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En Ecuador, se tienen referencias claras de la existencia de al menos dos Pueblos Indígenas en Aislamiento, los denominados Tagaeri y los Taromenane, ambos de tronco cultural waorani. Sin embargo, esto no significa que no exista la presencia de otros pueblos en aislamiento en la amazonia ecuatoriana. Tal como lo establecen las mismas Directrices de Protección para los Pueblos Indígenas en Aislamiento y en Contacto Inicial de Naciones Unidas, donde se señala que “las únicas acciones que deben ser emprendidas para su identificación (de pueblos en aislamiento) son las acciones indirectas”.

Así, información que ha sido manifestada por pobladores de varias comunidades ubicadas en el Parque Nacional Yasuní, dan cuenta de la presencia de otros pueblos en aislamiento. Mucha gente de comunidades waorani como Yarentaro, Dicaro, Guiyero, Peneno, Baameno, Boanamo, Cawymeno, entre otras, han proporcionado datos indirectos de presencia de PIA en zonas que comparten recursos en el territorio del Yasuni. Muchos pobladores han podido verlos de manera directa, encontrar rastros como huellas de pisadas, ramas rotas, lanzas, entre otros elementos de marcación característica del territorio.

Esta información indirecta da ciertas pautas sobre las zonas de uso y movilidad tradicional de éstos Indígenas Aislados, la cual para ser comprendida necesariamente debe llevarnos a conocer la cultura waorani tradicional, es decir la forma de pensar y actuar de los waorani antes del contacto. Los waorani ocuparon tradicionalmente la zona comprendida entre los ríos Napo (Doroboro en lengua waorani) y Curaray (Ewengono), y la ocupación de este gran territorio se dio hace más de cien años  principalmente a partir de la afectación que sufrió la población waorani por los efectos relacionados con el “boom del caucho”  y otras formas violentas contra los pueblos indígenas que habitaban la zona .

Los waorani se organizan en familias ampliadas (es decir que no solo incluyen a los padres y sus hijos sino también a tíos, primos, abuelos) llamadas por los waorani “Nanicabo”, que llevan el nombre del hombre guerrero más viejo del grupo (Rival, 1996)  . Estos “Nanicabos” ocupan un territorio muy amplio denominado “Nanicaboiri”. El territorio que ocuparán estos “Nanicaboiri”, se establece por línea materna , es decir que es la madre de familia la que determina cual será el espacio de movilidad del grupo. Estos territorios tradicionales son el espacio donde otras familias emparentadas y amigas se identifican como “Huaomoni” .

El uso del territorio y la movilidad en el mismo en la cultura tradicional waorani tiene como característica la utilización de grandes extensiones de selva, donde se construyen las casas, llamadas por los waorani “onkos” , principalmente en pequeñas colinas, que les permiten un mayor dominio del espacio y por lo tanto una mayor protección. En los alrededores de los “onkos” se ubican las chacras o “kewenkode” . Es importante señalar que los waorani son un pueblo cuyos mayores conocimientos se encuentran en la diversidad de productos alimenticios que recolectan del bosque más que en los que cultivan en sus “kewenkode” (Mendoza 1994, Cerón & Montalvo 1998). Es decir, son dependientes de la cacería, pesca y recolección de frutos antes que de lo que cultivan en sus chacras.

Cada familia reconoce a los hombres y mujeres que vivieron en el lugar hasta dos generaciones atrás, y los recursos que utilizan lo reconocen como “plantados por los abuelos” (Rival, 1996).

El uso y el movimiento por el territorio está marcado por el acceso a recursos: cacería, recolección (fibras, frutos, barro, algodón, entre otros productos del bosque) el cual es estacionario (depende de las épocas de fructificación y florecimiento de diversos productos). Además,  la movilidad se da también por ciclos, pudiendo pasar, como se mencionó, hasta dos generaciones posteriores para retornar al lugar de los abuelos .

Esto último es fundamental, ya que en los últimos años los conflictos existentes se han dado posiblemente por esos ciclos y la necesidad de regresar a los lugares donde vivieron los abuelos. Muchos de estos lugares, han sido ocupados por otras personas (colonos, actividades petroleras, madereros), generando así una alta conflictividad que lleva a los aislados a  entrar en una especie de guerra por la defensa de su territorio, guerra que se manifiesta con ataques y lanceamientos contra sus vecinos, a quienes reconocen como parte de esa sociedad que los presiona y de la cual no quieren ser parte.

