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@elmediodia

Ayer cuando moría la mañana agarré mi vehículo, pasé por Los Ceibos recogiendo a @chemagonzalezr y me enrumbé hacia el Parque del Lago, en la vía a la Costa, a pocos metros del peaje. El Parque es una reserva oficial, manejada por la Secretaría del Agua, que mezcla naturaleza y acción humana -la laguna se formó planificadamente, a raíz de a represa de Chongón.

 

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En ese pintoresco paraje tuvo lugar el festival Rock del Lago 2012, que reunió a algunas de las más pujantes bandas de la escena rockera local: Bejin de Kabuto, Betamax, Cadáver Exquisito, Macho Muchacho, Orgasmo Sónico, Pasajero y Satori. Cuando salí por la mañana, urgido por el tiempo, me salté el desayuno; podrán imaginar el hambre que cargaba al momento en que arribé al sitio.

Tras dar un par de vueltas y hacer los respectivos saludos, la providencia puso enfrente nuestro un pequeño fogón de carbón con una gran olla de metal encima. La leona rugió de alegría ante la predicción, felizmente confirmada, de que el tesoro que encaerraba esa olla era un buen seco -de pollo.

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Al vuelo le pedimos dos secos a la señora Fanny, cocinera responsable del guiso, que además maneja la tienda junto a la cual se ubicaba el fogón, justo a la entrada de Parque del Lago. La corta espera se volvió más imperceptible aún sentados en ese sitio con un clima fresquísimo y, en el horizonte, el paisaje del embalse y su vegetación.

Al seco que nos sirvió la señora Fanny creo que le hago justicia si lo califico como un seco redondo y bien logrado. En materia de secos hay varios estilos de preparación, cada uno con su toque particular. En la sierra, por ejemplo, abundan los secos con fuerte presencia del dulzor frutado y de baja acidez, así como aquellos más líquidos, que llevan una papa hervida y se asemejan más a un estofado puro y llano. De igual forma, además de la diversidad de ingredientes, los secos suelen tener una marcada diferencia según si los vegetales fueron licuados o picados, antes echarlos a la olla para que se incorporen en una sola salsa. Y por supuesto, un fundamental elemento para distinguir los secos es el uso de cerveza o su reemplazo por naranjilla. El seco de doña Fanny, pude reconocer, usa como base algunos ingredientes licuados pero agrega a ellos otros tantos finamente picados. El sabor del seco fue ligero pero apropiado, y claramente criollo. Para los que gustan solamente de esos secos de sabor fuerte y extra-intenso (como los de «El Colorado») este quizás no sea su sitio. En mi caso, resultó ser justamente lo que necesitaba en ese momento, especialmente al venir acompañado con arroz amarillo de olla, cocido al carbón. El sabor y textura de un arroz hecho de esa forma son inconfundibles; es, probablemente, la forma más idónea de cocinar arroz. El ají, alimonado y bien picante, completó la mesa.

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Camino de regreso a la tarima paramos saludando a unos queridos amigos, @jorge_marcet (colaborador gráfico de gkillcity.com) y su esposa Carla Nebot, que a propósito del festival pusieron ese día un puesto en el que Carla, cocinera pro, ofrecía rompopes de varios sabores bajo la etiqueta de «Rockpope». Tuve oportunidad de probar -digamos que a guisa de bajativo- todos y cada uno de los rompopes disponibles: «Café L’Orange», «Chocolate a la mexicana», «Esniquer» y «Ron Pasas». Siempre he apreciado el rompope -conocido en otras partes como licor de huevo- por lo que poder disfrutarlo con sabores adicionales me cayó de perilla. Personalmente, mi preferido fue el de ron pasas, bien espesito, aunque seguido de cerca por el que mezcla café y naranja.

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Al costado empezaron a sonar las guitarras de los muchachos de Orgasmo Sónico. Con un excelente sabor de boca me apresté a disfrutar una tarde de rock -al menos hasta la hora en que se convirtiera en tarde de fútbol. El rock, la bulla de la gente y aún el rompope pasaron por Parque del Lago y dejaron su estela. El Rock del Lago volverá el año que viene, con seguridad; hasta entonces apreciaría regresar a este poco explotado sitio con la excusa de otros eventos culturales, públicos y abiertos, para lo cuales se muestra tan propicio. Sino, al menos puedo volver por el seco.

Rafael Balda Santistevan