Una vía viva puede entenderse como aquella que no sólo permite transporte sino vivir vida en plenitud a quienes transitan en la misma, el entorno natural y las comunidades que se desenvuelven en sus orillas.¿Dónde las podemos encontrar en otras partes? ¿Cómo entenderlas para Guayaquil? Son algunas interrogantes que exploro en las siguientes líneas.
Al conversar con muchos he encontrado que los guayacos/as nos reencontramos con nosotros/as mismos/as al caminar cerca al Estero y al Río Guayas. Aquellos/as que han tenido el placer de navegarlos encuentran difícil describir la alegría de dejar tierra firme. Sobre todo es sorprendente aquellos/as que navegan por primera vez estas aguas al alcanzar madura edad. Pese a vivir
toda una vida junto a cuerpos de agua incluso hay muchos/as en Guayaquil que no descubren este placer pues les ha sido negado debido al distanciamiento sistemático de esa herencia porteña de Perla del Pacífico que escuchamos siempre pero parecemos no entender.
La belleza natural de Guayaquil encerraba vastos bosques y esteros. Los Huancavilcas navegaron estos cuerpos con la influencia de la marea. Posteriormente la riqueza natural de la región permitió a Guayaquil ser centro de tarazanas – especie de astillero para construcción de barcos de mediano calado – en tiempo colonial. A través del tiempo, esa cultura naviera se fue concentrando en acarrear servicios y experiencia en su gente para hospedar un puerto de intercambio. Sin embargo, por alguna razón dejamos de ver el Estero y la Ría como opciones transitables y se entendieron como fronteras que debían ser colonizadas o traspasadas. Es así que se dio inicio a varias décadas de deforestación, relleno, concreto y asfalto sobre los humedales y manglares. Tiempo de puentes que debilitaron la necesidad de explorar una ventaja natural dada a estas tierras. En los últimos años he tenido el placer de conocer otras tierras donde el vivir cerca de cuerpos de agua ha significado algo diferente y hoy en día les permite tener vías vivas. Ejemplos de vías vivas se encuentran en el Ecuador y en diferentes continentes. En regiones como Esmeraldas y la Amazonía el transporte fluvial es parte de la vida de las comunidades.
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https://esmeraldas2012.blogspot.com/2012/06/armadas-de-ecuador-y-colombia-coordina.html
En el mundo se encuentran también vías vivas en ciudades con dinámicas y complejidades sociales muy parecidas a Guayaquil. En el caso de Bangkok, Tailandia hablamos de una gran metrópoli acosada por un denso y contaminante tráfico y grandes brechas sociales en su población. Bordeada por el río Chao Phraya la visión de esta población incluyó en su sistema de transporte masivo BTS Skytrain la estación Saphan Taksin que permite transferir a un embarcadero fluvial para el ferry y el servicio de bote Express. Esta estación es la más popular para los pasajeros cotidianos y turistas pues sirve de interconexión a zonas pobladas distantes del centro de Bangkok y para la zona histórica. Su interconexión con el BTS Skytrain y metro de Bangkok permiten a viajeros evitar los atascos de tráfico durante las horas pico entre semana. Los 21 kilómetros de ruta es servida por 65 barcos transportando un promedio de alrededor de 40.000 pasajeros por día.
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https://www.losviajeros.net/fotos/asia/thailand/index.php?fn=thai_027
En la región latinoamericana hay experiencias y proyectos valiosos. En el caso de Valdivia, Chile encontramos el Sistema de Transporte Interconectado Fluvial. Este proyecto contempla devolver a los ríos de la ciudad de Valdivia su importancia como eje principal de desarrollo. Con una inversión cercana a los dos millones de dólares se adquirirán embarcaciones pequeñas y grandes así como 26 muelles flotantes (paraderos). El sistema contempla una serie de embarcaciones que funcionarían como locomoción colectiva en ambas riberas, permitiendo que el recorrido sea en zig zag, similar a lo que ya existe en Bangkok e integrando los campus de las Universidades locales. La iniciativa privada es parte de este sistema estimulando la elaboración de las embarcaciones propulsadas por energía solar auto-generada por medio de placas fotovoltaicas, con capacidad de 16 pasajeros inicialmente, con velocidades promedio de 6 a 8 nudos (11 a 15 kilómetros por hora aproximadamente). El diseño del sistema se ha sido denominado “Barrio Flotante Cero CO2” e Incluiría además una planta de tratamiento propia para hacerse cargo de las aguas servidas que ésta genere.
