A las cuatro de la tarde, el Consejo Nacional Electoral anunció el ‘enceramiento de la base de datos’, lo que quiere decir que su sistema informático está listo para recibir y procesar los votos de todo el país. Un par de horas antes, el expresidente Rafael Correa y sus partidarios tuiteaban unas actas que, decían, provenían de los recintos electorales de España y agradecían a los votantes migrantes en Europa porque allá habría ganado el No en las preguntas 2 (reelección indefinida), 3 (reestructuración del Consejo de Participación Ciudadana) y 6 (derogatoria de la Ley de Plusvalía). “Sólo por la victoria en Europa, todo valió la pena. ¿Qué mayor homenaje que tener el respaldo de nuestros  migrantes? ¡Gracias, hermanos queridos! ¡Nunca les fallaremos!”, dijo el expresidente.

Correa ironizó sobre los cuestionamientos que el CNE tuvo en la elección presidencial: dijo que Flash, el superhéroe que se mueve a la velocidad de la luz, no era competencia para el CNE: “Apenas en dos meses ya no hay muertos en el padrón (¿recuerdan?). Tampoco hay fotos de los votos asistidos en los autos de las personas con discapacidad, ni ninguna otra “irregularidad”.
Es claro: todo era manipulación de la prensa.” Se refería a los cuestionamientos que tuvo el organismo electoral en la elección presidencial, cuando en redes sociales se denunciaba aparición de papeletas en carros, manipulación de padrones electorales, irregularidades que intentaban pintar lo que sus opositores llamaron jugar con la cancha inclinada —algo que Correa alega ahora, al punto de llamar dictadura al gobierno de Moreno: cuán pronto cambian las cosas en el Ecuador.

Son las cinco de la tarde y se han cerrado las 35 mil 105 juntas receptoras del voto. Media hora antes, la consejera Luz Haro (del CNE) instó a los ciudadanos a votar, recordándoles que hay una multa económica —de casi 40 dólares— por no cumplir con la obligación del voto. La admonición no alcanzó a todos: al cierre de la elección, 26 de cada 100 votantes no se presentó. La obligatoriedad tal vez es lo que esté carcomiendo la democracia ecuatoriana, tan adolescente que se decomisaron 447 litros de alcohol, se clausuraron 8 locales por violar la ley seca, y se multó a cinco personas por llegar ebrias a votar. Uno fue detenido por intentar votar bajo el nombre de otro ciudadano.

Las máquinas están ‘enceradas’: curioso adjetivo para un sistema que empieza a contar los votos que definirán el futuro de un país en el que todo cambia muy pronto.