Saliendo de Casa Blanca; ya después de haber guardado los quipos de fotografía en la cajuela del carro, mientras avanzaba lentamente el tráfico de vehículos, entre los hinchas de Liga, que salían de los graderíos, me dispuse a escuchar la mayor cantidad de comentarios posibles, de todos quienes después de un partido creen tener la fórmula mágica, que le hubiera hecho ganar a su equipo.
Unos lo puteaban a Bauza, otros al árbitro, otros a los delanteros “paquetes” que tiene Liga, otros a los chapas que al final del primer tiempo les dieron un poco de palo y les rompieron las banderas a los de la muerte blanca, otros a la defensa que fue otro desastre, sobre todo en el segundo gol del Quito.
Mientras avanzaban los carros entre la gente escuché un comentario, a manera de pregunta, que llamó mucho mi atención y me puso a reflexionar durante todo el trayecto a casa. Un señor ya entrado en años le comentaba a su gente con la que salía del estadio, “¿Qué he de creer que un jugador extranjero se coma esos goles? ¡Hágame el favor!” (refiriéndose a Pablo Vitti).
A esa acertada pregunta que hizo este transeúnte; yo le sumaría algunas preguntas y comentarios más, ya pensando cómo hincha de la Liguita. ¿Cómo es posible que se mame esos goles un jugador profesional, que llega al equipo como la mamá de Tarzán, qué pasa todo el puta día pateando una pelota de fútbol y que además, por patear esa pelota de fútbol y mamarse esos goles, le deben estar pagando, estoy casi seguro, no menos de 30 o 35 mil dólares mensuales?
Ya cuando el tráfico fluía y me alejaba del estadio, me puse a hacer números, e indignado; pensando en que tengo que pagar mi tarjeta de crédito hasta este lunes, sacaba cuentas tan sencillas como: si Pablo Vitti gana 30.000 USD cada mes, en un año supera la rimbombante cifra de 300.000 Dólares Americanos.
Otro de los jugadores de Liga, extranjero, que llegó al equipo como el Mesías de la delantera alba, y lleva marcado tan solo un gol en 14 fechas, y que debe estar ganando al igual que Vitti, no menos de 30.000 USD mensuales, es Federico Puppo, quien hasta el día de hoy, cuando ya se han jugado las dos terceras partes de la primera etapa del campeonato, entra a la cancha los últimos 10 o 15 minutos de cada partido y ahí están los resultados.
Siendo un poco más calculador; Es conocido y ha sido comentado en más de un medio, que Ariel Nahuelpán, jugador al que hoy en día Bauza lo debe estar extrañando hasta el punto de soñarlo, gana en Barcelona nada más y nada menos que 100.000 dólares mensuales, al igual que Damián “El Quitu” Díaz. Esto quiere decir que cada uno de estos dos argentinos gana en el País, más de un millón de dólares cada año. ¿Son estos sueldos cifras lógicas, racionales, coherentes, incluso reales en el Ecuador?
A eso se debe, la gran crisis económica que atraviesa el fútbol nacional. ¿qué empresa, que no sea un banco o un consorcio de grandes empresas, es capaz de sostener el salario mensual de dos personas de 100.000 USD cada una?, y verán que en la cancha juegan 11, verán que hay entre 6 u 8 suplentes en cada partido, verán que entrenadores como Edgardo Bauza o Gustavo Costas; podría apostarlo, deben estar ganando más de 50.000 USD mensuales.
Esta realidad salarial del fútbol ecuatoriano, sumada a manejos y dirigentes irresponsables, que pagan a los jugadores; generalmente extranjeros, cifras irreales para nuestro medio, son las razones fundamentales para que existan equipos como el Deportivo Quito, que arrastra una deuda de más de 5 millones de dólares y que según sus propios dirigentes y allegados está literalmente quebrado.
Por esta razón, a pesar de ganar en Casa Blanca con sobra de merecimientos, no han podido pagar a sus jugadores y cuerpo técnico más de 6 meses de sueldos, y estos a pesar de no cobrar sus rimbombantes cifras de dinero, siguen ganando sus partidos, a pesar de no estar entrenando ni concentrando en señal de protesta.
Los últimos bien merecidos logros del Barcelona Sporting Club de la ciudad de Guayaquil, son los que han opacado y han distraído la atención, principalmente de los hinchas, que saben que su equipo arrastra una deuda del pasado que supera los 10 millones de dólares, y que hasta el día de hoy no hay quien pueda pagarla y solo sigue creciendo. Con el agravante de no tener una cantera de futbolistas, de donde cualquier rato pueda salir un jugador tipo Jefferson Montero, ex Independiente del Valle, o Antonio Valencia ex Club Deportivo El Nacional; equipo del que no voy a decir nada todavía, porque quiero dedicarle al menos un par de páginas, ya que sus ex dirigentes se metieron en los bolsillos el dinero que generaron los pases al extranjero, de jugadores como el mismo “Toño” Valencia, el “Chucho Benítez”, Segundo Alejandro Castillo y Pedro Quiñonez. O ya nos hemos olvidado del campeón del 2006, en donde jugaban ecuatorianos a los que ahora vemos en la Champions League, en el fútbol mexicano y en la Tri cuando vienen al Atahualpa.
Equipos como el Deportivo Quito y el Barcelona, los campeones nacionales de los últimos 3 años, le deben dinero hasta a la empresa de agua potable, luz eléctrica y SRI. Por no mencionar, a ex jugadores y entrenadores, como Carlos Ischia quién le dio el campeonato a la AKD después de 40 años; y de quién se rumora que en gratitud y retribución a ese tan esperado título, aún le deben más de un millón y medio de dólares.
Esto hace que equipos; generalmente de las provincias y ciudades, más pequeñas de la patria, no tengan el mismo nivel competitivo que los tres o cuatro equipos respaldados por bancos o grandes emporios económicos, quienes además de mal acostumbrar a los futbolistas pagando sueldos que no son acordes a la realidad de los otros clubes y menos a la realidad del País, hacen que el resto de equipos “se vean obligados” a hacer contrataciones irresponsables y que después se convierten en deudas impagables e insostenibles.
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Esteban Yerovi