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@MansoHostal

En este momento la Asamblea Nacional debate una propuesta de ley de semillas y agrobiodiversidad, elaborada por la Conferencia Plurinacional e Intercultural por la Soberanía Alimentaria (COPISA) y respaldado por más de cien organizaciones sociales y campesinas de todos los rincones del Ecuador.

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Foto crédito: Periodismo Humano

Luego de décadas de experimentación con monocultivos, plaguicidas y fertilizantes sintéticos, hoy hay suficiente evidencia de que los alimentos sí absorben los agrotóxicos y que a la larga el suelo pierde su fertilidad. Se sabe también que las plagas requieren dosis cada vez mayores de plaguicidas para superar la resistencia que éstos generan con el tiempo.

Pero existe resistencia a cambiar el modelo. Los agrónomos suelen pensar que la única alternativa a la agroindustria es volver a una producción agrícola primitiva que no abastecerá a la creciente población mundial. Según el documental Seeds of Freedom de la Gaia Foundation, “las grandes corporaciones que lucran de la agroindustria constantemente, a través de sus aliados los medios de comunicación comerciales, quieren proyectar el mensaje de que la agricultura familiar y agroecológica es atrasada, y la solución a la pobreza es la industrialización del agro, cuando la verdad es que la agricultura familiar alimenta al 70% de la humanidad, y es el único sistema de producción agrícola sustentable”.

El problema es complejo porque las grandes corporaciones que han invertido millones en investigación y desarrollo de estas tecnologías se convierten en sus defensoras incondicionales, y usan su poder de negociación como los clientes más apetecidos del medio publicitario para presionar por que se minimicen las noticias que denuncian los riesgos de ese modelo. En los medios de comunicación comerciales rara vez se cuestiona el modelo agroindustrial, cuando en realidad existe un consenso entre las asociaciones de consumidores del mundo entero de que es un modelo no sostenible.

La agricultura ecológica, o Agroecología

Existe un movimiento cada vez más fuerte en el mundo llamado Agroecología, impulsado por agrónomos que incorporaron tecnologías de vanguardia con conocimientos ancestrales y presentan un nuevo modelo de gestión agrícola integral, sin el uso de agrotóxicos, y que pone al ser humano antes que el capital.

 

La agroecología es similar a lo que comúnmente se llama cultivo de alimentos orgánicos, pero la diferencia está en que el término “orgánico” se refiere exclusivamente al producto final, a que un alimento no contenga químicos. La agroecología es un concepto integral que implica que la producción agrícola tenga un impacto ambiental mínimo; que el cultivo de la tierra no reproduzca un paradigma industrial sino que por el contrario sea una actividad familiar e integradora, y que sirva para potenciar la cultura local y para rescatar la biodiversidad agrícola. La agroecología replantea de raíz el paradigma capitalista que considera al campo y los agricultores como elementos de una ecuación monetaria.


Recientemente el Relator especial de la ONU sobre el derecho a la alimentación declaró que la agroecología puede ayudar a garantizar significativamente el derecho a la alimentación de los pueblos, puede aumentar al mismo tiempo la productividad agrícola y la seguridad alimentaria, mejorar los ingresos y los medios de sustento de la población rural y contener e invertir la tendencia a la pérdida de especies y la erosión genética.

En la reciente conferencia Rio+20, la CIDSE, una alianza de 16 organizaciones católicas en Europa y Norteamérica, declaró que “el sector agrícola ha sido reducido a una función industrial para servir propósitos económicos y a los mercados mundiales. Hay una necesidad de reorientar el sector hacia el servicio a la sociedad. Se deben relocalizar los sistemas de producción de alimentos, difundiendo modelos agroecológicos de producción, y cuestionar los modelos de producción y consumo actuales”.

La Sociedad Científica Latinoamericana de Agroecología reportó que en algunas de las principales regiones productoras de cereales del mundo, la tasa de rendimiento está decreciendo, a pesar del uso cada vez mayor de fertilizantes, y estimó que el costo de las externalidades de la agricultura industrial en el Reino Unido es de entre 2.300 a 3.100 millones de dólares al año. Y en EUA casi 20.000 millones de dólares al año.

Más estudios científicos

La red Guardianes de Semillas realizó en Loja un estudio comparativo entre la productividad de una hectárea de cultivo de papa en un año usando tecnología convencional (agroquímicos, pesticidas, etc.) vs. técnicas agroecológicas. El estudio concluyó que el cultivo agroecológico es más productivo, pues requiere de únicamente 5,5 hectáreas para alcanzar la misma utilidad que generarían 19,6 hectáreas de cultivo convencional.

Un estudio del International Fund for Agricultural Development (IFAD) de 2004 tomó una muestra de 5150 familias campesinas que habían empezado a practicar la agroecología y determinó que en todos los casos las familias obtenían mayores beneficios económicos que cuando practicaban agricultura industrial.

La Universidad de Tufts en Massachussetts condujo una investigación que concluyó que “la promesa de un desarrollo basado en exportaciones agrícolas es exagerada, mientras que los peligros para los productores de pequeña escala son muy reales”. Y atribuye el inicio del proceso de la industrialización de la agricultura al Consenso de Washington y la [neo] liberalización de la economía.

La agroindustria inevitablemente genera alimentos con inferior calidad nutricional; reduce el número de puestos de trabajo en el agro y crea un espejismo de la necesidad de subsidios estatales. Asimismo, los químicos tienen una carga tóxica que afecta a consumidores y agricultores, y a mediano plazo erosiona y vuelve infértil el suelo. Estos factores, que en los análisis económicos se los considera «externalidades» , sí deberían ser sumados a la ya probada mayor eficiencia de la agroecología. La agroindustria subsiste únicamente porque es más rentable para el gran capital, pero no hay nada más alejado que esto al ideal de buen vivir que Ecuador busca alcanzar.

Un ensayo completo sobre este tema en www.noticiasverdes.com

 

Ricardo Cevallos