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@ElMediodia

Dicen nuestros padres que no hay mejor pareja que cuando “se juntan el hambre y la necesidad”. La semana pasada se me juntaron el hambre, todopoderosa, y mi necesidad de realizar una crónica fuera de ese perímetro centro-sur en el que se han concentrado las entregas pasadas del Proyecto Huecas Pepa. Como podrán observar de una rápida revisión del mapa de la Huecas Pepa, la mayoría de sitios allí georreferenciados se ubican precisamente en esa zona centro-sur, y tan sólo unos cuantos en otros sectores de Guayaquil.

Fue así que terminé haciendo pata con mis panas @DavidCEVALL0S y @Elboon, que proponían justo lo que yo requería, una hueca encebolladesca refundida en pleno Norte, detrás del Centro Comercial La Rotonda -hoy devaluado, por la apertura del City MAL.

Estos auspiciosos augurios, sin embargo, pronto empezaron a derrumbarse. El trabajo me complicó y mi salida al almuerzo en lugar de darse a las 12:40 PM recién ocurrió a la 1:20PM. El taxista que me conducía hacia el C.C. La Rotonda -donde debía encontrarme con @DavidCEVALL0S y @Elboon, acompañados de Julín- se metió por la avenida de Las Américas y el tráfico nos atenazó. Por si fuera poco, al llegar finalmente al sitio indicado mis panas me recibieron con la noticia de que la hueca estaba CERRADA. Una desgracia.

Con el tiempo corto conferenciamos brevemente sobre el camino a seguir. @DavidCEVALL0S recordó un sitio que yo también conocí hace varios años, la marisquería Elbita ubicada en La Garzota a un costado de la parte trasera del edificio de la Empresa Eléctrica. Parecía buena opción, por mi recuerdo grato, aunque @Elboon dijo que era sólo “más o menos”. Yo propuse cruzarnos a una hueca por la calle donde está Comidas de Víctor, largo hacia el fondo, donde hace unos meses me comí el mejor arroz con cangrejo que haya probado en mi vida. Por cuestiones de tiempo y no arriesgarnos a otro chasco de un sitio cerrado, fuimos a la segura, esto es, a Elbita.

Cuando llegamos a Elbita, cerca de las dos de la tarde, había varios comensales aún en el sitio. Un letrero en las afueras del local, de esos que son en realidad un pizarrón de “tiza líquida” anunciaba sopa marinera, arroz con cangrejo, arroz marinero, ensalada de cangrejo y cebiches variados, entre otros platos. Mi memoria evocaba que en el lugar se expendían unos espectaculares corviches, tan buenos como pueden conseguirse en Guayaquil. Pintaba bien el asunto. La mesera se encargó de tirarme para abajo: solicité que me sirviera, consecutivamente, arroz con cangrejo, arroz con concha y arroz marinero –sí, quería arroz- pero la chica me informó que no tenían nada de eso. Me conformé con un arroz con camarón. Mis panas que querían cebiche debieron elegir de entre las escuetas opciones que les presentaron:camarón, pescado, calamar o un mixto de esos. @DavidCEVALL0S pidió además una cazuela mixta. Yo rogué por un corviche, pero tampoco había. De bebida pedimos limonada, pero al rato regresó la mesera a comunicarnos un nuevo fracaso. No nos quedó otra que hacerle a la cola.

Debo reconocer que luego de la decepcionante selección de platos, mi predisposición mejoró exponencialmente al verme frente a una fuente de patacones con abundante salprieta y una salsa de aguacate sencillamente espectacular, todo cortesía de la casa. Le dimos vire volando, pero fue tan generosa la ración que yo ya estaba al menos un cuarto de tanque lleno cuando el último patacón partió de este mundo. A continuación llegó nuestra orden. Todo bueno, todo ok, pero hasta allí nomás. El cebiche estaba fresco, pero no tenía una preparación muy elaborada que digamos. La cazuela, igual, pero en comparación con aquella de El Patio de Junín, languidecía. Mi arroz tenía buen sabor, pero se notaba que era un refrito precoz de arroz blanco, mantequilla, unos vegetales y los camarones ya hervidos; se extrañaba en la preparación el uso de ese caldito en el cual se cocinó el camarón, que es el que realmente le da el sabor. Incluso, en algunas partes el arroz ni siquiera había agarrado aún el color y se lo veía todavía blanco. En fin, dejó mucho que desear

Si me preguntan si volvería a Elbita, la respuesta es sí. Volvería por el plato de patacones con salprieta y esa deliciosa salsa de aguacate; volvería con la esperanza de reencontarme con los corviches y, quizás, una mejoría en el resto de platos. Volvería, sí, pero en un buen rato.

Ficha técnica casi ni hice porque salí caliente. Al menos me llevé la factura.

Ficha Técnica

Nombre: Marisquería Elbita

Ubicación: Ciudadela La Garzota, a un costado de la Empresa Eléctrica, frente al parque.

Horario: NPI

Precios: de 5,50 cebiches, a 7,00 arroz con camarón.

Rafael Balda Santistevan