El pasado domingo a la noche estaba físicamente destruido. Un fin de semana movidísimo, hasta ese día inclusive, me había dejado totalmente exhausto. A esa altura, estaba seguro que a menos que me tomara un elixir mágico no tendría fuerzas suficientes para realizar con éxito la visita guíada a la que me habían invitado @j_a_ampuero y @juanxar. En el trayecto a la hueca innominada de Alcedo y García Moreno llegué al absurdo de cabecear varias veces producto del sueño.
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Todo cambio al llegar a nuestro destino. En la obscura calle Alcedo un par de luces de techo iluminan el punto en que se ubica el pequeño local. En la vereda, mesas con manteles rojos cubiertas con el infaltable forro plástico ocupan los cerca de 60 metros cuadrados adecuados para los comensales. Nos sentamos en una mesa esquinera, frente a la calle. Aún desganado, ordené el primero de los dos platos que conforman el menú dominical del sitio, caldo de gallina. No pasaron ni cincuenta segundos y ya “El Chino” se acercó con un humeante plato sopero, lleno “hasta las banderas”. Como corresponde a un caldo criollo, su superficie brillaba con aquellas manchitas amarillo claro de la grasa que desprende la gallina durante su cocción. Media pechuga y abundante yerbita y cebolla blanca picada completaban el suculento paisaje. Quisiera poder decir que apliqué la célebre recomendación popular de “dos cucharadas y mano a la presa” pero, en realidad, desde el primer sorbo me di de lleno a la tarea de no dejar una gota del caldo, que mezclé con una porción de arroz previsoramente ordenada. Con cada nueva cuchara de este sustancioso líquido caliente sentía como iba caminando fuera de la tierra de los zombies en ruta al mundo de los vivos. Cuando al final le entré a la presa y ésta terminó, casi entera, en el piso tras una fallida maniobra de desmenuzamiento con la cuchara, poco me importó. Había recuperado el ánimo, el hambre y lo que había perdido en proteína avícola pretendía recuperarlo en carne de borrego.
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Si bien la gente normal pide el caldo de gallina o el borrego como plato único, con mi renovada energía solicité una porción completa de aquel borrego que se asaba en una parrilla rústica, a la vista de todos los comensales. De guarnición me ofrecieron arroz, ensalada y papas con salsa de maní. Me fui por una nueva porción de arroz, mi mejor amigo en este mundo. De las papas, sin embargo recibí buenas referencias por parte del abogado @j_a_ampuero, conocido por entrarle sin miedo a cualquier comida. La porción que me trajeron incluye tres pedazos de borrego del porte de una mano normal y uno algo más pequeño -todos cortados de lo que creo eran costillar y brazo-; un plato bastante generoso creo yo, especialmente en atención al precio. En mi muy particular caso, soy un fanático entusiasta del cordero a la parrilla, desde mis años argentos, por lo que encontrar una hueca que venda borrego asado al carbón, aun si no es exactamente cordero –que es el mismo animal, pero de más tierno y de menos edad- es un hallazgo inmenso.
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@juanxar y @j_a_ampuero han hecho tradición de esta cena dominguera. Y es que esta cena por fuerza debe ser dominguera pues, según me contaron en el lugar, el menú varía según el día –el caldo de gallina, eso sí, no falta nunca-, y el borrego asado se ofrece exclusivamente los domingos.
Este restaurant cumple todos y cada uno de los requisitos para tomarse casi casi como tipo puro ideal de una hueca guayaquileña: se ubica en una calle obscura del centro suroeste de la ciudad; sirve a sus comensales en jornada única que cubre una sola de las tres comidas clásicas; es conocido por sus platos pues no cuenta formalmente con ningún nombre; hace uso de la vereda para el funcionamiento de la parrilla y para atender a los clientes; los tiempos de espera tras ordenar son mínimos; y, tiene precios genuinamente populares. La consigna, entonces, es clara. Si quieren conocer una auténtica hueca guayaquileña, no dejen de cruzarse un domingo a la noche por Alcedo y García Moreno.
Ficha Técnica
Nombre: No tiene.
Ubicación: Alcedo y García Moreno
Horario: Para el borrego, domingos de 6:00 PM hasta pasadas las 10 PM. Lunes a domingo caldo y plato del día.
Precios: Todos los platos cuestan USD $ 2,50.
Rafael Balda Santistevan