@julianreyesGYE

Mientras navegaba antes de lavarme los dientes el jueves 4 de agosto asado, leí el titular de El Telégrafo que decía «Ecuador exige el pasado judicial a los extranjeros» e inmediatamente me entregué a leer la noticia. Estaba feliz. Los subtítulos gruesos en azul decían» Desde ayer se encuentra en vigencia una resolución en la que se exige a los foráneos entregar el documento que certifique sus antecedentes personales. La medida es impulsada por el Gobierno con el fin de fortalecer las medidas de seguridad interna del país» y de ahí venia el texto de la «noticia» y mi felicidad se transformó en algo cercano al odio.

Por que al leer el primer párrafo me di cuenta de una que Orlando Pérez había contratado a Emilio Palacio como nuevo Jefe de redacción de El Telégrafo. Me quedé pasmado.

El primer párrafo dice: «Los extranjeros que soliciten la residencia en el país de manera indefinida deben, desde ayer, presentar los antecedentes judiciales».

Carajo. Ahora no solo El Universo nos trata a los ecuatorianos como una sarta de imbéciles, si no que El Telégrafo se le ha sumado. Ya no solo es RTS el encargado de estupidizar al pueblo; el diario público secunda sus esfuerzos.

«Estos cojudos no leen más que el titular», le dijo Emilio a Orlando en las oficinas del diario. «No hermano, no creas, el presidente ha creado conciencia ciudadana, ahora también leen los subtítulos. Lo demuestran nuestras encuestas». Contestó Orlando. «Mierda, no puede ser. ¿Y que d


icen sus encuestadores sobre el texto, lo leen? «No, el texto solo lo leen en la Extra, pues está comprobado que las imágenes de sangre humana mezcladas con buenos culos despierta la sed de lectura». «Bueno, entonces te explico como hacíamos este camello en El Universo, pon atención…»

Y así nació la noticia en cuestión. La gran técnica del titular incompleto, insidioso, pernicioso, con piola, todo lo que constituye una verdad a medias, que es lo mismo y peor aún, que una mentira.

El artículo está aquí.

Lo he leído en algunas ocasiones y se los garantizo: he escrito varios comentarios abajo reclamando soberanía, bajo distintos nombres, cada uno más educado que el otro, y ninguno ha sido publicado. Así como El Universo solo publica comentarios de veteranas de Samborondón, El Telégrafo no publica ni comentarios de su propia gente reclamando un giro de timón en política internacional.

Hace algunos meses yo estaba en Bogotá, regresando a Guayaquil. Al frente mío, un ciudadano colombiano le entregó su pasado judicial y su boleto a la empleada de la aerolínea, como parece que es su obligación hacer. La empleada leyó el documento que constataba que el ciudadano colombiano era prontuariado y había estado en cana y luego leyó el boleto y le dijo: «Pero señor, si usted tiene pasado judicial no puede viajar con este boleto, necesita un boleto ida y vuelta o lo regresan de Ecuador» El respetable le contestó: «Pero listo, entonces deme un boleto de vuelta también» Ella cogió su tarjeta de crédito y sin más le vendió el de vuelta para que pueda viajar.

¿Necesito reflexionar sobre esta admirable medida de seguridad impuesta por la Cancillería para con nuestros hermanos colombianos? Como no soy ni el Telégrafo ni El Universo supongo que no. Yo no puedo tratar a los lectores de gkillcity como a una banda de tarados. Para hacer eso me tendría que sentir más inteligente que ellos. Y yo no soy tan cojudo como para creer eso.

El miércoles 10 de Agosto pasado, un adolescente asesinó a dos ciudadanos colombianos en Montañita, Ecuador. Se rumora que el sicario también es Colombiano. Que pena que no llegaron a «solicitar la residencia en el país de manera indefinida», como decí al noticia en El Telégrafo» por que ahí si hubiésemos sabido si tenían antecedentes penales y quizás se hubiese prevenido esas muertes.

Ahora, si los muertos eran prontuariados, por lo menos su familia tiene el consuelo de que si vinieron por aire, sin duda vinieron con boletos ida y vuelta, si no, no los hubiesen dejado entrar en el país. Qué chévere, ahora podrán regresar a su tierra. Solo que en una caja de madera, listos para cargar tierra con el pecho, como dicen los hermanos del norte.

¿Cuándo van a entender nuestros gobernantes que estamos siendo colonizados por la cultura de violencia colombiana, y que eso no es algo ligero, si no perecedero, ya que la cultura se arraiga, se pega y se pasa de generación en generación? Es igual que ser colonizado por la cultura gringa, europea, o de cualquier otra parte, solo que está es más débil, más perra, más peor.

¿Esta vaina llaman soberanía nuestros líderes de la Revolución Ciudadana? Soberanía en cuatro patas será. En cuatro, en cuatro, en cuatro…. ponernos en cuatro para que países de todo el mundo nos sodomicen a placer. Nigeriano, afgano, rumano, ruso, Israelita… bienvenidos.

Dignidad, dignidad, dignidad, visa, visa, visa, visa para todo país que nos la pida a los ecuatorianos. Reciprocidad absoluta = soberanía. Despierta Ricardo, despierta.

Toda esa cultura de violencia y todos esos muertos al por mayor, son de la Revolución Ciudadana, de quienes votamos y seguiremos votando por ellos.

Esos son nuestros muertos, debemos velarlos, darle un beso a sus madres, abuelas hermanos. Tomar un traguito, dar una vuelta en moto alrededor del ataúd dando bala al aire, como ahora hacemos los copiones ecuatorianos que vemos novelas colombianas de sangre, sexo y coca.

Y ahora, también, los muertos son de El Telégrafo, por dedicarse al esfuerzo falso y perro de intentar engañar a sus lectores. Discúlpenme, coidearios y lectores por el cliché final, pero es obvio que no me queda otra: «Los muertos de nuestra política de puertas abiertas, ya son de todos».

 

Julián Reyes