Sobre cómo redacté el estatuto de un partido político por accidente
Una narración con pregunta abierta
Navegando en Internet me topé con la declaración de principios de Ruptura de los 25, un movimiento progresista y socialdemócrata, que en su momento fue aliado del gobierno de la Revolución Ciudadana. El primer punto en su declaración de principios es «Creemos en una democracia radical y profunda, más allá de las instituciones, una democracia en todas las relaciones y en todos los espacios.» Una línea que escribí hace más de siete años y que me sirve hoy para ejemplificar cómo pueden diferir la intención del redactor de un principio frente al sentido (o sentidos) que le dan quienes lo aplican y difunden.
Primero me llevé la sorpresa de cómo llegó eso allí, pero luego me quedó la duda de qué significado podría darle una organización socialdemócrata a la línea que redacté con un marcado sentido no-socialdemócrata.
Alrededor del año 2006 pequeños grupos de izquierda convocaron, especialmente a jóvenes, a la formación de un movimiento social llamado Alternativa Democrática. En la época, yo era el vocero de un grupo de amigos que si bien compartía algo del igualitarismo económico típico de la izquierda, también era antielectoral y antiestatista; estábamos en algún lugar ideológico entre el anarcosindicalismo y el cooperativismo «autogestionario» con referentes históricos como Cataluña y Aragón de la guerra civil española, el París universitario y la Yugoslavia de la década de 1960, la Chiapas neozapatista de finales de los 1990, y con algunas nociones sobre la organización de proyectos colaborativos digitales como Wikipedia. Se nos dijo que Alternativa Democrática sería un proyecto no electoral sino de aglutinamiento de fuerzas y se organizaron mesas de trabajo. Una de esas mesas tenía como misión la redacción de la declaración de principios, y fue en la que participé.
Como se suponía era una plataforma de integración de personas con distintas ideologías políticas sabía que debía tratar de ser incluyente, pero tampoco quería dejar de lado la agenda antiestatista en la declaración de principios. Entonces en los debates internos se me ocurrió una fórmula de integración condensada en la frase «democracia radical más allá de las instituciones». Por «democracia radical» me refería a pasar el poder de decisión política del nivel de parlamento y cabildos al nivel de asambleas menores de alcance comunitario y gremial, por «más allá de las instituciones» (aquí equiparaba instituciones con estado, cosa que hoy no afirmaría puesto que varias instituciones preceden a la institución estatal) quería dejar en claro que si bien no se rechazaba la jurisdicción del estado ante un posible conflicto de normas prevalecería la decisión de las asambleas de base antes que la decisión estatal. El estado quedaba así sometido a una especie de principio de ponderación y de subsidiariedad, superado sin dejar de existir. La expresión «y profunda» fue mera retórica, y la expresión «en todas las relaciones y en todos los espacios» fue algo menos pensado pero alude a la idea de que aun cuando la esfera de decisión política fallara en traspasarse a instancias de base se mantendría una propuesta de sociedad paralela con valores y normas distintas que al menos no sería ilegalizada (aquello de «un mundo donde quepan muchos mundos»). Esta orientación ideológica era mucho más notoria en el contexto de los demás ítems que se enviaron y que quién sabe dónde fueron a parar.
Debo aclarar que lo que se estaba redactando sabíamos que no necesariamente sería aprobado nacionalmente, aunque entiendo si se aprobó a nivel Guayas. Cuando finalmente se envió el resultado de las mesas de trabajo a la directiva de Alternativa, que coincidía con la directiva nacional de Ruptura se me indicó que lo enviado era muy radical y que no se aceptaría. Casi inmediatamente nuestro grupo entendió que Alternativa sí sería un movimiento electoral y se retiró. Luego perdí el rastro de ese proyecto, pero era evidente que Ruptura de los 25 lo comandaba.
Conversando con personas que han pasado por Ruptura entiendo que la interpretación estándar dentro de la organización para «democracia radical más allá de las instituciones» es algo parecido a una campaña de valores por una cultura del diálogo, dentro y fuera de las instituciones estatales. Si bien esto no parece incompatible con el sentido de mi fórmula ideológica de 2006, sí es claramente más inofensivo a la jurisdicción política convencional que plantear traspasar el poder vinculante de las funciones del estado hacia asambleas de base. Mientras tanto la frase parece prestarse para ataques de adversarios políticos que lo interpretan como «votar (¿quienes?) hasta sobre qué almorzar cada día», que francamente analizando a fondo tampoco es excluyente de mi propuesta (nunca dije que lo que conceptualicé era perfecto).
Actualmente no adhiero al cuerpo completo de ideas que tuve en 2006, ni al de Ruptura de los 25. Tampoco significa que descarte todas sus ideas. Lo escrito no es un reclamo de derechos de autor, sino una pregunta abierta.
Si esta divergencia tan importante sucede a un nivel tan insignificante y micro donde la comunicación más cercana podría aclarar significados, ¿cómo hacer en un nivel vinculante legalmente y macro que la voluntad del legislador concuerde lo más posible con la interpretación de otros legisladores y de los jueces? ¿cómo se escapa de la inseguridad jurídica que pueden producir la contradicción y la ambigüedad entre la producción y la interpretación de las leyes? En este momento recuerdo que Ruptura no sólo hizo estatutos internos, sino que redactó y aprobó leyes actualmente vinculantes para todo el Ecuador, algo que espero que lo hayan hecho mejor.