Tomado del Evangelio según Jebús, Cartas a los falsos profetas. Capítulo 1, versículos de 1 al 58
1:1 Álvaro,
Cada candidato a la Presidencia de la República del Ecuador ha recibido una carta escrita por un ciudadano que cuestiona las posturas de dicho candidato respecto de sus propuestas de campaña.
1: 2 A todos los postulantes a dirigir la función ejecutiva de este país se les ha dado la importancia que merecen y, por eso, estos muchachos de GkillCity han escogido a sesudos e informados contradictores para que pongan el dedo sobre las llagas en cada caso.
1:3 A ti te han dado la importancia que te mereces: me han pedido a mí que te escriba directamente. 1:4 Creo, sin temor a equivocarme, que te han dado la máxima prioridad.
1:5 Sé que estos críos esperan que respondas a esta carta y yo así también lo deseo; debo advertirte, sin embargo, que aunque no conozca tus respuestas, sabré si eres sincero porque, para usar tus palabras, “te conozco bacalao, aunque vengas disfrazao”.
1:6 Vienes, sin duda, disfrazado Álvaro. 1:7 No sé de qué. 1:8 De Mesías del nuevo Milenio, de profeta, de mártir, de santo. 1:9 A veces parece que te crees dios mismo aunque te me parezcas más a Danny De Vito interpretando al Pingüino. 1:10 Esa es mi primera pregunta, ¿de qué cordero es aquélla piel que llevas encima?
1:11 Planteada la pregunta inicial, para que la profecía tenga lugar y el tiempo se cumpla, yo, Jebús, te cuestiono:
1:12 Alfa que nada y antes de Omega, Álvaro, ¿por qué te has tomado mi nombre en vano?
1:13 ¿Cuándo hemos tú y yo hablado? 1:14 Nunca. 1:15 Me hago negar; no te devuelvo las llamadas; te tengo marcado como spam; te tengo bloqueado en Tuiter; y en Facebook te denuncié. 1:16 Pero tú insistes en actuar como si mi papá y yo te hubiéramos enviado a la tierra.
1:17 Parece que no conoces bien las señales de cuando nosotros mandamos a alguien. 1:18 Verás, mi papá jamás te hubiese hecho lo inmensamente rico que eres. 1:19 Te hubiese hecho nacer, para los fines ecuatorianos, en un lejano establo en Colta, provincia del Chimborazo; o, para mayor diversidad, en las afueras de El Puyo.
1:20 Te hubiese hecho crecer en medio de aprietos económicos y ayudando a trabajar a tu padre putativo en el pequeño negocio con el que a duras penas habría alcanzado a mantener a sus otros trece hijos.
1:21 Dime, Álvaro ¿naciste en la periferia, en la ignominia? ¿Carajo, Álvaro, contesta: por lo menos naciste en la Maternidad Sotomayor?
1:22 Tampoco pareces haber caído en cuenta que los enviados de Dios a la Tierra tenemos una capacidad seductora innata, un toque mágico que se llama carisma. 1:23 Todos los profetas éramos (somos) hombres carismáticos, que lográbamos deslumbrar con la palabra. 1:24 Yo mismo convencí a un montón de judíos reunidos a mi pie para que compartieran los panes y los peces que llevaban en sus alforjas. 1:25 Parecía que se habían multiplicado: todo el mundo dando un poco de su poco para satisfacer a todos.
1:26 Eso nos lleva a dos otras preguntas, Álvaro:
¿Crees que estás tocado por el beso de ese ángel que lleva a los demás a escucharte con respeto y consideración, con admiración y esperanza?
¿O eres como Juan Sin Pena, que confunde los evangelios y los milagros y causa la risa generalizada de quienes escuchan la palabra?
1:27 Debo decirte, eso sí, que a veces pienso que lo tuyo es camino de santidad a través de la mortificación de ponerte, voluntariamente, en público (por lo general por televisión) a intentar hablar y gesticular al mismo tiempo.
