En el Ecuador varios pueblos indígenas habitan su porción de selva amazónica. Son los sobrevivientes de eventos catastróficos generados por la codicia humana desde los inicios de la colonia. Miguel Angel Cabodevilla indica que en el actual territorio Waorani, en la zona del río Tiputini, habrían habitado los omaguas. Un grupo indígena que, afirma, ya había sido devastado por las pestes hacia mediados del siglo XVI. Paradójicamente, celebramos cada año a nivel nacional, en tres fechas distintas, el fin del dominio español –que destruyó tantos pueblos y personas- sin embargo repetimos la historia en una mezcla de ignorancia, racismo y codicia. Repetimos esa historia justamente donde en el pasado vivieron los omaguas.
Los Waorani son un pueblo que habitó en la Amazonía, por un tiempo indefinido , completamente aislado del resto de culturas. Esto debe haber sucedido por miles de años. Su lengua, dicen los expertos, no tiene relación con ninguna otra. Son un grupo humano muy pequeño que ha sufrido al menos durante los últimos 100 años ataques devastadores. Este proceso de acoso, indicaba el misionero Alejandro Labaka, les llevó a defenderse violentamente. Por su agresividad fueron llamados aucas (“salvajes” en quichua) ¿O sería quizá ignorancia sobre su realidad? Sabemos hoy que a todos los de afuera ellos les denominaba “Kewen”. Término que en wao terero significa caníbal. Para ellos y quizá aún para algunos que decidieron refugiarse en lo profundo de la selva somos personas que comen a otras personas. Somos seres terroríficos seguramente con muy poca empatía por otros. No se equivocan.
En esta historia el petróleo juega un papel crucial. Está ligado a un proceso de genocidio acompañado de un persistente doble discurso dentro del Estado Ecuatoriano.
Los waos por mucho tiempo impidieron que entre los ríos Napo y Curaray ingresen personas distintas a ellos. Los expertos consideran que más o menos entre estos dos ríos se halla el Territorio Ancestral Waorani. Es posible que la Shell haya arrojado bombas incendiarias sobre las casas de los Waorani. Pero hasta donde conozco la historia no está demostrada. Más tarde cuando empezaba la era petrolera el Instituto Lingüístico de Verano (ILV) un grupo de misioneros evangélicos, inicia un proceso agresivo de contacto con los Waorani. Con el apoyo de militares y de la industria petrolera organizan el traslado de los waos hacia un área que se denominó El Protectorado. Este proceso involucró enorme incertidumbre y tensiones internas. Finalmente Taga decide separarse de los miembros de su familia que aceptaron el contacto y opta por mantenerse aislado en la selva. Los que le acompañaros se denominan hoy Tagaeri (o hijos de Taga).
Excepto por los Tagaeri y otros grupos pequeños que se mantuvieron aislados (por ejemplo los Taromenani) el Yasuní fue vaciado de indígenas y el camino quedó abierto para su explotación petrolera y colonización. Se construye desde Coca, y avanzado hacia el sur del río Napo, una vía que se denominó Auca y con ésta el consorcio CEPE-Texaco y otras compañías ingresaron al Territorio Ancestral Waorani. Taga se mantuvo beligerante y se cree que murió en algún encuentro violento con los invasores de su territorio. Posiblemente sintiendo la presión de los invasores los Tagaeri se desplazaron hacia el sur donde podrían haberse encontrado con los Taromenani. Aquí determinado momento parece se produjo un enfrentamiento del que quizá sólo sobrevivieron las mujeres Tagaeri. Mientras tanto la mayor parte de los Waorani habían iniciado con los misioneros del ILV una relación de enorme dependencia. Esta les preparó más tarde para relacionarse de manera similar con las petroleras en un intercambio perverso de chantajes y sobornos.
A finales de los años 80 grupos armados de petroleros circulaban cerca del Territorio Tagaeri en la zona del río Cuchiyacu. Alejandro Labaka viendo que se iba a producir un encuentro fatal decide contactar a los Tagaeri y muere en el intento junto con la religiosa Inés Arango. Esto generó un escándalo nacional y mientras las autoridades afirmaban respetar a los indígenas, en realidad seguían adelante con sus proyectos de exploración y explotación petrolera. Este doble discurso, bien documentado por Cabodevilla, es la norma de conducta hasta hoy. Lo único que realmente le importa al Estado es que fluya el petróleo.
