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@mariasolborja

El punto de encuentro es la Base Aérea de Quito. 17h00 del jueves 28 de junio. Ruega puntualidad una de las encargadas de prensa externa de la SECOM. Atiendo el ruego y llego a tiempo. La sala ya está repleta de periodistas. Cerca de la entrada se encuentra una mesa de registro con dos mujeres policía que reciben las hojas de migración completas y sellan los pasaportes. Un funcionario de SECOM entrega una carpeta para prensa, con datos útiles, dice, de las cumbres y de Mendoza, lugar en donde se realizarán. Me pregunta de qué medio soy. Le respondo. No entiende, me pide que deletree. Deletreo. Me queda viendo como si hubiese dicho algo impronunciable. Me pregunta qué tipo de medio es, explico. Sonríe sin quedarse muy satisfecho.

 

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Cerca de las 18h00 se hace la fila para embarcar. En la lista de medios que reposa sobre la mesa, un oficial de la Fuerza Aérea, revisa que el nombre del periodista esté anotado junto al medio acreditado. Misma historia. No sabe qué es Gkillcity, ni cómo se pronuncia ni qué tipo de medio es.

Embarcamos. Ya en el avión, cada quien se acomoda donde puede. Elijo la ventanilla, como siempre. Poco después se sientan a mi lado dos hombres de mediana edad, de Brisa TV, televisora de Salinas. Segundo viaje al que los invitan. El anterior fue a Brasil. Eso es algo que ahora llama la atención. Muchos medios locales, pequeños, que apenas empiezan a ser tomados en cuenta para los viajes del Presidente y eso, a mi criterio, es destacable, pues se dan espacios a los que anteriormente habían sido ignorados. Medios masivos como Teleamazonas y Ecuavisa no están entre los invitados. No sé si no fueron invitados (es muy probable después de la disposición presidencial) o no se acreditaron.

Fuera de los periodistas (ECTV, Gama, RTS, RTU, El Telégrafo, TC, entre otros), en el avión también van funcionarios de la SECOM (algunos mandos medios y los encargados de prensa externa, y quizás alguna ex Ministra, que con toda franqueza, no tengo la más remota idea den qué puesto está hoy día). El avión de Tame es atendido por unos agenciosos jóvenes uniformados de la FAE, que poco después del despegue, sirven la comida: brocheta dice en el aluminio que cubre al envase plástico, pero más claro, es un pincho de carne de res y pollo. Llegamos a Lima hacia las 20h00. La espera se hizo larga, mientras el avión cargaba combustible.

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El arribo a Mendoza fue a las 03h30 de la mañana (01h30 hora de Quito). Apenas hubo tiempo de llegar al hotel, buscar con quien compartir la habitación que apenas serviría para darse una ducha y salir de nuevo a la Base Aérea de Mendoza, pues la llegada del Presidente Correa estaba prevista para las 06h00, tal como anunció una de las funcionarias responsables de prensa externa.

05h15 nos reunimos en el lobby del hotel. Cerca de cincuenta periodistas, cálculo muy al ojo (cronistas, fotógrafos, redactores, camarógrafos) esperamos el transporte que nos llevarían hacia la base. Llega una furgoneta, no alcanzan todos, un grupo se queda esperando que llegue… Me embarco en el primer grupo. Por suerte. El segundo se queda ahí, no vuelve la furgoneta por ellos.

Se abre la puerta de la furgoneta, fuera de la Base Aérea de Mendoza, entra un aire frío, la temperatura debe oscilar entre tres ó cuatro grados centígrados y está oscuro: es pleno invierno en Mendoza, por eso amanecerá cerca de las ocho y media de la mañana. No podemos entrar de inmediato, pues, como explica un oficial argentino, los encargados de prensa externa de la SECOM no tenían las acreditaciones para los periodistas, a pesar de que una avanzada de Presidencia había llegado el día anterior. Sin acreditaciones y congelados, esperamos cerca de una hora.

Finalmente el mismo oficial nos permite entrar. Caminamos cerca de quince minutos, hasta la carpa donde estaba organizado el espacio de prensa. Esperamos otros veinte minutos más y pasadas las siete de la mañana (aún oscuro), llega el Presidente con su Comitiva (el Canciller Patiño y el Secretario de Comunicación, Fernando Alvarado, entre los rostros conocidos) además de un fuerte contingente de seguridad. Rafael Correa es recibido por el Gobernador de Mendoza con una parada militar. Acto seguido, el Presidente da un breve discurso ante la comisión que lo recibe y la prensa ecuatoriana, en el que reitera la posición del Ecuador sobre la destitución de Fernando Lugo: la de no reconocer el nuevo Gobierno paraguayo.

