El paso del ser humano por la tierra ha sido devastador, despiadado e indiferente.
Cuesta creer que la criatura más refinada e inteligente de la creación sea, precisamente, la que peor entiende su medio ambiente; enajenada como está por el culto a su ego desmedido y la veneración irreflexiva de su capacidad creadora que es, también, su mayor herramienta de destrucción.
Un ensayo fotográfico que muestra la belleza de un patrimonio natural de la humanidad, las islas Galápagos, y la infeliz alteración en ellas por la mano del hombre.
Pablo Cozzaglio García