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https://www.wikilosrios.cl/index.php/Sistema_de_Transporte_Fluvial_en_Valdivia
En el caso de Argentina y Uruguay encontramos la ruta Tigre-Buenos Aires-Montevideo. A la orilla del río Luján existe un transporte de lanchas colectivas (catamaranes) con un sistema de pasarelas flotantes, con estructura de aluminio y rampas de acceso deslizables, que acompañarán la altura del agua para facilitar el abordaje de los pasajeros. Tigre recibe un promedio de entre 70.000 y 80.000 visitantes por día durante feriados. En esta ruta se encuentra además un parque de juegos temático, clubes de canotaje y otros deportes, mercado de frutos y mercado de productos regionales, muebles de mimbre y una variada oferta culinaria y de decoración y el reconocido Casino Trilenium.
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https://www.atlasdebuenosaires.gov.ar/aaba/index.php?Itemid=92&id=265&option=com_content&task=view
En los Estados Unidos encontramos una experiencia particular en el Río Chicago donde la preocupación ciudadana logró grandes cambios para promover la vitalidad de esta vía para las plantas, los animales y los seres humanos que viven dentro de su cuenca. La ciudadanía conformó el grupo Amigos del Río Chicago quienes demandaron cumplimiento de directrices publicadas alentando al desarrollo en la orilla que daba acceso al río. Entre sus logros se encuentra la construcción de un sistema de aguas pluviales y alcantarillado durante los 70-90`s para evitar que las aguas residuales sin tratar fluyan en el río permitiendo que la calidad del agua y la calidad del hábitat del río Chicago obtengan una mejora importante. Amigos también ha realizado un trabajo innovador en el centro de Chicago, con la construcción de un Hotel pez en 2005, el cual el primero de su tipo con el fin de proporcionar un hábitat para los peces en un tramo muy urbano del río. A medida que el río se ha vuelto más limpio, más personas han empezado a utilizar de nuevo para la recreación. En particular se destaca el club náutico privado a lo largo del río Chicago y el Centro para niños
Observar estas experiencias nos permiten identificar que lanchas colectivas prestan servicios de transporte público en un entorno urbano y rural programadas con múltiples paradas, funcionando de manera similar a un colectivo o programado como un taxi. Un servicio de barcos yendo y viniendo entre dos puntos normalmente se describe como un transbordador (ferry) en lugar de una lancha colectiva. El impulsar vía vivas en Guayaquil podría permitir potenciar las capacidades de nuestros profesionales en ingeniería naval y arquitectura, sumada a la experiencia del astillero de la ciudad con las alianzas internacionales en desarrollo de tecnología. Guayaquil podría vincular embarcaciones no contaminantes con emisiones como el transporte terrestre y regresar su mirada al Estero y la Ría con una verdadera costanera. Un trabajo ciudadano coordinado en la recuperación de sus vías vivas podría ser un reto emblemático que permita su disfrute real.
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Como se planteara en una anterior edición de Gkillcity, buscar la independencia de la enrejada y el cemento puede ofrecer oportunidades para nuestra ciudad. En lugar de buscar mayores vías exclusivas para transporte con grandes costos e impacto ambiental en implementación y uso, el Estero y la Ría deben ser parte de la solución y no un problema. La tesis que se plantea al observar experiencias en el mundo es que se pueden tener carriles exclusivos fluviales para cubrir rutas internas (norte-centro-sur), periurbanas (Guayaquil, Durán, Daule, Samborondón) y turísticas (Posorja, Balzar, Vinces). Dinamizar las economías locales a lo largo de las riberas y áreas verdes brinda alternativas para no darle la espalda sino encontrarnos con estos espacios acuáticos como comunidad. Estos sistemas fluviales podrían bien ser articulados al sistema de transporte terrestre. Es tiempo para que en el Estero y el Río Guayas vuelvan a navegar nuestros sueños y no nuestros miedos y desechos. Les dejo al terminar una gráfica para que sueñen como se podrían ver las rutas en zigzag a la Isla Santay o Samborondón (al Noreste) o bien muelles flotantes que conecten el Estero y el Río Guayas (al suroeste).
Daniel Ortega