(Fotografía: Javier Alcívar)
Lo que pasó entre Los Corrientes y GkillCity es lo mismo que nos ha venido pasando desde un inicio con mucha otra gente, pero tiene un plus musical.
Es decir, gente haciendo lo que le gusta sin exigir (o esperar) dinero a cambio. Un trueque sencillísimo con el cual el anarquista de izquierda (fisher-price, que le dicen algunos) que llevo dentro estaba exultante: el encuentro de necesidades y capacidades para crear, en asociación colectiva, un producto final. Ya lo habíamos hecho con los Monos y ahora, mientras discutíamos en la reunión semanal de la página que debíamos tener música en La Descarga con una marca de profunda raigambre guayaca y autenticidad, se nos aparecieron -casi fantasmagóricamente- estos broderes, con su ritmo indefinible pero atrapante.
Haciendo un poco de memoria, creo que fue Fernando quien dijo que Los Corrientes eran y lo propuso. Yitux no lo dudó: "Esta es la música de La Descarga" y el resto lo sentimos como una admonición y, un par de minutos después, lo entendimos como una revelación: estos flacos hacen, musicalmente, lo que les da la gana, como nosotros queremos hacerlo en lo que era, en ese entonces, la naciente GkillCity.com. Los Corrientes nos llevaban medio año de ventaja, pues su primera tocada en público había sido el 30 de diciembre de 2010. Nosotros, recién en junio 22 publicábamos nuestra primera entrega, a propósito de la demanda contra la censura previa.
Así que dejamos a un lado la salsa que originalmente acompañaba las primeras promos de las Descargas y decidimos irnos de lleno con la banda guayaca amiga. Claro, solo bastaba pedirles permiso, que resultó ser la parte más sencilla. Así es cuando hay buena fe y predisposición y la gente se desembaraza de remilgos y sospechas tercermundistas.
Y arrancó este idilio que alguien (seguramente amante de las teorías de conspiración) definió como un matrimonio. Un matrimonio pernicioso, según él (¡allá él!). Y desde entonces La Descarga va con el ritmo de Los Corrientes.
Cada inicio de una Descarga -que hoy llegan al final de su primera temporada- es una declaración de intenciones, cuando se escuchan los acordes de Partirme en Dos: Porque el falso dilema no va más, las falacias no tienen espacio aquí y es hora de sentarse a pensar y producir, de reflexionar, de leer críticamente y de proponer.
Por supuesto, muchas veces nos identificamos profundamente con "Soy Chiro", dada la constante búsqueda de financiamiento -que según los conspiranóicos proviene desde el Estado hasta de Diego Arcos- y, además, porque somos chiros pero no giles, como quien entiende que le encanta el pastel, pero que los pasteles no hablan.
Entre una y otra cosa, así se nos fue el año a ellos y nosotros. Ellos en el FAAL y nosotros en seminarios de ciudadanía y cultura, entre Diva y el Inmundicipio. Trabajando, metiéndole eso que los guayacos llamamos "ñeque" a nuestros proyectos.
Y cada quince días, una nueva Descarga, con su música haciendo un breve preludio de que "hay algo que subyace en lo evidente" porque, a pesar de lo que se pueda creer, nada es obvio.
Fuimos creciendo. Los hipercríticos sufrían y sufren en su esquina de no hacer nada hasta que el resto valga la pena para que ellos muevan un dedo (según sus propios e infelices estándares) cuando hacíamos las cosas bien y se solazaban, en secreto, cuando hacíamos las cosas mal. Por supuesto, todo nos llegaba -lo bueno y lo malo- y aunque ellos no lo crean, también los escuchábamos. Partiendo de la premisa básica de que uno nunca debe idealizarse, por el riesgo de morir, el ejercicio crítico puertas adentro siempre ha sido inmenso, pero lo que nunca nos ha faltado es la voluntad para la acción. El compromiso de la acción que no es otra cosa que la determinzación de lanzarse a ese abismo, a esa nada donde todo parece terminar, pero donde todo realmente empieza.
Entre una y otra cosa llegaron los últimos días de octubre y Gerareee me llamó y me dijo: "Hay que armar la farra de fin de año". Yo le pregunté, entre tanta tontería, ¿por qué? y me dijo: "Porque está pasando".
