Gadafi ya es historia. Fue titular por día y medio en medios de comunicación y redes sociales por todo el mundo. 36 horas después, pareciera que todo haya acabado.  Eventos naturales, duelos del tipo siglo XVIII por una sentencia, partidos de futbol, entre otros, eran los titulares que lideraban la primera plana. Libia fue olvidada, dejada en un rol secundario, ya que en teoría, lo peor había pasado.

Los medios manejaron el después de la victoria rebelde como lección repetida: Libia cambio de dueño, o dueños, que en el status quo global son respetados y por consiguiente, poco nombrados.  ¿Alguien duda acaso del destino libanés luego de la  fastuosa y horrenda tiranía a la que fue sometida? Del manejo total en manos de un solo hombre, el pueblo Libio paso a manos de varios accionistas que rápidamente determinarán la mejor manera de invertir el nuevo negocio.

Tratando de entender el momento que vive esa nación, encontré entre anécdotas de mi círculo una analogía que le cae perfecta. Libia es como un amigo mío que a los 18 años me decía vivir en la “dictadura” de sus padres. Ellos le decían que comer, como vestirse, que amigos tener, no lo dejaban salir, lo castigaban, y en momentos lamentables, golpeaban y humillaban.  Aquel muchacho encontró con el tiempo una mujer con quien creyó formaría su nueva familia y sería su “protección”. Se casa entonces y libera de los progenitores, pero le ataca la nueva vida: pagos, gastos, dinero, dinero y dinero por algunas muestras de afecto. De amor, comprensión y ternura, poco. Deudas, momentos am argos, peleas, discusiones y un divorcio que lo dejó en bancarrota y destrozado.

Los aliados de Occidente tienen un plan de acción similar al matrimonio de mi p ana. Ya se demostró con las intervenciones en suelo iraquí y afgano como llegaron a “liberar” y el caos se mantuvo, o se duplicó.  Luego de los líderes derrocados, la lucha interna en estos países fue intensa y temible. Las guerras con gastos incalculables y las pérdidas de civiles constantes. En Irak el terror nunca se fue de vacaciones con la muerte de Hussein: 4.734 muertos (reconocidos) existen en el bando de los aliados, 4416 solados americanos caídos, 9.781 civiles iraquíes muertos, 1.982 soldados iraquíes fallecidos y 251 civiles extranjeros han sido secuestrados*. Además, según una encuesta en diciembre del año pasado por el diario británico The Independfient, el 67% de la población iraquí se siente ahora menos segura que antes de la ocupación.

Estos antecedentes en fríos números me hacen reflexionar sobre el futuro de una tierra rica en su subsuelo como maldición. Gadafi disfrutó de los placeres de un pueblo sometido y asustado por 40 años y al terminar su cruel etapa, surgen interrogantes constantes: ¿Por qué, EE.UU y OTAN, ahora y no hace 30 años? ¿Cómo cobraran los aliados el apoyo logístico, económico y político a los rebeldes? ¿Les interesa a los aliados una real democracia en Libia? ¿Usarán la cabeza en saco de Gadafi, una vez capturado, “juzgado” y sentenciado como marca de terror y dominio como fue Sadam? ¿La inversión en Libia recuperará los 750 mil millones gastados por USA en Irak? ¿Quieren solo el petróleo o además utilizarla como fuerte de batalla para próximas intervenciones bélicas en África?

Recuerdo cuando me reuní con mi amigo, meses después de su separación, y le consulté si a pesar de todo lo ocurrido, había encontrado momentos de felicidad y libertad que añoraba en su hogar cuando solo era un adolescente. Me supo decir “Sinceramente no lo sé, estuve tanto tiempo ocupado en resolver mis nuevos problemas existenciales, que tuve poco tiempo para pensar eso. Solo te digo una cosa: ahora vivo nuevamente con mis padres”.

Es muy cierto que los padres del sujeto de esta mini historia no se comparan en lo absoluto con Gadafi y su locura insana, y que tampoco la ex mujer tiene la sangre fría de los aliados para solucionar las crisis a su favor. Mi pana tuvo gran culpa en todo lo ocurrido. Pero lo que si tengo claro es que conocí de cerca la vida de un hombre que quiso escapar de su realidad y lo que encontró nunca le dio la paz que anhelaba. Hoy está confundido.

Que Libia y los hijos de esa tierra no se confundan, su objetivo primario debe ser la real libertad.

(*) Fuente: iCasualties, Iraq Body Count, National Priorities