No creo que se pueda analizar el cine desde otra óptica que los gustos personales. Le llaman el séptimo arte y como arte que es, creo yo, la única opinión que vale viene dada por un 'me gusta-no me gusta'. Parafraseo coincidencialmente al guionista de la cinta cuando digo que “no hago crítica, sino barra”. No pretendo decir cómo debieron ser las cosas, no creo que el cine sea una ciencia, ni que haya una manera correcta de hacer las cosas. Pescador es una gran obra, me enganchó bastante y como ejercicio de espectador voy a tratar de explicar (con mucho atrevimiento) qué me gustó y qué no tanto.
Si aún no has visto la película, corre al cine rápido y luego vuelve. Empezamos:
La trama va de cómo un habitante de El Matal encuentra y busca vender, con ayuda de una colombiana, unos paquetes de cocaína que encontró en la orilla una mañana random cuando salía a pescar. Eso es lo que se ha vendido como sinopsis oficial incluso. Sin embargo, como en toda buena película, la trama es solo una excusa para la subtrama que a su vez es una trampa para tirarte encima una premisa. Blanquito no se haya en El Matal y al igual que Lorna, dice que quiere cambiar de vida. Uno quiere conocer a su padre, la otra quiere tener cerca a su hija. El director nos muestra una historia sobre escapar, esto es de lo que realmente se trata la película: cambiar las cosas, salir de ese lugar de donde no se encaja; y creo que todos en algún momento hemos sentido que no encajamos y deberíamos virar la tortilla. Para nuestra desgracia nosotros no tenemos un guionista que nos pone 10 kilos de coca encima de la nada, por eso sentimos emoción por los personajes, ellos sí pueden cambiar su vida por ese golpe del destino, ahora. Esa es la razón por la que nos quedamos viendo qué sucede, y considero que está muy bien lograda.
Los personajes principales están muy bien construidos, mientras que los secundarios no me terminan de convencer. Aún no me termino de creer el personaje de Fabricio, interpretado por Carlos Valencia. El trabajo de un cineasta es mentir, está contando una historia que no ha pasado y debe contarla tan bien que uno termine creyendo que sí está pasando, y si me cuentan sobre un tipo con el perfil del de Ratas, Ratones, Rateros pero calvo, con bigote y que maneja un convertible negro, simplemente no le creo nada. Lo mismo me sucede con la mamá y el tendero con sueños de emprendedor pero quedado. Supongo que de alguna forma son caricaturas que el director usa como remaches de costura en la historia. El tendero por ejemplo, es el típico personaje torpe que llega en el momento preciso para ser detonante del punto de giro: es él quien le dice a Blanquito que la cocaína cuesta más de lo que están dando al inicio y es él quien se manda el 'Mariscos del Mar' que explota al final de la película. Fabricio, el chofer, en cambio es como un testigo mudo de todo lo que sucede hasta luego de la revelación de Blanquito, donde toma partido de una forma que solo nos queda imaginar. De la madre, me gusta la escena donde está parada afuera de su casa viendo con cara de 'esta es la perra con la que se va mijito' a Lorna, pero nunca había visto a una señora mayor envolver ladrillos de perica con tanta naturalidad (cabe rescatar que la puteada en esa escena es de lujo)
Blanquito es la película. Quizás sea bastante drástica la afirmación, pero creo que así es. El personaje que interpreta Andrés Crespo está tan bien armado que es imposible creer que no es real. Con él uno si se come la mentira completa. Empezando por el nombre: Blanquito. No le dicen 'colorado' ni 'culo pálido', le dicen 'blanquito'. Por ahí uno ya se empieza a dar cuénta qué función cumple en el pueblo; definitivamente es el que no encaja. Los demás pescadores lo rayan, conserva su trabajo solo por una relación familiar y hasta la pelada es incapaz de decirle que se está revolcando con otro a pesar de que él le lleva a regalar un par de pescados. Justamente creo que el personaje funciona, debido a que todos alguna vez hemos sido el gil del gajo o al menos siempre ha habido alguien más guapo que uno. Blanquito representa ese sentimiento de ser bueno/cojudo, en un mundo de malos/sabidos. Por eso genera la empatía que genera. Yo al menos quería que se coma a la colombiana, venda toda la merca, se forre de billete, vacile la 'metrópolis' y nunca regrese a El Matal. Con el protagonista simplemente lo lograron.