Finalizado el discurso, regresamos al hotel en taxis. Ahí, los periodistas de televisión envían sus notas editadas para los primeros noticieros de la mañana. Cerca de las ocho salimos nuevamente hacia el sitio en el que se realizan las acreditaciones, toma un tiempo considerable esperar a que llamen por el apellido, validen el medio y el nombre de cada uno de los periodistas. Finalmente estamos listos y nos vamos hacia el lujoso hotel en el que se van a desarrollar las cumbres.

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Llegamos y hay un espacio dedicado a la prensa externa (calculo que son cerca de 400 periodistas de Colombia, Argentina, Brasil, Ecuador, Perú, Bolivia y Venezuela, además de agencias de noticias internacionales): para entrar, las medidas de seguridad exigen pasar los bolsos o mochilas por el detector de metales. En el primer espacio hay sillones y mesas en los extremos, con plasmas ubicados en el fondo de la sala de prensa para poder ver la transmisión de los discursos presidenciales abiertos al público (pocos son los momentos en los que se tiene acceso a la discusión de la cumbre, la mayor parte del tiempo, las discusiones son a puerta cerrada). En la esquina izquierda hay un servicio de catering, dispuesto para té, café y bocadillos. El pasillo queda libre y conduce al segundo espacio de prensa en el que están dispuestas largas mesas con computadores, también hay acceso a internet inalámbrico para facilidad de los periodistas.

La cumbre de Mercosur debía comenzar a las 10h00 pero hay retrasos. Cerca de las once se permite la entrada de fotógrafos (después podrían ingresar camarógrafos, según informaron los organizadores) al salón en el que estaba prácticamente vacío. Se amontonan decenas de periodistas con cámaras fotográficas y de video, hay empujones, pero logramos entrar todos. Poco a poco se va llenando la sala. Entre la delegación ecuatoriana está Fernando Bustamente, ex Ministro de Gobierno. Esperamos por un poco más de dos horas y media hasta que empezaron a ingresar los mandatarios. En pocos minutos están presentes los presidentes de los países de Mercosur (la anfitriona Cristina Fernández, Dilma Roussef de Brasil, José Mujica de Uruguay. Está ausente Paraguay), más los miembros asociados (Evo Morales de Bolivia, Sebastián Piñera de Chile y Rafael Correa de Ecuador. Ollanta Humala de Perú, llega más tarde. Por Colombia está la Canciller María Ángela Holguín y Nicolás maduro por Hugo Chávez).

La Presidenta Fernández da por inaugurada la cumbre pasado el medio día, mencionando como primer tema, la situación de Paraguay. Aclara que Argentina es contraria a la posición de sancionar económicamente a ese país, porque ese tipo de sanciones afectan a la población. Rechaza los intentos de golpe en América Latina, y en ese contexto rememora lo ocurrido en Ecuador el 30 de septiembre de 2010. Luego dice que para el resto de la discusión debe pedir a la prensa que salga.

Ahí empieza la espera hasta las dos y media de la tarde, cuando se abre nuevamente la señal en la sala de prensa (se permite la entrada al salón de fotógrafos y camarógrafos). Entonces Cristina Fernández anuncia que no habrá sanciones económicas para Paraguay pero que se le suspende su participación en Mercosur, con ello pierde el derecho al voto, hasta que se restablezca el orden democrático. El segundo anuncio es el próximo ingreso de Venezuela a Mercosur, que se haría oficial el 31 de julio, según dice. Finalizados estos dos anuncios, la Presidenta traslada la Presidencia Pro Témpore de Mercosur a Dilma Roussef, Presidenta de Brasil. Intercambian los sitios en los que están sentadas y Roussef da un breve discurso sobre la importancia de la unidad de la región, la integración económica y el desafío de que en Paraguay se den elecciones libres y democráticas. Luego, las puertas se vuelven a cerrar. Debía iniciar la Cumbre de Unasur.

Regreso a la sala de prensa. Los periodistas que tienen entregas de televisión se apresuran a hacer sus reportajes y enviar para los noticieros. En las pantallas de televisión repiten una y otra vez la intervención de Cristina Fernández.

