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@kozic29

La homofobia pisotea todavía con fuerza los ánimos de las comunidades GLBTI en Ecuador. El pasado jueves 17 de mayo se celebró el día internacional contra la lesbitranshomofobia, jornada en que se organizó una manifestación donde gays, lesbianas, transexuales, travestis e intersexuales en Quito y Guayaquil acudían a lugares céntricos de sus respectivas ciudades a demostrar, con besos, que su interés es el de poder amarse sin ser perseguidos. Lejos estuvieron de convocar a un número representativo de personas.

En Guayaquil, no más de 15 personas acudieron a besarse en la Plaza de la Administración, ubicada en lo que vendría a ser el patio trasero del Gobierno Provincial y el Municipio de Guayaquil, lo que lo convierte en una alegoría perfecta para una manifestación de este tipo en una ciudad que tiene como referentes políticos a dos conocidos sacerdotes que hace menos de dos semanas se pronunciaron con rotundidad en contra de la diversidad de géneros.

El número de periodistas, entre fotógrafos y reporteros, era superior al de manifestantes. Y en dos ocasiones, los fotógrafos, tomándose muy literalmente aquello de “sólo vengo a hacer mi trabajo”, con la misma candidez de los reporteros que se tomaron una foto con el fondo del incendio del pasado 7 de mayo, y dejando a un lado la seriedad que exige la profesión en temas susceptibles, pedían a coro que los manifestantes se besaran para poder sacar sus imágenes.

Entre los manifestantes, se encontraba Diane Rodríguez, estudiante de psicología en la Universidad de Guayaquil, y presidenta de la Asociación Silueta X, que trabaja directamente con transexuales, como ella. Hace siete años, Diane tomó la decisión de convertirse en mujer. Hoy, esta guayaquileña de 29 años es portavoz del movimiento trans en Guayaquil y tiene contacto con numerosas organizaciones GLBTI a nivel internacional.

Diane fue una de las dos personas que lograron que se acepte en su cédula un nombre femenino por primera vez en Ecuador, sin embargo, su identificación la sigue encasillando como persona del género masculino, porque “yo no puedo pagar los $16.000 que cuesta la operación de reasignación de género que me exige el Estado para considerarme mujer”…

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Breve entrevista/discusión de muchos caracteres, pero de poca cobertura para la dimensión enorme que merece el debate sobre la transexualidad, tema latente, pero ignorado en esta GuayaKill City, a veces town.

¿Desde cuándo existe Silueta X?

Desde hace cinco años. Pero recién hace dos tenemos personería jurídica. Aún sobrevivimos por aportes voluntarios, no necesariamente económicos.

¿Por qué de los cinco años llevan tan sólo con personería jurídica?

Porque en 2010 participé en un concurso del Banco Mundial, con un proyecto microempresarial para jóvenes, llamado Feria del Desarrollo. Y necesitábamos personería jurídica para poder recibir los fondos.

¿De qué se trataba el proyecto?

Estaba enfocado a capacitar a las compañeras trans de Guayaquil, específicamente a las que realizan trabajos sexuales, para otras cosas: artes escénicas, costura, peluquería, belleza.

¿Entre cuántos fue elegido?

Fueron cerca de 1.400 propuestas. Seleccionaron 368 a nivel latinoamericano. De ésas, escogieron 42, entre las que se encontraba la mía, la única del Ecuador que fue considerada.

¿Tienes datos del porcentaje de trans que se dedican a trabajos sexuales?

Justamente ahora estamos haciendo un estudio, y pensamos que cerca del 72%.

Es un porcentaje elevado…

Lo que sucede es que la gran mayoría no termina ni siquiera el colegio. En la etapa de la pubertad es cuando sienten el grado de feminidad. La familia y el colegio las rechaza, y huyen del hogar. El estereotipo es el de realizar trabajos sexuales. El resto, sobrevive con trabajo artesanal, entiéndase peluquería.

Se capacitaron unas 72 compañeras. Veintidós de ésas abrieron sus propias peluquerías, el resto, fue a trabajar en otras peluquerías. Es decir que sí tuvimos éxito en sacarlas de los trabajos sexuales.

Tuvieron éxito, pero (sin querer denigrar el oficio del peluquero), ¿tú crees que trabajar en gabinetes es la única aspiración de las Trans?

Sí, porque lamentablemente es otro estereotipo. Nosotros no podemos ofrecer cursos de computación si ellas no quieren eso. Pasamos una hoja de encuestas, donde se les preguntaba qué les gustaría aprender, y todas escogían peluquería.

¿Por qué crees que se limitan a esos dos oficios?

Porque nosotras no somos como gays y lesbianas, que pueden decidir si exteriorizan o no su género. Las trans no lo podemos ocultar. Definitivamente, se rompe el estereotipo, se rompe el género. Eso no sucede con homosexuales o lesbianas, a lo mucho hay afeminados, pero eso es otra cosa. Entonces, ellas ya se ven en ese mundo, porque no es común otra labor dentro del mundo trans, y creen, por supuesto, que es mejor ser peluquera que trabajadora sexual.

