El matrimonio igualitario es un tema muy relevante para la comunidad GLBTI (gays, lesbianas, bisexuales, transexuales e intersexuales) en especial en años recientes y a nivel mundial.
Para empezar, aterricemos el tema. En este país, a mí, César Luis Baquerizo Baquerizo, ciudadano ecuatoriano, por ser una persona con una orientación sexual homosexual -es decir, por sentir atracción hacia una persona de mi mismo sexo- no se me permite casarme. No puedo acceder a un matrimonio civil con otro hombre para tener con él una relación de cónyuge reconocida y legal.
Para cierta gente y algunos grupos religiosos el matrimonio entre personas del mismo sexo es algo “malo” o una “abominación”, por eso yo no debo tener ese derecho. En mi opinión, es claro y lógico que esas definiciones son injustas, pues, si en verdad casarse con alguien de tu mismo sexo fuera algo intrínsecamente malo –pero que no daña a nadie más que a los contrayentes- entonces que quienes no están de acuerdo con esto que no lo hagan, digo yo, con todo mi respeto, pero que no se nos prohíba a los demás hacerlo. ¿Quiénes son todas esas personas para decidir si yo puedo o no puedo casarme? No son más que otros seres humanos como yo, ya que todos nacimos iguales y nadie es superior o tiene poder sobre otro individuo, por lo que debemos ser tratados con igualdad.
Mi decisión de casarme es algo íntimo y personal. Será tomada conjuntamente con la persona que ame y que quiera pasar el resto de mi vida conmigo hasta el fin de nuestros días. Esta decisión debe ser respetada, lo contrario es rechazo social y discriminación. El que el matrimonio igualitario esté ausente de la Constitución del Ecuador es algo que debemos reclamar porque es un derecho desde el más elemental sentido común humano. Estamos en un mundo diverso en donde todos convivimos, por lo tanto debemos respetarnos y reconocernos en igualdad de derechos, sin perjudicarnos unos a otros. Es la realidad, y quienes no la quieran ver ya deben abrir sus ojos y despertar
No hablo solo por mí, hablo por todos los ecuatorianos y ecuatorianas homosexuales que están ahí afuera, que son excluidos de la oportunidad del matrimonio y que quieren hacer realidad su sueño de casarse. Lo erróneo del tema es que cierta gente tiene la idea de que un matrimonio es solo en una iglesia, con vestido blanco y toda la decoración, pero de lo que estamos hablando es de un matrimonio civil. Un contrato que otorga ciertos derechos específicos que no están comprendidos dentro del concepto de unión de hecho.
¿Acaso nosotros la comunidad GLBTI votamos por el matrimonio de los heterosexuales? ¿Fuimos a cada casa a tocar el timbre a preguntar si las personas heterosexuales pueden casarse? ¿Con qué derecho nos quitan la posibilidad de contraer matrimonio y nos barajan a segundo plano, por debajo de los heterosexuales? ¿Por qué categorizar a la gente por su orientación sexual? ¿De dónde viene esa tradición? ¿Porque la Biblia lo dice? En la Biblia, hay un montón de formas de matrimonio que hoy en día no serían apropiadas. Es más, serían un escándalo peor que un matrimonio entre dos personas del mismo sexo.
No entiendo qué es lo que les hace irse en contra del matrimonio igualitario ¿En qué sentido podría afectar un matrimonio de dos personas del mismo sexo a un matrimonio o a una familia heterosexual? Nosotros no queremos perjudicar a tu matrimonio o a tu familia. Lo que queremos es legalizar nuestra unión de amor en un estado civil, con derechos reconocidos.
Muchos dicen “pero ya tienen unión de hecho, ¿para qué insisten?” Eso es una forma de manipularnos para que no accedamos al matrimonio. Ellos nos ven como una unión de personas que viven juntas, como compañeros o socios permanentes que tienen sus bienes a nombres de los dos, y punto. No nos ven como una pareja conyugal o como esposos. Esa es la discriminación y el rechazo social, por la definición. Por ello es la insistencia que exista el matrimonio igualitario.
Nosotros los GLBTI no tenemos más opción que la unión de hecho, por ello no estamos satisfecho porque queremos más: una unión de amor definido y respetado tal como una sociedad conyugal.
El matrimonio, es un casamiento, que se forma a partir de una relación de dos, de una pareja conyugal, es la unión legal de un amor, porque de eso se trata, para que se respete el estado civil entre los dos, como esposos. También desde ese momento adquieren bienes entre los dos, y en algunos casos, la mayoría, creo, se forma separación de bienes en caso de divorcio, aquí se legaliza, se reconoce, se respetan las dos cosas, lo referente a lo conyugal y a los bienes en lo civil.
No sé si me hice entender, les hablo como un ciudadano lego, sin entrenamiento en derecho, pero yo lo veo así, luchamos por el matrimonio igualitario para que se respete nuestra unión de amor, no de bienes, a mí qué me importan los bienes en el momento que quiero estar con mi pareja. Yo quiero que vean mi unión con mi pareja con una sociedad conyugal, casamiento, que vean a mi pareja como esposo, no como unión de hecho, y no solo una sociedad de bienes.
¿Por qué no quedarnos tranquilos o satisfechos con la unión de hecho? Una unión de hecho NO es lo mismo que un matrimonio civil. Es la unión de dos personas, libres de vínculo matrimonial, que fue creada con la intención de proteger a las familias constituidas sin haber celebrado el matrimonio. La unión de hecho no es un matrimonio. Es solo una convivencia que da como resultado una sociedad de bienes, a diferencia de un matrimonio que crea una sociedad conyugal. La unión de hecho, por lo tanto, está en un plano inferior.
