por la superación de sus condiciones de pobreza. En su Plan de Gobierno, la única oferta concreta en materia de trabajo es “a través de la obra pública diversa”, lo que es una visión pobre y simplista para abordar un tema tan complejo.
En mi alcaldía, nosotros asumiremos el reto de convertirnos en Distrito Metropolitano para contar con mayores herramientas para combatir la pobreza y la inequidad en el cantón. El gobierno nacional es un aliado clave en este propósito, con su apoyo para la obtención de préstamos, la dotación de recursos, la planificación estratégica, el reto de convertir a Guayaquil en una ciudad segura y de oportunidades, con servicios básicos universales y eficaces, con áreas verdes de calidad y con una clara orientación hacia la erradicación de la pobreza y la reducción de la inequidad entre sus habitantes, es posible. En conjunto, vamos a asumir el postergado reto de transformar las condiciones de vida de los habitantes de nuestra ciudad.
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Estimado Ricardo, quiero que sepas que me he tomado muy en serio tu carta abierta. Puedo no estar de acuerdo con su tono o con el uso de ciertos adjetivos, pero estás en tu pleno derecho de utilizarlos. Mi respuesta la he discutido y trabajado con mi equipo de campaña en todos sus detalles. Su base es mi Plan de Gobierno, que consta en la página oficial de mi campaña www.yolevoyaviviana y que se complementa con nuevos datos y propuestas, porque la construcción de las propuestas para un mejor Guayaquil es una tarea constante, abierta a debate y en permanente revisión para mejoras.
Modestia aparte, Ricardo, te digo que nuestro Plan de Gobierno es mucho mejor que aquel que presentó el alcalde lanzado a la reelección, extensa sucesión de lugares comunes y de verbos continuistas (“seguiremos”, “continuaremos”, etc. -sin ninguna propuesta real de cambio). Como tú bien lo señalaste, Ricardo, este modelo socialcristiano “se encuentra agotado” y “necesita un relevo”. Yo propongo un Guayaquil inclusivo, con servicios públicos universales y eficaces, movilidad integral y tecnología digna del siglo XXI, con respeto por el ambiente y con propuestas claras y orientadas a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos de Guayaquil. Estoy dispuesta a debatir mi propuesta con todos mis conciudadanos, incluido por supuesto, con mi caduco contrincante.
Ricardo, yo le voy a un Guayaquil mejor. Ojalá que sepas apreciarlo. Te hago expresión de un sincero y afectuoso abrazo,
Atentamente,
Viviana