1:28 Por otra parte, volviendo al episodio del pan y de los peces, ¿has convencido a la gente de que trabajar juntos es la mejor manera de satisfacer las necesidades de todos o has insistido en la caridad como herramienta de chantaje, en la dádiva como trueque por el favor electoral?
1:29 Te repito: así no funcionamos los enviados de Dios.
1:30 Tu indebido uso de mi nombre me está haciendo daño, Álvaro. 1:31 Debo decir nos está haciendo daño. 1:32 Pone en riesgo nuestra seriedad y confunde a nuestros seguidores. 1:33 En el mundo se está para sufrir y tú, Álvaro, excepto cuando pierdas las elecciones a las que te presentas cada cuatro años, parece que la gozas.
1:34 No es que me quiera entrometer en tu vida privada, pero me preocupa tu salud, Álvaro. 1:35 Como dijiste en el lanzamiento de tu campaña, en Quito, trabajas de 9 de la mañana a 3 de la tarde y de 3 de la tarde a 10 de la noche.
1:36 ¿Con esa jornada de trabajo, a qué hora almuerzas?
1:37 No almorzar te va a causar una úlcera tan grave como la que te causó perder elecciones continuamente.
1:38 Ya que estamos hablando del lanzamiento de tu campaña. 1:39 Ese mismo día dijiste que en tu gobierno todos los ecuatorianos iban a ser “Ricos. Ricos de clase media”. 1:40 Creo que ya sabes lo que quisiera me expliques, ¿qué diablos es ser “rico de clase media”?
1:41 La otra pregunta, un ser humano con un viso de inteligencia lo prevería, tiene que ver con tu segunda úlcera, con la de las elecciones:
1:42 ¿Hasta cuándo, padre Almeida?
1:43 ¿Hasta cuándo, plgp, te lanzas una y otra vez? 1:44 ¡Ya ni binomios elegibles te quedan! 1:45 ¡Tuviste que recurrir a tu esposa!
1:46 Ay, Álvaro, ya me hiciste hasta maldecir. 1:47 No me tientes, sabes que tengo mal carácter y que a veces flipo un poco con tanta injusticia y me da por entrarle a latigazos a los mercaderes que usan el templo para comerciar.
1:48 ¿No será, Noboa… que estás utilizándome, para comerciar?
1:49 Dime la verdad, ¿te crees ese rol de enviado de Dios de verdad y por eso te paras frente al mar para intentar detenerlo (ojo al dato: no se puede, está bien hecho); o simplemente estás siendo astuto como un zorro y abusando de la confianza que la mayoría de los buenos ecuatorianos tiene en mí?
1:50 ¿Te levantaste un buen día y dijiste “voy a decir que Dios me ha enviado a salvar al Ecuador y así ganar la presidencia”?
1:51 ¿No te parece que está mal mezclar algo tan sucio como la politiquería con algo tan respetable como la creencia de que existe un ser supremo del que el bien emana? 1:52 ¿De verdad no te das cuenta que no caí en la tentación de Satanás cuando me ofreció todos los reinos y fortunas del planeta no porque me gustaba ser pobre, sino porque sabía que mi misión era incompatible con el corrompedor poder?
1:53 ¿No crees que lo tuyo es o cinismo o, en el menor de los casos, locura? 1:54 Dime, Álvaro, que me preocupo por ti, ¿tienes un psiquiatra a la mano?
1:55 Y, antes de despedirme, no puedo sino recordarte la frase “Al César lo que es del César; a Dios, lo que es de Dios” para preguntarte:
1:56 ¿Ya pagaste tus impuestos?
1:57 Espero con angustia tu respuesta a esta carta y espero que, advertido como estás por escrito, dejes de utilizar mi nombre para tus fines demagógicos. 1:58 Porque tú eres el prototipo del político que no representa a nada ni nadie que no sean sus intereses personales y corporativos y, por lo tanto, menos me representas a mí, que soy la encarnación de la humildad, la inmolación y el sufrimiento.
Esto es palabra de Jebús.
Amén.
Jebus MFC