En los últimos años se el debate sobre los GLBTI ha tenido un avance a nivel social…

¿Tú crees que hay un avance?

Ahora se ve mucha más gente que apoya a los GLBTI, ¿No lo crees?

Con respecto a las trans, no ha habido tal avance. Tania (Nota: Tania Cruz, colaboradora de Silueta X) está por regresar a terminar su bachillerato. La aceptaron hace poco, pero le dicen que es hombre, y que tiene que ir vestida como tal, con jean. Desde que llegó a Silueta X, hace un año y medio, yo le decía “Tania estudia”, y cuando Tania se decidió, se encontró con esa barrera. ¡A cuántas trans que deciden volver a estudiar no les ha tocado lo mismo! Esas personas no van a querer regresar jamás.

¿Qué acciones ha tomado Silueta X al respecto?

Ya lo denunciamos como organización. A través de la Defensoría del Pueblo, se llegó a conversar con el rector, pero todavía no se ha solucionado.

Discúlpame por haber sido ligero con mi comentario…

Te entiendo, porque todo el mundo dice: “Sí, yo tengo amigos gays y amigas lesbianas”. Los aceptan porque están dentro del estereotipo de hombre y mujer, pero cuando aparece algo como el caso Satya, dicen “te apoyo con tus derechos, pero no estoy de acuerdo”.

Da la impresión de que en la comunidad GLBTI no están juntos…

Nosotros somos un reflejo de nuestra sociedad patriarcal, liderada por hombres, en un sentido androcéntrico. Y lamentablemente en ese sentido, el empoderamiento de la libertad sexual, ha sido a base de los hombres gays, quienes tienen su propio “gaytriarcado”, como yo lo llamo. Si te das cuenta, los temas de trans y lesbianas tienen un empoderamiento que es muy reciente en Ecuador.

Cómo toman ustedes ese gaytriarcado…

Por ejemplo, en nuestra página, las siglas que usamos no son GLBTI, sino TILBG, que son las mismas, pero las ponemos en orden de lo que creemos que debe ser tratado con más urgencia: primero nosotras, luego los intersexuales, lesbianas, bisexuales, y al final los gays. Como tenemos bastante contacto internacional, hubo organizaciones que dijeron que no era posible, que nadie nos iba a reconocer. Les dije que al fin y al cabo, era nuestra ideología.

¿Eso ocurre en otros países?

Por supuesto. No es una situación que se da solamente en Ecuador, sino a nivel internacional, donde los hombres gays han mantenido el poder para sí, y han mantenido sumisas a las personas trans y mujeres lesbianas. Por eso el movimiento lésbico en Ecuador no está fortalecido, como en Argentina, donde los dos movimientos salen juntos a reclamar sus derechos.

El 17 de mayo hubo no más de 15 personas en la Plaza de la Administración. Da la impresión de que hubo más periodistas…

En el plantón que hicimos en la mañana por segundo año consecutivo bajo el Palacio de la Justicia, hubo unas 35 personas. La actividad de los besos, por la tarde, sí fue la primera. No hay muchos activistas en Guayaquil.

La igualdad de derechos se construye desde la ciudadanía, pero, al parecer, los implicados no están dispuestos a manifestarse…

Eso responde a la construcción social. Por ejemplo, los gays van a las discos el día del orgullo gay, llegan con máscaras y participan eufóricos, pero en la calle van rectitos. La gente dice que apoya, pero a la hora de la hora no aparecen.

¿No te disgusta el hecho de que no vaya tanta gente?

Llevo cinco años y estoy acostumbrada. Los que más me interesan por ahora son los medios. Mientras ellos estén, podemos lograr algo. Me tiene sin cuidado que no vaya mucha gente, pero si no iban los medios de comunicación, no habría trascendido aunque hubiesen sido 200 personas…

¿Qué opinas del manejo de los medios sobre el tema trans?

Ellos jamás nos han boicoteado.

Pero todo el papel de los fotógrafos en la manifestación de los besos fue pedir que se besara, ¿no lo sientes como algo muy frívolo?

Es que este fue algo nuevo. Es la primera vez que hacemos algo así.

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De todos modos, la lucha parece perdida si los GLBT no participan…

Yo soy positiva. Esto es un proceso dialéctico. El próximo año habrá más, y el siguiente más, y así.

Retomando el tema de la religión, que mencionaste hace un rato, ¿ustedes mantienen algún vínculo con la fe cristiana y la Iglesia?

Sí, unas más que otras, pero en definitiva, sí. Yo sostengo que soy post católica, que tengo una convicción diferente a la del catolicismo en el tema de las trans, que mi Dios no es castigador, que si permitió mi nacimiento es porque cree en la humanidad. Que mi Dios no sataniza la homosexualidad.

