Ese mismo día a las dos de la tarde Meche Cuesta en el programa Así Somos, emitido por Ecuavisa, ofreció disculpas por haber declarado que ser homosexual era un mal ejemplo. Acá sus declaraciones.
Estos hechos representan un importante avance en términos del respeto que merecen la orientación sexual y la identidad de género de las personas. Parece que finalmente se está cumpliendo y se está haciendo cumplir lo que hace rato está escrito en nuestra Constitución y en nuestras leyes. Pero lo más importante es que este precedente pone el dedo en la llaga purulenta de la homofobia institucional que padecen los medios de comunicación ecuatorianos en general: radio, televisión, diarios y demás publicaciones. En su mayoría éstos no han tenido un espacio para la comunidad GLBTI como no sean los espacios de la burla barata, la desinformación, el prejuicio o los sangrientos hechos de la crónica roja.
¡Bien por las opiniones que durante la semana aplaudieron los logros alcanzados por la comunidad GLBTI mediante compromisos y disculpas! Sin embargo, les voy a contar sobre otros comentarios que me llegaron -en menor cantidad, debo admitirlo- pero con un odio que revuelve el estómago. Los reproduzco a continuación con el único afán de hacer una suerte de campaña de ridiculización y vergüenza.
Con ustedes, un collage de comentarios que he bautizado como Cartas desde la Edad de Piedra:
“¿Por qué Meche Cuesta debe pedirle disculpas a los maricones? ¡Qué dejen de ser maricones! ¿Por qué el pastor Zavala no puede decir que los maricones se quemarán en el infierno? Eso es lo que le pasará a los maricones, Dios ha escrito que todos se irán al infierno. Si los maricones quieren ser respetados, ellos deben respetar primero: que dejen de ser maricones. Los homosexuales pueden serlo, pero dentro de sus casas para que no ofendan a los demás. ¿Por qué están ahora tan hipersensibles los maricones? ¿Acaso se ha puesto de moda ser maricón? ¿Quién inventó esa palabra, homofobia? ¡Ser homosexual es una enfermedad! ¡Un vicio! ¡Un mal ejemplo! ¿Dónde está mi libertad de expresión para decir que los maricones son lo peor del mundo? Yo tengo amigos homosexuales, y los quiero, pero no creo que ellos tengan los mismos derechos. Dios creó hombre y mujer, en ningún lugar de la naturaleza o del reino animal se da la homosexualidad. Eso es algo contra natura. Los maricones no pueden tener hijos. Las mariconas odian a los hombres, por eso son mariconas. Las mariconas son todas unas feas, por eso son mariconas. A las mariconas lo que les falta es verga. Los maricones y mariconas son así porque quieren, ellos lo decidieron.”
Es increíble la gran cantidad de veces que las personas que emiten estos comentarios apelan a Dios. Si Dios creó al hombre y a la mujer y además los hizo heterosexuales, si Dios es creador de todo lo que vive sobre la tierra; entonces ¿por qué existe la homosexualidad? ¿Será que a Dios, mientras jugaba con el diablo, se le ocurrió que existiera la homosexualidad como una mala broma de la naturaleza? Como lo hizo cuando permitió que tantas desgracias cayeran sobre Job para ver si éste blasfemaba. Sólo que Dios- una vez ganada su apuesta con Satanás- levantó el castigo gratuito que pesada sobre el bueno de Job. ¿Era más divertido destruir Sodoma y Gomorra que hacer que se extinguiera/cambiara la orientación sexual de los moradores de estas ciudades? ¿Por qué Dios no hizo desaparecer la homosexualidad de la faz de la tierra? De hecho, la homosexualidad existe, goza de buena salud e incluso se da en el reino animal -tanto en libertad como en cautiverio- y está ampliamente documentada en más de 500 especies.
¿Cómo puede cierta gente hoy en día seguir anclada en la ignorancia y el prejuicio? En fin, como dice Verónica Potes, connotada filósofa local, “Cada quien es libre de mantenerse en su tercermundismo o superarlo. Por otro lado, nadie tiene la obligación de aguantarle una ofensa a nadie”. Cero tolerancia a la homofobia. Si quieres ofender, humillar, expresar tu odio y que nadie te reclame, no te quedará más remedio que hacerlo dentro de tu caverna.
Foto: Pilar Vera, diario El Telégrafo.