Coronel;
Escribirle esta carta implica un ejercicio de memoria. La historia política de nuestro país es tan vertiginosa que es fácil olvidar atropellos cometidos tan solo siete años atrás, cuando usted era Presidente de la República. Y este ejercicio, ahora que aspira nuevamente a sentarse en el sillón de Carondelet, me hace notar que ni una sola vez, usted le ha pedido perdón al país. Seguramente su ego se lo ha impedido o está convencido de que fue una víctima y no tiene nada de qué disculparse. Yo creo que cualquier nueva aspiración suya en l
a política formal, debería comenzar con una serie de sinceras disculpas.
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Empiece disculpándose con María Soledad Chávez. En 2005, ella tenía quince años y acompañó a un grupo de amigos a protestar contra su gobierno, en Quito. Una bomba lacrimógena impactó en uno de los ojos de Ma. Soledad, y lo perdió. Discúlpese con ella, sus familiares y sobre todo, con sus padres, ya que como padre también, podrá imaginar el dolor y la impotencia que debe significar ver sufrir así a una hija. De paso, discúlpese con los aproximadamente 200 000 quiteños que entre el 17 y el 20 de Abril de 2005 salieron a las calles y sufrieron una represión policial sin precedentes en la historia moderna de la ciudad. Ha dicho usted que aquello fue un golpe de Estado promovido por sectores económicos para derrocarlo. Y no se da cuenta, o no quiere aceptar, que el golpe de Estado ocurrió antes… y lo dio usted.
No me refiero a la caída de Mahuad, el 21 de Enero de 2000, fecha que le dio el nombre a su partido “Sociedad Patriótica”. Hablo sobre la jugada política que orquestó con Bucaram la madrugada del 4 de Diciembre de 2004 donde, en una sesión extraordinaria convocada por usted, 28 magistrados de la Corte Suprema de Justicia fueron destituidos para darle paso a la tristemente célebre “Pichi Corte”, cuyo propósito inmediato fue sobreseer de los juicios a Bucaram a cambio de que su gobierno gozara de mayor “estabilidad política”. Lucio, ese fue un golpe de Estado. Usted secuestró la justicia en alianza con el PRE, intervino un poder que en democracia debe ser independiente y rompió el orden constitucional.En esos tiempos, Quito aún se indignaba por esta clase de atropellos y lo que hizo fue sacar un dictador chimbo a patadas, porque no se puede hacer un golpe de Estado contra quien ha violado hasta el cansancio el orden constitucional.
Por pasar de una democracia débil a un Estado totalitario, no le ha pedido perdón al país. Lucio, no sólo que rompió el orden constitucional como Presidente (lo que de inmediato lo convirtió en dictador – o “dictócrata” – para usar uno de sus términos) sino que jodió por completo la estructura del Estado.Ecuador estuvo más de un año sin Corte Suprema de Justicia. Su capacidad, visión, liderazgo, son más los de un dictador tropical que los de los de un estadista. El país no esperaba que usted lo saque del hoyo. Y, sincerémonos, tampoco habría podido de ser ese su deseo. Bastante habría logrado con mantenerse cuatro años en el poder siendo consecuente con algunos principios que impulsó al comienzo, cuando la corrupción de un sector de la banca en alianza con Mahuad hizo que un desconocido Lucio Gutierrez se subleve contra el Estado. Bastaba respetar la independencia de poderes a pesar de los problemas de gobernabilidad, impulsar un gobierno medianamente honesto y profundizar algunos aciertos que su gobierno sí tuvo, como la construcción de la hidroeléctrica San Francisco en sólo tres años. Nada de eso ocurrió.
