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@minitaduque

Es una vergüenza lo que les voy a contar: el martes anduve tan desconectada que ni me di cuenta a qué hora fue la guerra civil portuguesa, esa que tanta roncha causó en Twitter, poniendo como TT mundial #Prayforportugal.


Y mientras se armaban las barricadas virtuales y la pelea se ponía más pesada, yo tuve clases, almorcé por horas con unas amigas, me puse al día en mis lecturas, vi una película y me fui a dormir. Solo el miércoles me enteré de la guerra civil que había estallado en Portugal, del cierre de la frontera norte para que los portugueses no huyeran a Galicia, del desplazamiento de tropas, de la violencia, de los incendios… de la alharaca que un tuitero español y sus amigos habían armado y alimentado, dejando sus víctimas regadas por Twitter.

Porque hubo víctimas. Todos aquellos que creyeron el cuento a pesar de que la información solo existía en Twitter. Ni diarios ni blogs decían nada. Y era absurdo pensar que los portugueses no saben tuitear, ¿no? Después de lo visto en la Primavera Árabe era un poco ingenuo pensar que en Portugal el Estado sí tenía la capacidad de controlar a la red de microblogging. Había que desconfiar cuando la única información sobre la ‘guerra civil’ venía en 140 caracteres y de fuentes españolas.

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Los bromistas construyeron bien su narrativa. La pelota fue lanzada a las 00:31 del martes por el usuario @MikelNhao, cuyo avatar es un personaje que podría haber salido del juego Los Sims, con lentes. Decía: “Estoy boquiabierto con lo que está pasando en Portugal. La violencia nunca puede ser el camino. Espero que se retome la cordura”. Después de los lamentos por los vecinos, vinieron las informaciones sobre carreteras cerradas, tiroteos en Valença, Viana y Braga. ¡Y la ocupación de Oporto por el Ejército!

Luego vinieron las críticas a los medios españoles por su ‘penoso silencio’. Después otro usuario, @rossierra, decía que estaba viendo toda la confusión en una transmisión directa por el canal EuroNews. Y otro español, @josetomorrow decía que en CNN Plus se informaba que la Guardia Nacional Republicana estaba preparada para actuar. Otros tuiteros españoles -ingenuos- se sumaron y empezaron a reclamar que su Gobierno no se pronunciara. Otros más entendieron el juego y empezaron a describir cómo escuchaban las bombas caer desde donde supuestamente estaban, en la frontera.

Los tuiteros portugueses se sorprendieron. Primero, miraron por la ventana a ver qué estaba pasando. Después, encendieron la televisión y no encontraron nada anormal. Y empezaron a tuitear que no pasaba nada. Pero los bromistas les respondían, agresivos, como a una usuaria a quien le dijeron: “Cómo se nota que estás del lado de los golpistas, bonita”.

Hasta diario El País cayó en la confusión. No por la ingenuidad o distracción de algún reportero, sino por la habilidad con el Photoshop de @FacuDiazT, otro español, que colocó el mensaje: “Por qué los de @el_pais han borrado este tweet tan rápido? En la televisión tampoco dicen nada. Fuerza Portugal”, acompañado de una imagen de este supuesto tweet de @el_pais:“Corresponsales de Associated Press en Portugal hablan del estallido de una Guerra Civil. Las informaciones son confusas”.  Al director de El Mundo, Pedro J. Ramírez, varios usuarios le reclamaban que el diario no publicara nada sobre esa ‘noticia en desarrollo’.

La cereza del pastel, para distraídos, fue el link publicado por el usuario @08181 de una noticia de El País titulada “Militares portugueses cómplices del incendio en la Embajada española en Lisboa”, con imágenes del supuesto incendio. En realidad, el link no era forjado. El incendio ocurrió, sí, en 1975. Para ver la confusión, revisen el HT #PrayforPortugal. Muchos de los comentarios que originaron la confusión ya fueron borrados, pero aún quedan bastantes confusos, bromas, lamentos y peleas entre tuiteros.

Y esa es la historia de cómo me perdí la guerra civil portuguesa en Twitter.

El martes por la tarde, cuando ya la broma se había aclarado, el defensor del lector de El País publicó una columna donde se decía que el departamento jurídico del diario estaba estudiando las  medidas que tomarían contra quienes habían involucrado el nombre del diario en ese chisme. Y quien disparó el primer tuit de esta guerra civil se moría de la risa por su hazaña, concluyendo que “Lo bueno de Twitter es que ahora nosotros también nos podemos inventar noticias, como hace la prensa”. Acompañado de un ‘elegante’ comentario sobre el lugar donde se podían meter sus lecciones de ética todos quienes lo estaban criticando por la revolución inventada.

Sabrina Duque