Gracias a mi Maestro y gran amigo Felipe Fried, un poco de paciencia con el viento, suerte con el sol y unas manos congeladas, pude lograr estos instantes maravillosos desde el cielo de nuestros Andes Ecuatorianos. Como él siempre dice, uno de los privilegios más grandes que los terrestres y limitados humanos podemos tener es el volar. Desde un avión, desde una montaña, desde una escalera, o mejor aun, desde nuestra imaginación, nunca dejemos de mirar nuestra tierra, nuestra vida, desde el cielo.
Felipe Fried y Pablo Cozzaglio