En su campaña, seguramente acudirá a cifras macroeconómicas que dan cuenta de una serie de manejos responsables – en lo macro – de su gobierno. Ahá. Gran cosa. Desde el retorno a la “democracia”, 32 años atrás, el principal problema del país es de orden político. Han sido – y son – los partidos políticos quienes han secuestrado la estructura del Estado para consolidar sus círculos de poder y hacer plata. Políticos pensando en plata y no en servir a la gente es lo que ha dado como resultado el país que tenemos hoy: una sociedad vulnerable a modelos totalitarios con democracias de papel y no de hecho. Lucio, usted no sólo que no fue distinto, sino que llegó a la grotesco. Si no, ¿qué hacía un personaje incompetente y corrupto, ex coronel de la policía (además de su cuñado) como Napoelón Villa en el fondo de Solidaridad administrando las empresas más importantes del Estado? Por haber gobernado con funcionarios como Napoleón Villa, usted no ha pedido perdón. Tampoco pidió perdón por los sicarios contratados por Bolívar González, subsecretario del Ministerio de Bienestar Social, para disparar a los quiteños en las protestas de Abril de 2005, producto de lo cual tres personas fueron heridas. El gobierno de Sociedad Patriótica no se inventó el agua tibia. La corrupción venía mucho antes y sigue siendo un problema generalizado en Ecuador. Pero los suyos no disimulaban siquiera. Eran tan evidentes y grotescos los chanchullos, que la gente comenzó a protestar y para intimidarlos, su gobierno financió una fuerza de choque cínicamente llamada “Cero Corrupción”. ¿Todavía lo acompañan esos matones en las caminatas de su campaña? Mirando hacia atrás, usted tuvo suerte de que no hubo más muertos en las protestas que finalmente lo derrocaron. Aunque sí los hubo durante su gobierno.
En Mayo de 2003, mediante decreto ejecutivo, usted obligó al IESS a comprar 440 millones de dólares en bonos del Estado. 354 millones, se destinaron a pagar deuda pública. Pero cuando un año después los jubilados le exigieron pensiones más dignas, les dio la espalda, mostró su indiferencia y les dio largas. Desesperados, los jubilados iniciaron una huelga de hambre que quebrantó la salud de muchos y poco después terminó con la muerte de 21 jubilados. Las vueltas que da la vida… “21” es también el nombre de su partido: “Sociedad patriótica, 21 de Enero”. Usted nunca se disculpó con los jubilados y mucho menos, con sus familias.
En la coyuntura actual, hay quien votaría por usted por considerarlo un mal menor a Correa. Yo le di mi voto cuando derrotó a Noboa, en su primera campaña electoral y nunca más volvería a hacerlo. En el fondo, no entiendo cuál es su problema con Rafael Correa. En estricto rigor, lo que él hizo fue igualar su marca y superarlo: se apoderó de la justicia pero en lugar de sacarlo a patadas, la gente lo apoyó a través de una consulta popular. Correa llegó al poder con la misma base de izquierda que marchó a su lado y exactamente igual que en su gobierno, los recibió con policías cuando se desmarcaron del poder, fueron oposición y decidieron protestar. Yo creo que en el fondo usted admira a Rafael Correa. El hizo lo que usted no pudo: concentrar todo el poder y consolidar un círculo de funcionarios a los que les va muy, pero muy bien, y como yapa, hacerlo con el aplauso de la tribuna. Él también le debe mucho: al destruir la estructura del Estado, su dictocracia dejó la cancha servida para la construcción de un modelo totalitario con soundtrack de revolución. Bastaba la aparición de un nuevo caudillo. Y el caudillo apareció. Curiosamente, manteniendo como Contralor General a Carlos Pólit, ¡uno de los duros de su gobierno! Enorme contradicción, si se considera que hoy todas las funciones del Estado han sido ocupadas por personajes cercanos a Correa. O sospechosa contradicción, si se considera que en estos cinco años de Correa en el poder, los actos de corrupción de su gobierno no han sido investigados.
Sobre su gobierno podría escribirse un tratado de abuso de poder, ruptura democrática y corrupción. Pero quien sabe… usted tal vez aprendió algo, atravesó alguna especie de iluminación y – ahora sí – está listo, tiene la experiencia y va a cambiar al Ecuador.
Nah.
De ser así, Lucio, hace rato se habría disculpado ante el país por todo lo que provocó. Ante el error, la disculpa y la reparación son una forma de sinceridad. Y por eso sospecho que sus deseos de un Ecuador democrático son solo fachada.
Usted lo que quiere es volver a montarse en esa hembra seductora, ricachona y traicionera que se llama poder.
Carlos Andres Vera