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¿Por qué Rafael Correa nunca recibió a las amazónicas?
 
“Los gobiernos que han cometido errores se han enfrentado a juicios internacionales terribles, yo me imagino que si los gobiernos siguen cometiendo errores, la historia se vuelve a repetir”
-Patricia Gualinga
 
Día Uno:
Un grupo de mujeres del centro sur del Oriente ecuatoriano  (Shiwiar, Záparas, Kichuas, Achuar, Sararayacus, Pacayacus) llegan a Quito después de cinco días de caminar desde Puyo, capital de la provincia oriental de Pastaza, en un peregrinaje que han llamado la “Marcha por la Vida”. Algunas vienen con sus hijos en brazos. 
Hablan por primera vez en la Casa de la Cultura del Ecuador. Dicen que su propósito es entregarle un manifiesto al presidente Rafael Correa en el que le piden  suspender la undécima Ronda Petrolera –por la cual salieron a licitación dieciséis bloques del Sur Oriente del país para la explotación de petróleo– y todo tipo de actividad extractiva en la Amazonía. El presidente está almorzando con la selección ecuatoriana de futbol, así que no recibe a las amazónicas. El presidente tiene prioridades.  
Las mujeres se albergan en las oficinas de la CONAIE, que no sirven como vivienda. La primera noche algunas durmieron en el piso, otras sobre esteras. No había cobijas, no contaban con ropa para el frio. Esa noche las mujeres amazónicas y sus hijos no tuvieron qué comer, pues para aligerar el viaje no trajeron nada más que la ropa que llevaban y sus hijos en brazos.
El presidente Correa no las recibe.
Día Dos:  
Las mujeres amazónicas van a la Corte Constitucional, donde dicen que no las pueden atender porque «están fuera de horario de oficina».  Las instituciones tienen prioridades.
Las amazónicas hacen el primer intento de llegar a la Asamblea. En una marcha las acompañan alrededor de 150 personas. Son recibidas en las gradas, les dicen que «La presidenta de la Asamblea las va a recibir». Ellas argumentan que son líderes en sus comunidades y, por tanto, no hablan con emisarios sino con los líderes y en Alianza País y en el Estado no hay otro líder que el presidente Correa. Salen de la Asamblea y la marcha continua hacia la Plaza Grande. Insisten en hablar con el presidente. 
La gente que las ve desde sus autos pita en señal de apoyo. Se acercan, las felicitan. “Estamos con ustedes” les dicen. Cerca de la Plaza Grande las reciben los policías en motos y carros repletos de antimotines. Esta vez, el cerco de policías se adelanta y divide la marcha en dos, las separan. Podría pensarse que los policías son la comisión delegada por el gobierno para que reciba a las mujeres amazónicas. Se acaba la marcha. 
Las mujeres amazónicas y sus hijos siguen durmiendo en el piso, no tienen alimento, ropa y medicinas. Apenas cuentan las donaciones y con las artesanías que pensaban vender para subsistir. No imaginaron que hablar con el presidente les tomaría tantos días. El presidente Correa, Mashi, no las recibe.
Dia Tres:
Las mujeres son invitadas a varios eventos. Se instalan en el parque Arbolito. Reciben una llamada de Leonardo Berrezueta, Secretario Particular del Presidente. Les dice que para hablar con el presidente  deben  dirigirse a Pañacocha, donde Correa tiene previsto viajar para recorrer la segunda Ciudad del Milenio.  Una de las amazónicas dice «Ni siquiera saben que Pañacocha está en el nororiente y nosotras somos del sur”
Se sienten burladas. El presidente no las recibe en Quito y les condiciona para que el encuentro sea en el nororiente, aun sabiendo que ellas son del sur de la Amazonía.
Siguen durmiendo en el piso con sus hijos, algunas de ellas empiezan a enfermarse, sin embargo el apoyo de los ecuatorianos hacia las mujeres amazónicas se demuestra a través de donaciones de todo tipo.
El presidente Correa no las recibe.