Durante la manifestación de los besos, algunas personas se fueron porque vieron llegar a las cámaras…

Claro, porque tienen miedo. Son personas que no han salido del clóset. Y ahí nos encontramos con otro tema: el fundamentalismo y la religión.

Pero su lucha no tiene que ver con el plano religioso…

Sí tiene que ver, porque la iglesia se entromete en donde no debe. Quieren sostener el patriarcado. La lucha sí está relacionada con lo religioso. Nuestro país es fundamentalista, ellos creen que deben actuar en base a lo que la Biblia dice…

Pero el Estado es laico…

Ése es sólo el discurso. Jurídicamente el país es laico. Pero en el caso Satya, imagínate, el contralor va y cita la historia de Salomón y las dos madres. En un estado laico no se puede decir eso, porque atenta contra otras creencias, pero igual lo hacen.

¿Leyeron la carta de Paulino Toral?

Claro que sí. Los que conformamos el Observatorio GLBTI enviamos una contestación mediante la Defensoría del Pueblo. Paulino Toral incita al odio. Él dice que habla desde Dios. Lo que pasa es que nadie le dice “No, señor, usted habla desde el Dios de SU religión”.

El hecho de que los Testigos de Jehová prohíban la transfusión de sangre no significa que yo no vaya a donar. Las religiones no tienen por qué violar los derechos de las otras personas. Si los católicos creen que la familia debe ser sólo papá, mamá e hijos, pues que los tengan ellos. Me gusta entender a todas las religiones, y así como yo las entiendo, quiero que me respeten.

¿Entonces cómo viven las trans el vínculo con la fe?

De una manera muy limitada. Las chicas renuncian a la Iglesia porque ahí las castigan. Viven en una contradicción ideológica, porque se aceptan como son, pero son creyentes y piensan que Dios las va a castigar. Hace poco empezamos a hablar con una señora evangélica que quiere venir a dar unas charlas religiosas.

¿No crees que habrá un problema de intolerancia con eso de las charlas?

Nosotras aspiramos a que se den bajo una visión donde las trans no sean cosificadas, tocando otros aspectos religiosos.

Es decir, que no se mencione el tema del género…

Exacto.

Dentro del plano civil, en la nueva constitución se da algo más de énfasis sobre la igualdad de derechos sin importar el género…

Sí, pero eso no hace la diferencia. Por ejemplo, yo no me puedo casar con mi novio, ni obtener los derechos que me corresponden como cónyuge. Soy una persona desprotegida. Las trans en Ecuador no vivimos en democracia. Queremos tener en nuestra cédula el género femenino porque legalmente necesitamos que nos reconozcan algunos derechos sociales. Somos casi invisibles.

¿Sientes que los políticos ven a los GLBT como un nicho electoral?

No lo sé. Pero igual nos vinculamos con todos los que nos ofrezcan apoyo, porque necesitamos seguir con nuestra lucha. Ellos pueden tener una ideología muy buena, debatir desde la academia, pero hasta ahora, todo se ha quedado ahí. No hay acciones concretas como en Argentina, donde se tramita una ley de género que reconoce que necesitamos seguro médico, estudios…

¿Crees que con el activismo que hacen ahora puedan llegar a lograr todos esos derechos?

Pienso que desde la sociedad civil se pueden hacer muchas cosas, pero hay más oportunidades en la política, desde el Estado. Y si estuviera en algún cargo, no me centraría sólo en mi población, sino en todos los grupos vulnerables.

En ese sentido, yo respeto muchísimo al Vicepresidente, lo admiro en serio, pero siento que el programa Manuela Espejo sólo es una parte de su trabajo. Sería egoísta de mi parte, si yo fuera vicepresidenta, enfocarme sólo en las trans.

En Ecuador creemos que porque un funcionario público hace algo bien, nos ama, pero ése es sólo su deber. Pasa lo mismo con el Alcalde de Guayaquil, aquí lo adoran porque ha pavimentado las calles y nada más. Con ese tipo de concepción patriarcal, fundamentalista, se justifica que violen nuestros derechos. Por él existe una ordenanza por las que las compañeras que son trabajadoras sexuales, son correteadas por los metropolitanos e incluso la policía nacional.

Pero la ordenanza está para todo tipo de prostitución…

Sí, pero a las trabajadoras sexuales que son mujeres, las ves ahí paradas, nadie las molesta.

Nota (muy personal) del entrevistador: Según parámetros clásicos del periodismo, la Iglesia no debiera ser una fuente relevante para los reportajes referentes a las comunidades GLBTI, porque su argumentación y autoridad no están vinculadas con el ámbito civil, verdadero terreno en que se desarrolla la homosexualidad, transexualidad o, para ser coyunturales, parejas homoparentales que desean tener hijos. Invitar a los sacerdotes o representantes de las distintas iglesias a opinar, suele derivar en esto, y en esto.

fotografía: Luis Velarde Freire

 

 

José Miguel Cabrera Kožíšek