No se sabe a qué hora empieza la reunión de UNASUR. No se anuncia nada, no hay acceso a la sala. Por Twitter nos enteramos que ya inició la reunión y que la Presidencia de UNASUR pasa de Paraguay a Perú. Fuera de ése, hecho a través de la cuenta del presidente Correa, no hay anuncios oficiales.

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Se abre nuevamente la señal y se ve a los presidentes en un salón. Cristina entrega presentes: unos cuadros con el rostro de cada uno de los mandatarios. Se transmite toda la entrega, las palabras, los agradecimientos.

Uno de los encargados de prensa de Argentina, pide que fotógrafos y camarógrafos se reúnan nuevamente a la entrada para poder llevarlos hasta el sitio en donde los mandatarios se tomarán la fotografía oficial. Todos nos dirigimos hacia allá. Periodistas y organizadores discuten, algunos se van a los gritos. El problema es que no permiten que entre ningún periodista que no tenga acreditación de fotógrafo o camarógrafo. Hasta ese momento, cada vez que se anunciaba permiso para la entrada de fotógrafos y camarógrafos, yo ingresaba con la cámara para poder hacer las fotos, a pesar de que mi acreditación era de cronista. El tercer intento fue el fallido, pues al igual que a muchos colegas, no se me permitió ingresar.

De regreso a la Sala de Prensa, una de las funcionarias de SECOM anuncia la próxima salida hacia la Base de Mendoza al mismo tiempo que los organizadores convocaban a una rueda de prensa del canciller argentino, Héctor Timérman. Uno de los periodistas de televisión discute con la funcionaria de SECOM, tratando de explicarle la necesidad que ellos tienen de asistir a la rueda de prensa, porque en toda la tarde no han tenido imágenes para poder hacer un video. La joven funcionaria lo ve desconcertado, sin entender lo que dice. Luego le responde algo como “mandas mañana”. El periodista se molesta y le explica que “mañana” su noticia ya no sirve, que “mañana” hay un enlace sabatino, que “mañana” es otro día, que el tema muere hoy y que hoy debe enviar su vídeo para que se transmita en el noticiero de la noche. La joven replica sin entender.

El primer grupo de periodistas se sube en la furgoneta. Entre ellos voy yo. Sale el presidente Correa. Llegamos a la Base Aérea, nuestro equipaje es revisado, como en los aeropuertos. Después, los bolsos, mochilas y carteras son ubicados ordenadamente en el suelo. Cuando todos están completos, pasa un uniformado sosteniendo de la correa a un perro que va husmeando cada bulto. Termina pronto y nos permiten recoger nuestras pertenencias. Hace frío. Los funcionarios de SECOM anuncian que el Presidente pronto llegará y piden que saquemos cámaras para grabar el momento. Todos los periodistas sabemos que esa imagen ya no es noticia. Aún así todos sacan sus equipos, hacen fotos y graban. Hace frío. Hay que esperar que el avión presidencial despegue. Finalmente lo hace, y vamos caminando hacia donde está nuestro avión. Nos acomodamos, pronto despegaremos. La sensación que me queda, es de pérdida de tiempo. Me pregunto una y otra vez para qué sirven las cumbres. ¿Una decisión como la que se tomó, no podía tomarse en una conversación vía videoconferencia? ¿Para qué se moviliza tanta prensa (en varias ocasiones los organizadores argentinos y los militares de la Base, hicieron comentarios sobre lo grande que era la delegación periodística ecuatoriana) si es que de todos modos hay poco acceso a la reunión y todo se retransmite en plasmas en la sala de prensa y no hay posibilidad de entrevistarse con los mandatarios? Para verlo todo por un plasma desde la sala de prensa, ¿no sería suficiente llevar un solo equipo de televisión que haga la transmisión en vivo en alguno de los canales de televisión en manos del gobierno? ¿Cuánto se gasta en movilizar toda esa prensa? ¿Se justifica el monto gastado? Me quedo sin respuestas.

Llegamos a Quito alrededor de las cuatro de la mañana. La madrugada nunca me ha gustado. Me da una sensación de vacío. Después de que la policía sella el pasaporte, salgo a la calle a esperar el taxi que llamé. Me despido de los otros periodistas. Autos oficiales esperan también la salida de los jefes. Se acabó la cumbre, se acabó el viaje, se acabó la noticia… Lo único que me queda es la sensación es que las cumbres no sirven para nada.

 

María Sol Borja