Al igual que en Ecuador, en España la prensa no supo reaccionar ante la autoconvocatoria del movimiento «Indignados».
Aquí -como allá- los medios solo buscaron cómo hacer encajar a estos sujetos reales en su paradigma noticioso y exacerbado, preso en los segundos de la inmediatez. Sin embargo, los movimientos sociales poco a poco necesitan menos plataformas tradicionales para otorgarle forma cronológica al reclamo, al derecho de poder manifestarse cuando las prácticas políticas no los representan.La presencia de su mensaje dependerá ahora de un ejercicio verdaderamente inclusivo a la hora del debate y del poder que alcance su estrategia para visibilizar a las mal llamadas «minorías». Viene a ser urgente decidir qué es aquello que hará que los Indignados sean quienes articulen la teoría del cambio social en este país. Ya pasada la acampada, estas imágenes revisan cómo se vivió el 11M y quiénes fueron sus actores.
Gilda Orellana Rodríguez