Día Cuatro: 
En la Asamblea debaten sobre el aborto. El gobierno defiende su posición de no permitirlo ni siquiera en el caso de una violación. Eso sucede mientras una de las mujeres amazónicas termina en el hospital, grave, ha sufrido un aborto espontáneo. El cansancio y las pésimas condiciones en las que las amazónicas se encuentran, hacen que pierda su a su bebé en el segundo mes de embarazo. 
Las mujeres amazónicas permanecen en la CONAIE, intentan mantenerse firmes pero, poco a poco, la mala alimentación les enferma. Las donaciones se incrementan, llega ropa, alimentos nutritivos, medicinas y todo tipo de apoyo. 
El presidente Correa no las recibe.
Día Cinco: 
Las mujeres amazónicas hacen una Asamblea y toman la decisión de permanecer en Quito hasta que el presidente las reciba. Planean una agenda para informar su situación.
El presidente Correa no las recibe.
Día Seis: 
Mientras en la asamblea las mujeres que piensan diferente a su líder, son lapidadas y tratadas de «malcriaditas y traicioneras». Los guerreros amazónicos que viajaron con ellas hasta Quito planean seguir protegiendo a las mujeres amazónicas y les hacen saber que ellos respaldan a las líderes de sus comunidades. A las amazónicas les apoyan los hombres que las rodean, en la Asamblea atacan a las mujeres que se atrevieron a disentir.
El presidente Correa no las recibe.
Día Siete:
Las mujeres amazónicas deciden ir hasta la oficina de las Naciones Unidas. Parten desde la CONAIE. 
Una delegación es recibida, el resto permanece afuera en un plantón, cantando y pidiendo que respeten sus derechos. El frio de Quito es insoportable, ellas resisten hasta que salen sus compañeras. Los medios de comunicación las esperan. 
El presidente Correa no las recibe.
La semana siguiente las mujeres amazónicas se dividen en 3 delegaciones: las líderes que van a buscar que de alguna forma el presidente las reciba;  las jóvenes que asisten a los eventos a los cuales son invitadas; y, las abuelas líderes que se quedan en la CONAIE cuidando a los niños, a las enfermas y tratando de preparar los alimentos. Es así como transcurre la semana donde no sólo buscaron cómo hablar con el presidente sino también como permanecer fuertes, sanas, cuidar de ellas y de sus hijos. 
Esa  noche llegaron las líderes waorani, Manuela Ima y Alicia Cawiya.
Manuela, la primera mujer de su comunidad que vino caminando sola hasta Quito para pedir al presidente que no exploten más el Yasuní 
Alicia Cawiya líder, es la mujer waorani que fue llevada a la Asamblea para que hablara a favor de la explotación en el Yasuní. No leyó el discurso que se suponía debía leer y pidió que pararan la explotación. Intentaron obligarle a que se disculpara, ella no accedió. Desde ese entonces quisieron cambiar versiones diciendo que ella no contaba con el apoyo de su comunidad. Días después, en la marcha por la vida se ha unido a las mujeres como símbolo de que contaba con su respaldo. 
Día Ocho:
Las mujeres amazónicas amanecen decididas a ir una vez más a la Asamblea, están  muy enfermas. A pesar del frío y la lluvia logran llegar hasta la Asamblea. Reciben a una delegación, les dan minutos para hablar. Mientras ellas entran, Carlos Viteri agacha la cabeza, ni siquiera puede verles a los ojos. Una de las jóvenes amazónicas dice “Carlos se va a quedar solo porque nadie le va a querer como le querían en su comunidad”.
Patricia Gualinga, una de las voceras del grupo, explica el motivo de su marcha, la presidenta de la Asamblea le sonríe para la foto y las despide en cuestión de minutos. Nadie las trata con respeto. Ellas se sienten ofendidas y burladas. Para ellas los derechos no son negociables.
El presidente Correa no les recibe.
Día Nueve: 
Las mujeres amazónicas hacen asamblea y deciden que la resistencia debe continuar desde sus comunidades. Se van de Quito con la estrategia planteada de no  permitir desde sus territorios la XI Ronda Petrolera y todo tipo de actividad extractiva en la Amazonía.
El presidente Correa nunca las recibió.