@Billy_Icaza

¿Qué hubiera sucedido si Guayaquil hubiese estado incluida en el Schedule de Brian Epstein? Quizás hoy, un día cualquiera, a las 11h46 de la noche, los que esperan en un viejo San Remo tuneado y con escasa iluminación azul interna, a que cambie la luz roja en la avenida Quito, estuvieran escuchando el álbum blanco a volumen moderado y no el perreo que aquellos cristales ochenteros no pudieron contener.

Siempre imaginé como hubiera sido su llegada a nuestra ciudad, los lugares que hubieran visitado, el desayuno en La Palma con Ringo pidiendo doble porción de cachitos y revoltillo mixto, el desplazamiento beatle con operativo militar incluido por la 9 de octubre junto a algún político oportunista, la sesión de fotos en el parque Seminario junto a las iguanas y el betunero a espaldas de George casi imperceptible con los ojos brillosos sin saber que pasa pero cautivado por la magia, la portada de uno de sus discos, tal vez del “Magical Mystery Tour” con una foto en Las Peñas en la que McCartney sea el único mirando en sentido contrario a los otros tres, como nos dictan aquellos mitos Beatlemaniacos que ellos mismos se encargaron de alimentar para seguir el juego.

A más de exposiciones con artículos en la Biblioteca Municipal, venta de souvenirs y tributos esporádicos de bandas locales, el cambio en la percepción a nivel general hacia el arte y nuestra actitud hubiera sido definitivamente distinta con un solo día de Beatles bien pegado.

Pero antes de hablar de cambios recuerdo acontecimientos en la ciudad que nos acercan a este grupo que se expuso al mundo aproximadamente diez años. En marzo del 2001 el Diario Hoy imprimía “Los Beatles se presentan en Ecuador” para anunciar que el grupo The Beats, considerado en 1996 en Inglaterra como el mejor grupo beatle del mundo, se presentaba en Guayaquil. Sin ese día que nos negó en los 60´s la aún no desarrollada globalización, quizás enfrentaríamos la realidad hoy de otra manera, nuestros padres y abuelos nos hubieran inyectado a la vena su experiencia sobre la noche del concierto beatle en el recién inaugurado Estadio Modelo y los sucesos que se desenvolvieron alrededor de aquella fecha memorable. Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band fue lo primero que escuché antes de volver a nacer, de un batazo en la cabeza entré a este mundo plagado de elementos que incitan a la sensación de que no queda nada por crear y a la vez de que eres un arquitecto con mucho trabajo por hacer; imaginaba lo que sintieron los gringos cuando aterrizó “I Want a hold your hand” a su tierra, para ellos lo que inicialmente pareció una “tomadura de mano” se convirtió en una agarrada a ocho brazos de los ingleses, que sin pensarlo, antes de pisar New York iniciaron el circo gigantesco jamás visto en la historia a nivel cultural.

En el imaginario beatle ecuatoriano también hubo un episodio reciente en la política. Por ejemplo, ¿Se acuerdan cuando al binomio de Rafael Correa y Lenín Moreno les dio por cantar “Patria, tierra sagrada” al ritmo de “Hey Jude”? El Consejo Nacional Electoral los multó con la cuantiosa suma de $650 porque usaron la melodía sin autorización de Sayce, menos aún de Paul McCartney y entidades internacionales, faltando a los principios de propiedad intelectual.

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Aquella intervención mediática usando la melodía que Paul escribió para Julian Lennon sin duda alarmó a más de uno, sin embargo, podemos atribuir el hecho a la ignorancia sobre derechos de autor en Ecuador sin que este manoseo al tema signifique que estuvo bien. Volviendo a 1967 el cambio en la percepción artística de los guayaquileños hubiera trascendido y la riqueza de sus composiciones saciado por completo nuestra sed de espectáculos de gran magnitud luego de los últimos plantillazos de Ringo en El Modelo, luego del itinerario fatigado de compromisos incluiría el infaltable viaje a las islas donde Harrison es fotografiado junto a su tocayo George en las Galápagos y su motivación por volver al archipiélago sería mayor en años posteriores que la de regresar a la India con el resto, los temas del “White Album” y “Let it be” posiblemente serían los favoritos de George Martin y no los que menos le gustan, Lennon hubiera ido con Cynthia a Manhattan porque un pequeño cambio mueve el mundo entero y Chapman leyendo Alicia en el País de las Maravillas decide quedarse en Hawaii.

Es la 01h32 de la mañana y mientras escribo este artículo me preparo retomando el camino sinuoso de la evolución musical desde el “Please please me” hasta el “Abbey Road” para conversar sobre la antología del cuento beatle “22 escarabajos” en el marco del festival de la brevedad Ciudad Mínima, que tendremos mañana con Fernando Iwasaki y Miguel Antonio Chávez, un libro que recoge textos de autores nacidos en la década de los 70’s (Iwasaki es la única excepción) como Andrés Neuman, Xavier Velasco y Salvador Luis, sintiendo nuevamente que seré un escarabajo más en la Perla junto a los escritores que compartirán las experiencias que los motivaron a escribir un cuento Beatle. Imagino sin dificultad que la librería se convertirá en The Cavern mientras unimos música y literatura, lo imagino con facilidad porque de eso se trata todo lo que encierra a Los Beatles: de infinita imaginación.

BIlly Icaza