Sábado de feriado. Coordiné con @SantiagoAG1 la ida a la tan mentada hueca de las ostras en Durán. Sí, el nombre del proyecto es Huecas Pepa de Guayaquil, pero creo que podemos convenir que alguien que vive en Durán es tan guayaquileño como alguien que vive en La Pradera, en Urdesa o en la vía a Samborondón. Las zonas suburbanas de Guayaquil se extienden hoy mucho más allá de los límites del cantón, por lo que no vale aplicar un tecnicismo para dejar por fuera las muchas huecas de Eloy Alfaro Durán –por no hablar de la indignación que ello causaría al célebre @zurdaopinion-. En definitiva, quedamos y muy puntual pasó por mi casa en su miota @SantiagoAG1, junto a @veroarosemena. El viaje fue corto; al llegar a Durán, por la carretera agarramos a mano izquierda y junto a un lote de parqueo encontramos el edificio del “Rey de las Ostras”.
Mi primera impresión fue que se trataba de un local grande y bien dispuesto. Si se tiene en cuenta que Diego Matos y su esposa Marisa Cedeño empezaron hace ocho años con una carreta de ostras al lado del Banco del Pichincha de Durán, es claro que el negocio ha prosperado. Como llegamos algo tarde -alrededor de las 3 PM, me parece- el sitio estaba lleno, pero no a reventar. Enseguida nos atendió un cuñado de Diego; yo había ido a comer ostras así que le pedí una ostra gratinada, como entrada, y de fondo ostras al ajillo. Mis amigos Santiago y Verónica pidieron también ostra gratinada, a la que Santiago sumó un encocado de camarón. Comer ostras no suele ser barato -salvo, quizás, en una carretilla en Playas en pleno verano- por lo que los precios me parecieron más que razonables, especialmente por el tamaño de las porciones que nos sirvieron.
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El primer plato en aparecer en escena fue la ostra gratinada. En este caso, se trata de una ostra grande servida en su propia concha. En el Rey de las Ostras la gratinan con queso mozzarela, parmesano y orégano. La razón por la que este plato me gustó tanto -sólo por este ya vale la pena regresar- es el cuidado en la cocción; si se trata de un gratín es evidente que la parte exterior debe estar tostadita y hasta crujiente, pero la clave acá es que la ostra, si bien cocinada, estaba perfectamente tierna y jugosa. Otro elemento esencial es que las ostras estén frescas. Hace un par de meses pedí un cebiche de ostras en un sitio que queda frente a la Cámara de Comercio y me llevé tremendo chasco; no es que las ostras hayan estado “pasadas” sino simplemente que al no ser frescas tenían una textura más rígida y ese exagerado tufo mariscoso que daña cualquier plato. En el Rey de las Ostras Diego agota su stock y recibe nuevas ostras cada 3 días de sus proveedores de Perú y La Libertad, a pesar de que cerradas pueden mantenerse frescas hasta siete días. Con ello hay la seguridad de un producto de calidad, y eso se nota.
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El segundo plato en llegar fue el de ostras al ajillo. En este caso se trataba de un plato con arroz y ostra sacada, con una salsa de ajillo (ajo) con base de crema de leche. Uno bien podría decir que se trata de un plato gourmet por el cuidado de su presentación. La ración es generosa en pedazos de ostra, aunque creo que bien podría incluir un 50% más de arroz. En este caso, al tratarse de ostra sacada y cocinada, el bivalvo tiene una consistencia un poco menos tierna que en el caso de la preparación gratinada. Lo del arroz lo compensé robándole a @SantiagoAG1 la mitad de la ración extra que pidió para su encocado. Ahí si quedé recontra satisfecho.
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De salida nos quedamos conversando un buen rato con Diego, que con mucha buena onda nos hizo conocer la historia personal que lo llevó de Quinindé hasta este amplio local de la avenida Eloy Alfaro. Junto con su esposa Marisa, una manabita a quien conoció en Santo Domingo de los Colorados, se vino a Guayaquil a probar suerte. Inicialmente, su relación con las ostras se dio como intermediario-proveedor en mercados. Ya con algo de conocimiento, decidió poner un puesto ambulante de ostras y, con buen criterio, resolvió ubicarse en Durán donde había investigado que no existía competencia. De la carreta pasó a un pequeño local también al lado del Banco del Pichincha hasta que se mudó al terreno de la avenida Eloy Alfaro que hoy sirve de parqueadero de su negocio. Cuenta Diego que esa decisión la tomó cuando vio que con los arreglos que estaban haciendo en las vías, esa calle en particular iba a tener mucho tráfico. Su predicción se cumplió y el éxito del negocio le permitió adquirir el edificio contiguo en el que pudo montar una cocina con todas las de ley. Eso, dice, le ha facilitado desarrollar su pasión por la cocina -hace poco se graduó en la Escuela de los chefs- y crear nuevos platos que va incluyendo periódicamente en su carta. Dentro de los casi cincuenta platos del menú me extrañó no encontrar ostras al natural -como para echarles limón, sal y tabasco al gusto- pero Diego me certificó que se pueden pedir, aun cuando no se las incluye en la carta porque su precio varía según el tamaño de la ostra, en un rango entre dos coma cincuenta y cinco dólares. Me queda como pendiente para la próxima vez porque, sin lugar a dudas, volveré al Rey de las Ostras.
Ficha Técnica
Nombre: El Rey de las Ostras
Ubicación: Ciudadela Democrática Norte, manzana 11, solar 34 (avenida Eloy Alfaro entre Manuel Cisneros y Sibambe, detrás del Banco del Pichincha). Durán.
Horario: Lunes a Domingo, de 7h15 AM a 5h00 PM, todos los días del año.
Precios: Cebiche de ostras, $ 6,00; ostra gratinada $ 5,00; ostras al ajillo, $ 7,00; encocado de ostras, $ 7,00; ostras al natural entre $ 2,50 y $ 5,00, según el tamaño.
Rafael Balda Santistevan