Yasuní. Me atrevería a decir que es una palabra hasta melódica. Hace cinco años tal vez solo era parte de un vocabulario kichwa desconocido. Hoy pesa tanto como hablar de la pedofilia, de Anonymus, de la crisis en medio oriente, las protestas de universitarios en Chile, de Twilight, etc. Palabras que representan una temática actual, "de moda", casi imprescindible en conversaciones de aquí y allá, de Ecuador y la mayoría de países considerados occidentales.

Me pregunto cuántos saben algo más que esta aseveración: la Iniciativa Yasuní ITT es un proyecto que pretende dejar petróleo bajo tierra en el área más biodiversa del planeta.

Creemos que no explotar el petróleo es no tocar el Parque Nacional Yasuní. Falso. Los tres campos ITT (Ishpingo, Tiputini y Tambococha) que se quiere dejar sin explotar representan apenas el 30% del parque. En el resto ya hubo extracciones en años anteriores y las sigue habiendo.

Creemos que el gobierno de la revolución ciudadana ideó este novedoso proyecto. Falso. Desde el 2005, quizás antes, un grupo de ecologistas ya hablaba sobre no explotar esta zona e incluso consideraron  recibir aportes económicos del extranjero a cambio de la conservación.

Creemos que los 100 millones de dólares que se propusieron cumplir este año es la meta. Falso. Esos 100 sirvieron para activar el fideicomiso manejado por el PNUD. Para alcanzar los 3600 millones de dólares que necesitamos en total, a partir del 2012, tenemos que conseguir 350 millones anuales, es decir casi uno diario.

Creemos que el dinero que se puede obtener si se explotan los tres campos petroleros se invertiría en desarrollo social como educación y salud a nivel nacional. Falso. O al menos no podemos predecir qué hubiera pasado sí… lo que sabemos es que el dinero que se recauda actualmente para la Iniciativa se invertirá en energías renovables, cuidado ambiental de las áreas protegidas del país, desarrollo social de las comunidades nativas de la Amazonia y ciencia, tecnología e investigación en la zona.

Creemos que las comunidades indígenas que habitan en el parque nacional apoyan la iniciativa. Falso. O al menos parcialmente falso. La mayoría de los habitantes de la zona casi no conocen el plan A, al contrario saben todos los beneficios que obtendrían si se explota el crudo (cortesía de las millonarias petroleras).

Creemos muchas cosas pero nos interesamos en investigar muy poco. Es cierto que en los cuatro años, desde que se presentó la iniciativa, ha sufrido más de una recaída: la crisis de institucionalidad (pasó por la Vicepresidencia de la República, Cancillería, Ministerio Coordinador de Patrimonio, Presidencia de la República) que impidió que se consolide el equipo negociador y quizás obstaculizó más de una negociación; la chiripiolca que le dio al presidente cuando decidió no asistir a la Cumbre de Cambio Climático en Copenhague y dijo que el fideicomiso estaba mal hecho y había que restructurarlo; uno que otro insulto que soltó contra quienes encabezaban el equipo negociador…y así una serie de eventos desafortunados que restaron credibilidad a la propuesta y produjeron que a inicios del 2011 no haya ni una sola contribución confirmada.

Pero se acaba el año y la meta ya se cumplió: hay 116 millones que irían al fondo. Claro, que solo 2% está depositado en el fideicomiso y el resto es la suma de compromisos, negociaciones en trámite e incluso montos que ingresarán directamente al Estado como cooperación técnica no rembolsable destinada a proyectos de conservación (es decir jamás llegarían al PNUD).

Creemos, también, que la Iniciativa es el negocio más grande de este gobierno y que fracasará.

Tenemos los antecedentes, reconocemos el sinnúmero de errores que se han cometido, pero creo que debemos enfocarnos en lo que tenemos aquí y ahora: se superó la meta. De alguna u otra manera se logró conseguir más de 100 millones. Se lograron otras cosas. En Estados Unidos la Iniciativa se alió con dos ONGs para que los ciudadanos que pagan impuestos puedan deducirlos aportando a Yasuní. En Francia hay un grupo de la sociedad civil que todas las semanas planea estrategia para seguir recaudando fondos. ¿Y en Ecuador qué? Solo Yasunízate, una campaña del mismo gobierno.

No hay vuelta atrás dice Ivonne Baki, la jefa del equipo negociador y agrega que no permitirá que se explote el crudo. Creo que más que de ella depende de nosotros  que se cumpla el Plan A. El derecho a la naturaleza y el derecho de los pueblos no contactados de vivir en un sitio libre de extracción son dos de los artículos de la Constitución que se violarían si es que se explotase. Sí, el plan B resulta inconstitucional desde un principio.

Aunque es inevitable que el tema se haya politizado creo que nuestras decisiones deberían estar motivadas por otras razones: 1. Conservar, no explotar y así evitar los terribles daños colaterales de la extracción. 2. Mitigar los efectos del cambio climático, sí el calentamiento global es real y sí al cortar árboles y explotar petróleo se multiplican los gases de efecto invernadero. 3. Hacer exigir nuestros derechos, si no se consigue recaudar todo el dinero ¿qué? Es deber del Estado cumplir la constitución y destinar su presupuesto a temas de relevancia nacional (en este caso mundial también).