Desde 1971 se ha dado un proceso de movimientos de las familias waorani que no entraron en contacto, desde el rio Tiputini y Tivacuno en el norte del territorio hacia el sur. Justamente los conflictos con eventos violentos fueron marcando estos ciclos de  movilidad (1971 muerte de un cocinero de la empresa Western; 1977 muerte de tres trabajadores petroleros en la cabecera del rio Tivacuno; 1981 muerte de Tagae en manos de trabajadores petroleros en rio Shiripuno; 1987 muerte de Alejandro Labaka en sector rio Mencaro).

Después de esos años, se da un largo periodo de paz, incluso en la parte en el sector noroccidental del territorio tradicional waorani, a pesar de la presencia de colonos, petroleros y un fuerte turismo informal en la zona. En el 2001 inicia un nuevo periodo de conflictos y los eventos empiezan a avanzar la parte norte del territorio.

En otras palabras, estos eventos nos están expresando que estos ciclos de movimientos todavía están activos y que los conflictos se manifiestan justamente por la presencia de nuevas presiones derivadas de la ocupación del territorio tradicional.

Más allá de todo esto, parece ser que muchas familias waorani, entre ellas los Tagaeri,   que decidieron no contactar y mantener su forma de vida tradicional, en aislamiento, se hayan encontrado entre los 80´s y 90´s con las familias Taromenane  y que en medio de esas presiones hayan tenido la necesidad de entrar en guerras con ellas con el fin de garantizar un espacio territorial. Todo parece indicar que en estas guerras internas muchos de estos grupos waorani “no contactados” salieron derrotados, y como era tradicional capturar a las mujeres de los pueblos perdedores para incluirlas en los que triunfaban en las guerras (garantizando así las posibilidades de reproducción del grupo), justamente la característica esta que ya mencionamos anteriormente, de  establecer los movimientos por el territorio desde la línea materna, esté jugando ahora un papel muy importante en los nuevos conflictos relacionados de esta manera a la antigua presencia de esos grupos perdedores en la zona norte del territorio. En otras palabras, al haber sido integradas a los Taromenane mujeres de origen Tagaeri y de otros grupos waorani sin contacto, el territorio al que se darán los ciclos de movimientos será al de los abuelos de la línea de las nuevas madres, ahora ya Taromenane.

Como se ha podido describir brevemente, la territorialidad de los indígenas aislados que habitan la amazonia de Ecuador es compleja, y para entenderlos un poco es necesario ver cómo fueron las formas tradicionales waorani, en las cuales se da un uso extenso del territorio por la necesidad de los recursos de la selva.

Así, la territorialidad es establecida por patrones de movilidad estacionaria, que depende del acceso a recursos del bosque en épocas de fructificación y floración. Siendo así muy importante tomar en cuenta además, que los territorios del norte, donde se encuentran demarcados hoy los bloques petroleros 31 y el ITT, no solo que siguen siendo considerados parte de sus territorios por los indígenas aislados, sino que al ser en buena medida cubiertos por pantanos donde se desarrollan bosques de “morete” (una palmera que solo crece en los pantanos y cuyos frutos son muy apreciados tanto por seres humanos como por animales) se convierten en territorios de mayor importancia que deben ser defendidos. En el caso de que estos territorios se exploten, esta defensa, con total seguridad, aumentará de manera exponencial la conflictividad de toda la región, elevando con ella  la posibilidad de nuevos eventos violentos y por ende, de nuevas muertes. Si se quiere evitar éstas, es necesario entender todo este panorama complejo y comenzar a proteger de manera integral todo el territorio que queda entre los ríos Napo y Curaray, es decir, toda la región del Yasuní.

Bibliografía

Cabodevilla, Miguel Ángel. 1999. Los huaorani en la historia de los pueblos del Oriente. CICAME. Quito.

Cerón, C. y C. Montalvo. 1998. Etnobotánica de los huaorani de Quehueri-ono Napo – Ecuador. Herbario Alfredo Paredes. Ediciones Abya Yala. FUNDACYT. Quito.

Macía, Manuel. 2003. Multiplicity in palm uses by the Huaorani of Amazonian Ecuador. Real Jardín Botánico de Madrid (CSIC). Madrid.

Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para Derechos Humanos. 2012. Directrices de protección para los pueblos indígenas en aislamiento y en contacto inicial de la Región Amazónica, el Gran Chaco y la Región Oriental de Paraguay. OACNUDH y Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).

Rival, Laura. 1996. Hijos del Sol, padres del jaguar. Abya Yala. Quito.

Fuentes, Bertha. 1997. Huaomoni, Huarani, Cowudi. Abya Yala. Quito.