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@nessateran

Hablemos de los hermanos Chávez: Paco (Francisco Savinovich) y Luis (Víctor Arauz). El primero nació para heredar el poder de su padre, pero se niega a asumir ese rol. El segundo es la oveja negra (hay una en toda familia), la bala que ya dieron por perdida. Ambos comparten el gusto por la base, la joda y las decisiones erráticas.

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Durante una noche de fiesta, los hermanos Chávez deciden robar una preciada reliquia familiar para poder financiar su vicio, una misión que de entrada está destinada a salir mal. La consecuencia de este acto marca el inicio de la película en donde el consumo y el exceso tienen un rol protagónico, alimentados por Lagarto, el dealer local- chabacano y belicoso- interpreado por un lúcido y en ocasiones brillante Andrés Crespo.

Paco está enamorado de Lucía (Leovana Orlandini) desde que son chamos, y aunque ella está casada con Rodrigo (Alejandro Fajardo), viven un amor auténtico y desenfrenado. A Luis, en cambio, lo único que le importa es fumarse las pistolas e intentar fundar su banda punk: Los Propios.

El primer largometraje de Javier Andrade tiene muchísimos aciertos. La historia es sólida, y evidencia que el director sabe lo que está haciendo: es una gran opera prima. Hay momentos actorales notables aunque hay escenas en las que los diálogos se sienten un poco forzados, pero es un elenco que, en general, funciona muy bien en pantalla. Como espectadora, sentí alivio al ver que “Mejor no hablar en ciertas cosas” evita los clichés y las cursilerías: es verosímil.

En Ecuador cada vez se hacen más películas, y eso siempre es positivo, pero hace falta medirlas no en su condición de “cine ecuatoriano” sino como cine, y punto. Y en ese sentido, creo que Andrade ha logrado una obra que puede ser disfrutada y entendida en cualquier parte del mundo, porque más allá de hablar de una ciudad (Portoviejo) y una idiosincracia particulares, lo que explora, a fin de cuentas, es la naturaleza humana y en los personajes hay rasgos con los que todos nos podemos identificar en alguna medida: la frustración de Paco por no ser lo que se esperó de él o el afán de Luis por demostrar que no es un bueno para nada a pesar de su valeverguismo, por ejemplo.

Mención aparte merece la banda sonora. Los temas interpretados por “Los Propios”: Simón y una reversión de Esta Guitarra Vieja de Carlota Jaramillo son joyitas musicales que fueron creadas para la peli por Sebastían Game (el músico detrás de proyectos como Hombre Pez y guitarrista de la tristemente disuelta Biorn Borg). Una anécdota que vale la pena señalar es que Arauz tuvo que aprender a tocar la guitarra para interpretar a Luis. Game fue su profesor y se nota: al ver a Luis en el escenario es clarísima la influencia para cualquiera que ha visto Game tocando en vivo. Al final Arauz disfrutó tanto la condición de rockstar hoy por hoy Los Propios tocan en la vida real. Al soundtrack se suman canciones de El Retorno de Exxon Váldez y Los Pescados que van perfectamente a tono con el ambiente de la película.

Todo esto sazonado con una buena dosis de puteadas (algunos dirán que excesivas, pero fiel reflejo de la realidad para todo aquel que ha pasado una temporada en Manabí) y retratos muy cinematógraficos del paisaje portovejense.

Aunque la película no logra mantener su fuerza hasta el final (donde hay, según mi humilde opinión, un alargue innecesario y un par de escenas que podrían haberse evitado), tiene momentos geniales, giros inesperados y un par de instancias cómicas que arrancan carcajadas. Para terminar, un consejo: vaya a ver “Mejor no hablar de ciertas cosas” y procure tener una botella de Caña Manabita esperando por usted en su refrigerador. Después no diga que no le avisé.

 

Vanessa Terán