Nosotros los GLBTI no tenemos más opción que la unión de hecho, por ello no estamos satisfecho porque queremos más: una unión de amor definido y respetado tal como una sociedad conyugal.
Si uno quiere unirse con la persona que ama, quiere hacerlo por la obvia razón de que desea que se reconozca esta relación de amor y estabilidad en todo el país mediante un contrato que se inscriba en el Registro Civil y que otorgue efectos jurídicos plenos. En la unión de hecho no constamos en el Registro Civil pues no está reconocida como estado civil. Esta es una de las varias diferencias entre matrimonio y unión de hecho. Nos toca no solo ser ignorados como esposos, sino llevar a cabo el triple de trámites para cualquier procedimiento a pesar de que en teoría las uniones de hecho de personas del mismo sexo tienen los mismos derechos que se supone tienen los matrimonios entre parejas heterosexuales. Cito como ejemplo de esto la odisea que le tocó pasar a mi amiga Janeth Peña cuando su mujer Thalía Álvarez enfermó y murió. Le costó que la reconozcan como la pareja de Thalía. A pesar de la unión de hecho que ellas tenían le pusieron obstáculos en todos lados, en el hospital, en la funeraria, en el Registro Civil. Le cerraron todas las puertas, recibió mil negativas, la humillaron, la agredieron, la discriminaron. Janeth tuvo que ir al IESS todos los días durante meses para exigir y obtener el derecho a su pensión.
Nosotros no queremos un matrimonio eclesiástico, católico, como lo mencioné anteriormente, de juramente ante el altar de una iglesia, con un vestido blanco y toda la decoración. No, nosotros queremos un matrimonio civil que nos otorgue los mismos derechos, porque los merecemos.
Hay que tener claras las diferencias entre una unión de hecho y un matrimonio son:
Unión de hecho: | Matrimonio: |
Concepto: sociedad de bienes. | Concepto: sociedad conyugal. |
Proceso: dos años. | Proceso: en el momento que quieras. |
Celebrado: ante una notaría o juzgado | Celebrado: ante el Registro Civil. |
Trámite: dependerá de los notarios o jueces, algunos te mandan con viento fresco | Trámite: no tiene obstáculos |
Acto: declarativo. | Acto: constitutivo. |
Reconocimiento legal: convivientes. | Reconocimiento legal: casados, esposos. |
Efectos legales: menos seguridad. | Efectos legales: mayor seguridad. |
Familia: en teoría se nos reconoce como familia, pero se nos prohíbe adoptar hijos | Familia: reconocida sin prohibiciones ni limitaciones |
Aplican: dos personas. | Aplican: un hombre y una mujer. |
El matrimonio no debe ser un privilegio de la heterosexualidad, es un derecho de todos. Debido a estos límites sobre el matrimonio es que existe todavía el prejuicio y la discriminación en forma legal. Si reclamamos no es por hacernos las víctimas, es por denunciar una realidad cruel e inhumana que separa y categoriza a las personas según su orientación sexual. Todos somos parte de la humanidad, no hay excusas para excluir a alguien, porque todos formamos la diversidad.
Yo no tengo pareja y no planeo ni tengo el deseo de casarme por ahora, pero seguramente en unos años esta legislación me afectará a mí, pues como mucha gente yo también sueño con algún día encontrar al indicado para casarme. Jamás me casaría para fastidiar a alguien, o para hacer miserable la vida de los heterosexuales, o para corromper a una sociedad o una cultura, o solo por no seguir una tradición, o para infringir la palabra de Dios. Me casaría por amor, para ser feliz, como lo hace la gente que está enamorada.
Recuerdo años atrás haber leído en la prensa nacional y acontecimiento extraordinario o y a la vez hermoso. Decía: “En Ecuador se realizó la primera boda gay”. Fue algo inesperado, en un sentido increíble, como un milagro. Yo simplemente dejé salir mis lágrimas y dibujé una sonrisa en mi rostro cuando lo leí. Hugo y Joey lucharon por sus derechos ausentes en la Constitución, por lo que no fue fácil, pero al final ellos lo lograron y me inspiraron. Lo que me decepcionó fue leer que no muchos lo consideraron como el primer matrimonio gay o igualitario en el Ecuador, porque Joey nació mujer. Pero él ya era legalmente hombre cuando se casó con Hugo. El suyo fue un matrimonio de dos hombres, un esfuerzo personal y del activismo GLBTI de gran valentía. Este logro hay que respetarlo y llamarlo por su nombre.
Ese matrimonio es un ejemplo de lo que somos la comunidad GLBTI. Estamos haciéndonos escuchar y luchamos por nuestros derechos, entre otros, el derecho para que nuestro amor evolucione, pues el amor es para todas y todos, es algo que necesitamos, estar con la persona indicada con reconocimiento legal.
Paremos el odio, la intolerancia y el rechazo, no dejes que esas acciones nos destruyan, en especial a ti mismo. Nosotros merecemos equidad y un lugar en este mundo en que todos convivamos. Debemos apoyarnos entre todos sin lastimarnos.
Apoyemos una buena causa, apoyemos el matrimonio igualitario en Ecuador.
Accede a esta petición y firma para el reconocimiento y la legalización del Matrimonio Igualitario en Ecuador.
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César Luis Baquerizo