La actuación de Crespo es excelente. Cordero confiesa que el perfil lo armaron pensando fijamente en él, y le atinaron preciso. Los primeros 10 minutos uno cree que Andrés no está actuando, por la fachada: es su caminar y muchas de sus frases típicas; pero la actuación está detrás, en lo esencial. Blanquito es muchísimo más inocentón e ingenuo que Crespo, y eso se transmite. La escena donde lleva las compras a casa de Lorna y trata de entablar una conversación fue la que me movió el switch (a pesar de que no me gusta cómo coge el vaso de ron). A partir de ahí sinceramente me olvidé que era Andrés quien estaba en pantalla, salvo dos que tres muletillas. La escena final donde se caga de risa en el restaurant y la escena donde los ojos se le humedecen al ver a Lorna teniendo sexo con Don Elías, me parecen absolutamente honestas y reales. Y son simplemente dos caras, el plano es tan cerrado que no tiene cómo expresar nada con el cuerpo. Son dos caras que transmiten lo que deben transmitir y por eso creo que en eso está representado el poder actoral de Andrés.
El guión me atrevería a decir que es bastante clásico aunque presentado de una manera diferente. Según yo está armado en tres actos, pero solo nos presenta el segundo, es decir el nudo, el condumio. La película empieza en el primer punto de giro, nunca presenta a El Matal como un pueblo tranquilo donde no pasa nada, de una llega la droga y empieza el desarrollo del conflicto. Y es durante éste que nos empiezan a dar referencias a cómo era todo antes, nunca tuvimos la oportunidad de ver en imágenes lo que se conoce como 'estado de equilibrio' pero los personajes nos lo cuentan y es un recurso que me agradó bastante. Te ahorra los típicos primeros 30 minutos donde se presentan a los personajes y tú piensas en el canguil porque aún no pasa nada. Acá pasa todo, de entrada. No hay forma de esquivarla.
El final ha recibido bastantes críticas pero a mi me gustó. La película termina en el segundo punto de giro o clímax, que es la desición de Blanquito sobre qué hacer, el punto máximo donde se enfrentan a muerte las dos partes del conflicto. Normalmente esto es fácil de reconocer en la batalla final entre el bueno y el malo y alguno muere, acá es más sutil porque el conflicto es interno (como buen road movie que es). Las fuerzas contrarias que se enfrentan son los pensamientos del personaje entre decidir hacer lo que había dicho que haría y de alguna forma volver a quedar como gil por buena gente, o simplemente hacer lo que le convenga a él. Sin embargo cuando se termina la gran pelea, justo después de la muletilla del personaje torpe que funciona como detonante (eso de Mariscos del Mar nunca fue por gusto) y el polvo empieza a disiparse para dejar ver qué fuerza ganó, la película se acaba. El guionista nunca nos muestra exactamente qué decidió Blanquito, eso lo decide cada uno según sus propios deseos. Normalmente los finales abiertos me son detestables, me parecen vagancia o falta de valentía de quien escribe (y parece que mucha gente lo ha tomado así) pero a mí, en este caso específico, me encantó. De hecho, cuando la cámara bajó para enseñar el mantelito del restaurant, yo pedí internamente que la película se acabe, ahí, así, con Blanquito riendo y comiendo chifle con ají.
Mi hipótesis (y esto me gustaría que comentaran pues a todas las personas con las que converso sobre la película les he preguntado qué creen que pasó) es que Blanquito lo logró. Cordero nos hizo panas a mí y a Blanquito, y no puedo concebir una historia donde él no gane. Según yo, dentro del completo segundo acto, hay un segundo punto de giro que vendría a ser cuando el protagonista toma la desición de 'cabrearse' (al igual que el primer punto de giro del segundo acto vendría a ser la escena donde están haciendo fila para vender la coca pero deciden salirse y venderla por otro lado). Todo el tiempo hasta la secuencia en la casa de Elías, Blanquito había sido inocente y bueno con Lorna, iluso incluso. Sin embargo la escena de sexo y los ojos de él, marcan que hubo una revelación, como una especie de anagnórisis donde el universo lo abofetea y le grita '¡no todo el mundo es bueno ni busca cambiar su estado realmente como tú, gil de la vida!' Blanquito hasta le había ofrecido a Lorna acercarla a su hija, pero ella está feliz, de un modo sumamente masoquista y humano, en su miseria. Odia a Elías pero no lo va a dejar jamás, y Blanquito acaba de entenderlo. Por eso decide sacarlos de la ecuación, dejar el ladrillo ya pagado, la parte del dinero correspondiente a Lorna e irse a vender el resto con Fabricio, quien en la escena cuando bajan del apartamento de ella, lo ve de manera cómplice y deja que se vaya. En ese momento se consagra que ellos son los 'malos' porque si el testigo mudo, que dice las cosas como son, permite la traición a su patrón, es el otro quien tiene la razón.