En el año 2003 waos incentivados por marederos masacran a un grupo de Tagaeri-Taromenani. Eliminan a todas las mujeres y niños de una casa y se llevan como trofeo la cabeza del único hombre que estaba presente. Se piensa que el número de muertos fue aproximadamente 21 mujeres y niños. Pero posiblemente nunca se conozca cuántas fueron las víctimas porque la masacre nunca fue investigada. Entonces la Fiscalía se escudó en la justicia indígena y en la falta de cédulas para no investigar, incluso llegó a decir que tenía que hacer actividades más importantes. Se hacía evidente que los últimos pueblos aislados estaban siendo exterminados con absoluta impunidad ante la mirada impasible de las autoridades.
En el año 2006 las noticias de una nueva masacre llevaron a un grupo de activistas a solicitar a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos medidas cautelares y la condena del Estado Ecuatoriano. Era y es evidente hasta hoy que para estos pueblos no existen en el Ecuador derechos ni justicia. La Comisión-IDH ordenó al Estado Ecuatoriano velar por la integridad de los pueblos indígenas en aislamiento voluntaria (PIAV). Esto comprendía respeto de su territorio y de sus vidas. Por dos años el Estado no reaccionó. Hoy sabemos que en la Procuraduría se conspiró para evitar que las medidas cautelares se apliquen a favor de estos pueblos. Hace poco el abogado que dirigía entonces la Dirección Nacional de Derechos Humanos en la Procuraduría (Erick Roberts) fue nominado por Ecuador para ser miembro de la Comisión-IDH.
Sabemos también que el Gobierno del Brasil ejerció presión sobre Ecuador para que Petrobrás, violando las medidas cautelares dictadas por la Comisión-IDH, ingrese al Bloque petrolero 31. Ecuador cedió a estas presiones y eventualmente otorgó a Petrobrás una licencia para explotar el Bloque 31. Así también el Estado decidió ignorar las malas prácticas ambientales de Ecuador TLC una empresa que era parcialmente propiedad de Petrobrás y responsabilidad de Petrobrás. Mientras las aguas de formación arrojadas por Ecuador TLC bajaban por el río Coca hasta el Napo, como es usual, un poder superior se imponía para contaminar la Amazonía e invadir territorios indígenas.
Finalmente en el año 2008, ante la muerte de un maderero ilegal y posiblemente temeroso del escándalo, el Estado Ecuatoriano crea una oficina para protección de los PIAV. Esta era parte del Ministerio de Ambiente. El programa realizó progresos interesantes hasta que en el año 2010 entra en conflicto con los intereses petroleros en un área con presencia importante de PIAV (Armadillo) . Entonces el Gobierno de la Revolución Ciudadana despide al funcionario a cargo de este programa, transfiere el programa al Ministerio de Justicia con presupuesto aparentemente 15 veces inferior y el sistema de protección de los PIAV entra en decadencia.
Al mismo tiempo, junto con estas acciones concretas, diversos funcionarios, como la Ministra Espinosa, afirmaban enfáticamente que se respetaba el territorio de los PIAV y que los críticos eran agoreros del desastre. Poco después Petroamazonas haciendo uso ilegal de la licencia otorgada a Petrobrás ingresa al Bloque 31 construyendo una vía para autos. Quedaban en el olvido planes hechos dentro del Gobierno sobre usar sistemas de explotación sin vías y se pasaba por encima de la Constitución al ingresar sin autorización de la Asamblea a un Parque Nacional.
Bajo estas circunstancias adversas a los pueblos en aislamiento el programa para protección de los PIAV –que estaba en condiciones decadentes- se enfrenta en marzo del 2013 con una nueva masacre de aproximadamente 30 a 50 Taromenani. Aunque sabían que la masacre iba a suceder no estaban listos para evitarla, no hicieron lo que se les sugirió para evitarla y ¿Quizá incluso no quisieron evitarla? El hecho concreto es que diversos funcionarios han emitido pronunciamientos orientados a callar a quienes saben de la masacre o que participaron en ésta.
Mientras fotos de la masacre circulan por Coca, dos niñas taromenani permanecen raptadas por los asesinos de sus padres desde hace 7 meses. Al respecto el Fiscal señala que las niñas ”están al cuidado y mimo de abuelos sabios y que cuando sean grandes posiblemente les hagan sus esposas.” Calla la Defensoría del Pueblo. Un funcionario de muy alto rango se reúne con los asesinos .
En este contexto, hace pocas semanas, la Presidencia solicita a la Asamblea Nacional autorización para explotar petróleo dentro del Parque Nacional Yasuní. Para realizar este trámite presenta ante la Asamblea mapas en los cuales borra a los PIAV de Armadillo y los saca de los bloques petroleros 31 y 43 (llamado ITT). Fluye el petróleo, sangra la selva, llegan los kewen.