Esa pregunta me la he hecho yo hace años, cuando comencé a entender cómo este organismo, junto a su gemelo FMI, eran los que realmente, dictan las normas a seguir en materia económica a los Estados empobrecidos. Retórica de comunistas sociolistos, dirán los economistas fieles al sistema actual. Antes de continuar, quiero decirles que me da lo mismo lo que piensen de este artículo.

Hecha la aclaración, seguimos:

Cuando Correa armó revolú en la Cumbre Iberoamericana con su desplante a Pamela Cox, vicepresidenta del organismo multinacional, hubo reproches, sátiras, burlas, hasta indignación en varios círculos de opinión del país. La prensa privada fustigó, las redes sociales explotaron. Yo permanecí absorto: el odio al presidente nos ha llevado a defender la dignidad del mismísimo chulquero de siempre.

Como no pasa hace algún tiempo, esta vez le dí la razón a Rafael y hasta creo se quedó corto. Primero, porque su pregunta es atinada y llena de lógica. ¿Justifica que una cumbre “abierta y democrática” invite a organismos que, a) no son un Estado, b) peor iberoamericano, y, c) que no ha tenido la sutileza de recibir a los mismos países que atentamente le escuchaban, cuando realmente la ayuda era imprescindible, entendiéndose, apoyo sin condicionamientos retrógrados esclavizantes.

No sé si la memoria frágil de muchos recuerdan los paquetazos que gobiernos anteriores permitieron por los acuerdos con los organismos financieros internacionales. El andar del BM y el FMI en el país se da a finales de los 80 e inicios de los 90, con mayor fuerza en la presidencia de Sixto Durán Ballén. Fue la época del endeudamiento progresivo y de las medidas económicas internas destinadas a pagar los intereses.

Según datos del Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo, Ecuador entre 1990 y 2007 recibió del Banco Mundial 1.440 millones de dólares, mientras que en el curso del mismo período el gobierno ecuatoriano pagó a dicha institución 2.510 millones de dólares. Una ganancia neta para el “altruista” organismo de 1.070 millones de dólares, sin duda, las tasas más bajas del mercado.

Esto lo explica bien Pedro Páez en su libro Liberalización financiera, crisis y destrucción de la moneda nacional en Ecuador. En su texto, relata cómo durante 17 años, el BM fomentó la creación de leyes que  ubicaron a Ecuador como uno de los ambientes más radicalmente desregulados en América latina. Para la primera mitad de los años noventa, ni siquiera los Estados Unidos habrían permitido este tipo de banca universal.

Una de las normas más recordadas es  la Ley de Mercado de Capitales y la Ley de Reordenamiento en Materia Económica, cuya existencia permitió la creación de la extinta AGD,  cuya función de nombre fue la protección a pequeños ahorristas pero se dedicó a favorecer a los propietarios y grandes deudores de los bancos privados.

Pero lo más reciente fue justo con el actual primer mandatario, en su época de ministro (2005) Fue ahí cuando el Banco Mundial bloqueó un préstamo prometido de 100 millones de dólares en represalia por las reformas que afectaban el FEIREP (Fondo de Estabilización, de Inversiones y de Reducción del Endeudamiento Público). Eso en mi barrio y en todo lado, se llama chantaje.

De ahí parte la política económica de este Gobierno de seguirse endeudando, pero en convenios Estado-Estado, permitiendo mejores condiciones en los pagos y dejando a un lado los requerimientos que pretendían ligar el aparataje económico del país a un pagaré continuo.

¿Qué beneficios reales ha traído el Banco Mundial a nuestra nación? Más allá de una deuda perenne, no recuerdo nada más. Pero hoy, los críticos del mandatario ven con horror la actitud de Correa frente a Cox. Señores, eso es tener coherencia. Algo que Correa en ocasiones deja de lado, pero en este caso puntual, la mantiene a rajatabla. Y a quienes todavía el poder de la banca mundial les parece una exagerada demonización, no me queda más que desearles buen viento y buena mar en la vida de esclavos que les espera.

Realmente lo lamento por la señora Cox, porque como dama cualquier desplante es poco deseable, sin embargo, el organismo al cual representa no merece el mínimo de consideración y soy muy franco en ello. Su presencia, con ponencia y todo, en la Cumbre Iberoamericana demuestra cómo el poder de este organismo sigue vigente en la región y son actitudes como éstas, las que llaman a tener un alto. Además, conozco a mi gente, si Correa hubiera escuchado, y luego parado a tomarse una foto con ella, la lluvia de críticas sería igual, pero con distinto titular. Es el país del palo porque sí y palo porque no.

Estoy cansado de la monopolización de los organismos fuera del control de los Estados-nación. Y sí, el nacionalismo es un mal inherente, pero tengo pavor de un orden mundial bajo la redención de capitales sin nombre, sin apellido ni patria, pero con todo el poder para hacer y deshacer, por eso, yo estoy de acuerdo con la actitud de Correa.

Esperaré el momento para pararme yo también.