La imagen y el tratamiento son escepcionales. El largometraje fue grabado en video con una Canon 7D, obviamente con lentes PL y todos los juguetes necesarios, pero con la compresión interna de la cámara. La primera vez la vi en el pre-estreno en El Matal y solamente pude apreciar los colores, pero luego en la premiere en Guayaquil, la vi en la que dicen es la sala más grande del país y a pesar del tamaño de la pantalla, yo no vi problemas de compresión o ruido digital. (Todos estos detalles técnicos están especificados en una entrevista a Daniel Andrade, Director de Fotografía, que publicaremos en la próxima edición, Dios mediante). Los colores me gustaron bastante, me parecieron una versión sutil de la famosa combinación turquesa-rosanja (un intermedio entre rosado y naranja) pero variado y más trabajado según cada escena lo merecía. De hecho el cartel es un claro ejemplo de la paleta, turquesa-rosanja pero tirándolos un poco más hacia el marrón sucio de la urbe. Algo que me gustó mucho, fue que la noche en Guayaquil era totalmente amarilla. La última vez que vi una noche colorizada, la vi azul, y a menos que estés en el campo abierto, totalmente alejado de la civilización, las noches no son azules. En Guayaquil las noches son amarillo tungsteno, alumbradas con luminarias incandescentes del color del vicio, de la hepatitis y de los dedos de los fumones. Iban en un taxi por lo que le podían tirar cualquier color para que contraste aparte, pero no hubiera logrado la sensación que tiene la escena cuando Blanquito sale a beber con Mieles y un travesti.
El trabajo de cámara no me sedujo. A mi me gustan más las escenas cuando tienen infinidad de planos. Acá se notaba que no tenían un storyboard y que mucho era improvisado. Cordero explica que buscaba una sensación de libertad y no de rigurosidad y lo consigue, pero no es de mi total agrado. Casi toda la película está graba en plano medio 'two shot' (porque casi siempre hay dos personajes en escena pero no usan plano y contraplano) y la cámara los sigue en una steadycam. Hay tres planos que recuerdo me gustaron y coincidencialmente creo que todos abren su escena: un cenital cuando el convertible negro llega al Oro Verde en Gye, un plano súper cerrado con un angular la vez que Blanquito amanece en el Imperio y un dolly de un pasillo que no recuerdo qué era pero tenía como puertas metálicas a ambos lados.
La música me encantó, pero de música no sé nada así que no me atrevo a decir mucho. Solo sé que había una trompeta y un trombón que aparecían en el momento preciso, no sé si por lo general las películas tienen soundtrack menos evidentes, o éste estaba tan bien logrado que era imposible no ser consciente de él. La escena donde camina por el Puente sobre el Guayas, con un cover de Bronco de fondo, es implemente épica, el hombre está achacado y no hay nadie a quien le haya podido quedar una duda.
Hay detalles que hacen que esta mentira sea mucho más creíble. Dos cosas que me gustaron mucho fue la forma como trataron la caracha de la herida en la sien de Blanquito (que iba evolucionando y parecía curarse realmente con el tiempo) y los elementos del departamento de arte, por ejemplo una pared llena de afiches del Prefecto Solórzano y varios de ellos tenían cachos y bigotes dibujados encima, e incluso en la primera escena dentro de la casa del protagonista, hay uno de eso afiches, mucho antes siquiera de que se nos haya presentado a tal señor.
Todo esto son elucubraciones según las cosas que recuerdo ahora, impresiones netamente subjetivas luego de verla una vez y media (la proyección en El Matal no puede contar como completa pues estábamos documentando más que viendo). No se si el guionista haya pensado eso, ni por qué el DF hizo tal o cual plano; son solamente mis percepciones de una gran película que sin duda volvería a ver. Porque me entretuvo, no hay más.