Yo lo pensé y dije: sí, es verdad. Está pasando. Al fin está pasando en Guayaquil. Ese despertar que augura una ciudadanía latente. Entonces, recurrente, volví a Mounier y dije: ahora sí la calma va a ser sacudida, porque esta calma que vivimos no es la paz. Es solo calma, que es como el agua cuando se estanca y se vuelve putrefacta. Y eso no es paz. Caía en cuenta de que entre ese junio y el #30D, realmente había comenzado a pasar. Nos equivocamos y acertamos, acertamos y nos equivocamos. Y llegamos a la conclusión de que habíamos enderezado la espalda y que nunca más alguien podría montarnos porque, en las palabras del reverendo King: "La gente progresa cuando endereza su espalda, porque nadie puede montarla a menos que esté encorvada".
Ellos con su música, nosotros con nuestra entrega semanal. Y así ibamos, sabiendo que los pasteles políticos no hablan, solo se pintan y fotografían hermosos para sus campañas. Y para eso no estamos, porque hay que enterrar el hacha y decir: basta, el discurso tiene un comienzo nuevo.
Como dije, nos cogió fin de año y Gerareee me dijo: "Bueno broder, hay que disfrutarla".
Y la armamos en Diva e invitamos a medio mundo. Y sabíamos que la gente iba a ir pero no podíamos imaginarnos que era tanta gente. Llegó el día, el #30D. Y era una cantidad increíble de gente. Según Cangrejo pagaron 280 personas, pero pavos siempre sobran. Pónganle ustedes, 300. Eso es increíble, porque como dice Rubén Blades "cuando conecta a uno, conectas a diez".
A pesar de la reticencia de Crespo, nos paramos al inicio del show a tirar un poco de verbo. Me dijeron que inicie yo y me acholé, como se dice en la calle. Alguien me hizo el favor de gritar "¡Descarga!" Y entonces me olvidé de la timidez que me es consustancial y alcé el puño y la gente que estaba frente al escenario me hizo el favor de corresponderme con un grito. Yo no sabía qué estaba pasando pero en la euforia dije que GkillCity iba a cantar y no Los Corrientes y, bueno, la gente se puso tensa…. Claro, abusé de la vibra. Me arrepentí, dije que era mentira, que solo estaba ahí por un pedido gentil de Los Corrientes y que pronto venían a tocar.
Flores y yo hablamos sobre la falsedad de creer que la gente quiere consumir basura, sobre la identidad que se encuentra en la diversidad. Sabíamos que era un triunfo de ese margen izquierdo de la ría desde donde se deconstruye y estábamos extasiados, a tal punto que Crespo -que no quería hablar- se abalanzó al micrófono y se fue de oreja, porque pisó muy duro el vetusto escenario de Diva. Andrés nos reprochó públicamente a Flores y a mí: "yo le dije a este par de hijueputas que no hablemos y aquí están las consecuencias. Pero ya llegan los robaburros para poner todo esto en orden". La gente se río, abucheó y aplaudió y un minuto después los acordes de Partirme en Dos, que es esa declaración de intenciones al inicio de cada Descarga, inundaron Diva.
De ahí en adelante, todo fue fiesta. La gente coreando a Los Corrientes y Los Corrientes poniéndonos a toditos a bailar. Los temas de siempre y lo nuevo, la gente sobre las mesas y el Diva pareciendo que se venía abajo.
En la mesa de GkillCity todo era euforia y sosiego, ¡por fin, en mucho tiempo! Sabíamos que el año se iba y que era un año diferente a tantos otros pero que teníamos nuestras mejores esperanzas en el que arranca.
En un momento, cuando todo el mundo tripeaba la música correntina, Flores se abstrajo de la movida y, viéndome algo reflexivo, me tomó del hombro y me dijo: "Gordo, cuando hay conciencia y gozadera, sabes que es una jugada ganadora".
Yo asentí, sin decir mucho, o mejor dicho, sin decir nada. Estaba convencido de lo que Xavier, mi pana y socio, me decía. Cuando quise reaccionar, Los Corrientes tocaron en público por primera vez Salsa para partirte las tapas y yo, como el bar entero, me olvidé de todo lo demás.
La fiesta estaba en su punto más alto y de ahí, en más, simplemente no me acuerdo.
¡Salud!