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@minitaduque

La periodista está siguiendo el caso de un ex espía involucrado en ‘escuchas’ a los políticos de la oposición y a otros periodistas. La periodista pide la versión del Ministro de Asuntos Parlamentarios portugués sobre las aparentes incongruencias de sus declaraciones ante la justicia sobre el caso (los hechos que describe no corresponden a las fechas, hay unos mensajes de texto que dice haber recibido y borrado, igual que los correos electrónicos que recibió del ex espía). El Ministro pide las preguntas por escrito. El tiempo pasa y no hay respuesta. La periodista insiste. El Ministro se enoja. La periodista dice que tiene media hora para cerrar y que lo hará sin sus declaraciones. Hasta ahí, un día normal en la prensa.

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Lo que fue anormal para la prensa portuguesa fue la reacción del ministro, que se llama Miguel Relvas. El hombre –uno de esos funcionarios públicos que le cae simpático a medio mundo, periodistas incluidos- llamó a la editora de política, la jefa de la periodista, y la amenazó con un ‘blackout’ noticioso del Gobierno en contra del diario. Ningún ministro del Gobierno hablaría con el diario Público si la nota fuese publicada. De yapa, en un alarde de maldad digital, juró que divulgaría en internet detalles de la vida privada de la periodista incómoda, María José Oliveira. 

Relvas, Relvas… no sabía lo que hacía. Entre Oliveira y su editora habían decidido no publicar la nota porque no aportaría nada nuevo. Es que las contradicciones de Relvas ya habían sido divulgadas por la Comisión de Asuntos Constitucionales, Derechos, Libertades y Garantías.

La llamada de Relvas pasó los límites. No porque los periodistas del Público se vayan a ahogar en un mar de llanto porque los ministros les virasen la cara cada vez que los vieran, la amenaza de difundir detalles sobre la vida privada de una periodista hizo que el tema pasase de la Redacción al Departamento Legal. Sus acciones siguientes, quebraron el silencio del diario. El Ministro divulgó su análisis sobre la cobertura del diario Público sobre el caso (una cobertura que no le gustaba, porque no le favorecía) y el intercambio de correos electrónicos con los periodistas del diario.

El diario, que aclaró en un comunicado que no acostumbra denunciar las amenazas o las presiones, explicó que esta vez hizo una excepción porque el Ministro iba a difamar a su periodista. La tal ‘información de la vida privada’ era que, supuestamente, ella vive con un miembro de la oposición al Gobierno. En Público dicen que no es cierto, y salen a la carga.

Acá en Portugal existe la Entidad Reguladora de la Comunicación Social (una entidad independiente del gobierno tanto administrativa como financieramente) y para allá se fueron los enojados. Allá fue el Ministro y dijo que él fue presionado cuando le dijeron que tenía “sólo 32 minutos para resolver”. También fueron llamados a declarar sus asesores. Allá fue la Directora de Público a reiterar la acusación, como también fueron llamadas la editora de Política y la periodista. Y los editores de la versión on-line del diario.

Relvas, para adelantarse, envió unos documentos a la Entidad con su interpretación de los acontecimientos. Le salió mal. Su informe era tan vago que aumentaba las dudas sobre las razones por las cuales no contestó las preguntas de Oliveira.

¿Y los políticos? Bueno, solo critican a Relvas aquellos cuyos partidos hace años no están en el poder. El resto se debate entre el silencio y los rodeos.

Los periodistas tampoco salen muy bien parados. Por un lado, en el informe de Relvas se cita a varios periodistas que aparecen como demasiado cercanos con su fuente (el Ministro). En el camino se ha descubierto que el periodista que trabaja en la asesoría de Relvas ayudó al ex espía a pasar información a las redacciones para tender una trampa política a un partido de la oposición…

La novela aún no termina. Pero el humor portugués la está aprovechando bien. Me quedo con una imagen que circula en Facebook, a propósito de que el ministro Relvas (que en español significa césped o hierba) se quejó de ser presionado por la periodista. El texto que acompaña a la imagen es: “Pruebas gráficas de la periodista presionando a relvas”. La foto es de una mujer avanzando por el césped con una podadora.

Sabrina Duque