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@ElMediodia

Tras apenas un par de horas de sueño, el sábado me levanté con la consigna de sacarme el chuchaqui con un potente caldo de bagre. Tras un intercambio de varios correos había quedado con Jorge Bolaños, finalmente, para realizar la visita guiada de rigor a la hueca bagrera. De las 10 AM movimos el plan para el mediodía pues Jorge, fabricante de la cerveza artesanal Alma Negra, se había comprometido a ser el proveedor oficial de bebida para La  Descarga que los amigos de @gkillcitycom tenían previsto grabar ese día, nada más y nada menos que con la presencia del novelista quiteño Rafael Lugo.

La Descarga -que no pueden dejar de ver- se terminó de grabar pasadas las 2h30 PM, por lo que la idea del caldo de bagre quedó descartada hasta segundo aviso. Para aprovechar la presencia del editor gráfico de @gkillcitycom, Pablo Cozzaglio, resolvimos ir en pelotón hasta una tienda de barrio allí en Urdesa, a pocas cuadras, conocida por tener unos espectaculares cebiches. “Cebiche en una tienda de barrio, eso es una hueca bien hueca”, pensé.

Al llegar nos ubicamos como pudimos en la vereda, al borde de un vehículo y en el estante frontal de la tienda. Ordenamos 7 cebiches y las respectivas porciones de chifle. Un arisco @AndresCrespoA, en cambio, se fue a la tienda de la otra esquina a comprar pan, que es el acompañante que dice preferir para el cebiche. El tiempo de espera fue relativamente corto, especialmente si se tiene en cuenta que este cebiche se prepara genuinamente en ese mismo instante. Las opciones son cebiche de concha, de camarón y mixto –con ambos mariscos. Las conchas las abren en ese momento y el camarón, por su lado, se reserva crudo y se hierve cada vez que alguien hace un pedido. En el plato que me sirvieron esta frescura de los mariscos era notoria. Las conchas estaban tiernas, y aquel juguito negro que le sale al abrirlas se fusionaba a la perfección con limón y una pizca de aceite, para dar forma al “caldo” del cebiche. El camarón, era claro, había pasado apenas por un hervor, lo cual evita aquel recurrente problema de que ese crustáceo se sienta “cauchoso”, tan común en muchos cebiches de la ciudad.

Si bien el plato parecía pequeño, pronto descubrí que esto era una mera ilusión óptica por su forma alta. Conté al menos quinces camarones –de tamaño pequeño a mediano- y un número similar de conchas. Todo el plato se acompañaba bien de abundantes chifles y un delicioso ají, al que lamentablemente le dimos vire demasiado rápido. En mi caso personal, soy un fanático de esa técnica para comer cebiche que consiste en agarrar un manojo de chifles con ambas manos, presionarlos, romperlos y, finalmente, vertirlos sobre el cebiche como parte integral del mismo. Con suficiente destreza, se puede meter una funda entera de chifles en un plato de cebiche.

Este sitio, que no estaba en mi agenda, es una agradable adición al catálogo de huecas pepa de Guayaquil. Sin duda venía faltando ya dar cuenta de una hueca en pleno Urdesa, como habían reclamado varias personas. Y aquella imagen de la gente al borde de una tienda, comiendo –un  cebiche en este caso- al lado fundas de detergente, cigarrillos y hasta tampones, es sin duda un clásico de nuestra ciudad. Salud.

Ficha Técnica

Nombre: No tiene

Ubicación: Costanera Entre Higueras e Ilanes

Precio: $6 cualquier cebiche.

**Nota del Editor: Gracias a lo suculento del cebiche y a la presencia del editor gráfico, la abundancia de mariscos y fotos ha dejado un producto gastronográfico. Gracias a todos los que hacen posible estas experiencias.

Rafael Balda Santistevan